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Con tasas de interés más altas en el Banco de la República, ¿cuándo volverá a haber crédito barato?
Cuatro incrementos en tasas de interés ha aplicado el Banco de la República este año. Llegaron a 7,5 %, el nivel más alto desde 2016. Obligaciones en UVR, en apuros. Nuevos préstamos, los más afectados. Tarjetas de crédito, intocables. ¿Hasta dónde llegará el apretón?.
Los tiempos del crédito barato en Colombia han ido quedando atrás y lo que se preguntan los colombianos es ¿hasta cuándo el país estará en esa tendencia?.
Con el aplicado el 30 de junio, son cuatro los incrementos en las tasas de interés de referencia que ha efectuado la junta del Banco de la República en lo que va corrido de 2022.
La más reciente, que también fue parte del paquete de medidas aplicadas para contener la inflación, fue la más fuerte de los últimos tiempos y más de uno se refirió a ella como ‘mucho apretón’.
La decisión fue tomada por unanimidad, como no sucedía hace mucho tiempo en la mesa en la que se sientan los integrantes del equipo directivo del Emisor, lo que evidencia que ya son todos los que están viendo las nubes grises.
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El mismo gerente del Banco, Leonardo Villar, confirmó lo sucedido: “por unanimidad, decidimos subir 150 puntos básicos”. Eso significa que, de un solo tajo, las tasas de interés de referencia, que posteriormente se trasladan a todos los demás créditos, quedaron en 7,5 por ciento y con la expectativa de que pueden seguir en escala ascendente, es decir, que vengan nuevas alzas en los próximos meses. El mercado lo espera así, pero Villar no lo confirmó, pues dijo que estarán monitoreando el comportamiento de la economía y la inflación, tanto global, como local.
Al fin de cuentas, el objetivo del Banco es torcer el rumbo alcista de la inflación en Colombia, teniendo en cuenta que este indicador le pega fuertemente al bolsillo de los hogares, al encarecer la canasta familiar. Hoy está en 9,07 por ciento y las señales indican que seguiría cuesta arriba.
A la economía no le falta oxígeno
La economía continúa creciendo, mostrando así que el exceso de demanda de bienes y servicios permanece y, justamente, ha sido una de las causas de las presiones inflacionarias. Todo, porque la gente empezó a consumir más después de la pandemia, pero no existía la suficiente oferta disponible, lo que generó un desbalance que, a fin de cuentas, lleva a aumentos en los precios.
El fenómeno inflacionario es mundial y en Colombia ha estado impulsado por los alimentos, que, según los datos de mayo, se incrementaron 21 por ciento, luego de haber subido 26 por ciento en abril.
El futuro en el precio de la comida sigue siendo incierto. Aunque la expectativa es que la inflación de alimentos empiece a ceder en el segundo semestre por la salida de las cosechas grandes, lo que debería moderar los precios, vienen otras amenazas, como la del costo de la gasolina, el cual le pega literalmente a todo.
¿Por qué hay que desestimular los créditos?
Para bajarle la espuma a esta situación, el Emisor está aumentando el costo de los créditos, lo que implica un fuerte impacto para los hogares, principalmente los de menores ingresos, pues, según un estudio realizado por DataCrédito Experian, 7 de cada 10 préstamos los solicitan los colombianos en estratos socioeconómicos pobres y vulnerables.
El objetivo del Emisor, con la subida de las tasas de interés de referencia, es desestimular que los ciudadanos se sigan endeudando para hacer compras a granel, lo que podría poner en riesgo las finanzas de las familias, pues los créditos más costosos son precisamente los de consumo y, en particular, los que se toman con las tarjetas de crédito. Además, el dinero plástico tiene la desventaja de que la persona pueden perder el control de cuánto gasta cada mes y a la hora de pagar, podría incurrir en gastos por comisiones adicionales.
Deudores en UVR, preocupados
El aumento de la inflación, el cual conlleva al alza de las tasas de interés, lo sienten con más fuerza los créditos que fueron pactados con tasa variable, como los que están atados a la UVR (la mayoría de ellos, hipotecarios y educativos). Las estadísticas de la Superintendencia Financiera registran que cerca de un 20 por ciento de la cartera está en tasa variable. El escenario de esta población no es el mejor. La inflación alta les va subiendo el monto de sus obligaciones mensualmente y si corren a pasarlo a pesos, el interés será mayor al que habían pactado originalmente.
Fuentes del sector financiero destacan que, en un escenario al alza de las tasas de interés, si de crédito convencional se trata (en pesos), los más afectados son quienes toman obligaciones nuevas, principalmente, de consumo y microcréditos, pues las deudas hipotecarias son a largo plazo y tienen una cuota estable hasta que termine el periodo de amortizaciones. Las alzas en los costos son innegables. Para julio, el interés bancario corriente en crédito de consumo fue establecido en 21,28 por ciento, mientras que en junio era de 20,4 por ciento. El de microcrédito pasó de 37,97 por ciento a 39,47 por ciento.
El exministro de Hacienda Juan Camilo Restrepo ilustra bien lo que está pasando: “La inflación cerrará el año en cerca del 9 por ciento, el triple de la meta del Emisor, y el salario mínimo decretado para 2022, pese a que fue de 10,07 por ciento, ya se lo tragó la inflación del primer semestre”.