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El año 2024 es bisiesto: ¿por qué se le agrega un día a febrero cada cuatro años?
Este es un intento de conciliar la precisión del calendario cristiano occidental con la rotación de la Tierra alrededor del Sol y con otros hechos astronómicos.
En mi familia se dice que mi padre nació el 29 de febrero de 1936, en un día bisiesto de un año bisiesto. Tal vez sea lo adecuado para un hombre que suele decir que no le gustan los cumpleaños: tiene una buena excusa para saltarse ciertas celebraciones.
¿Cuál es la diferencia entre un año normal y uno bisiesto?
Según el calendario gregoriano, que se ha impuesto en todo el mundo, un año tiene 365 días. Un año bisiesto, en cambio, 366. Este es un intento de conciliar la precisión del calendario cristiano occidental con la rotación de la Tierra alrededor del Sol y con otros hechos astronómicos: los solsticios de verano e invierno, que marcan el comienzo del calendario de verano e invierno y los equinoccios, las dos fechas en las que el día y la noche tienen igual duración e indican el inicio del calendario de primavera y de otoño.
¿Dónde está el problema?
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En pocas palabras: no hay un calendario perfecto. Cada calendario representa un año, pero nunca es matemáticamente perfecto. En realidad, un año es el tiempo que tarda la Tierra en dar la vuelta al Sol. Este período, que los astrónomos llaman el año trópico, no dura exactamente 365 días, sino en realidad 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos o 365,2422 días.
Es decir que existe un margen de error de casi seis horas en cada año normal, y los años bisiestos compensarían esos 0.2422 días. Si no tuviéramos años bisiestos, nuestras estaciones no estarían sincronizadas alrededor, con una diferencia de alrededor de 24 días, después de tan solo 100 años.
¿Con qué frecuencia tenemos años bisiestos?
Los años bisiestos ocurren casi cada cuatro años, con algunas excepciones. Estos fueron introducidos por el emperador romano Julio César en su calendario juliano. En aquel entonces, tuvieron siempre lugar cada cuatro años. El calendario gregoriano, en honor al Papa Gregorio XIII, fue inventado por Aloysius Lilius, un astrónomo y filósofo italiano, para reemplazar al calendario juliano, cuyos criterios son algo más estrictos para los años bisiestos.
Según el calendario gregoriano, los años bisiestos se pueden dividir equitativamente por cuatro, y los años del siglo que terminan en “00″ son años bisiestos si son divisibles por 400, pero no si se pueden dividir por 100.
Hay que omitir algunos años bisiestos por el hecho de que esas horas adicionales o decimales (las 5 horas, 48 minutos y 46 segundos) son 11 minutos y 14 segundos menos que un cuarto de día. Entonces, en cierto sentido, estamos “reajustando el reajuste”, pero aún así, la suma es imperfecta.
Batalla de los calendarios
El calendario gregoriano se adoptó por primera vez en Italia, Polonia, Portugal y España en 1582. Está considerado como uno de los calendarios más precisos en uso en la actualidad, pero mantiene un margen de error de aproximadamente 27 segundos por año, es decir, un día cada 3.236 años. Es el cuarto en tener más precisión detrás del calendario maya, que tiene un margen de error de un día cada 6.500 años. El calendario juliano revisado de 1923 tiene un margen de error de un día cada 31.250 años y el calendario iraní solar Hijri, de un día en 110.000 años. Se dice que el Hijri solar logra su alta precisión por el uso de observaciones astronómicas en lugar de matemáticas.
¿Tienen los otros calendarios años bisiestos?
Sí. El calendario chino tiene años bisiestos con meses bisiestos, en lugar de días bisiestos como el gregoriano. El hindú también cuenta con un mes adicional. El etíope tiene 13 meses, y el mes 13 tiene cinco días en un año común, y seis en un año bisiesto. El año bisiesto musulmán tiene lugar 11 veces en un ciclo de 30 años. Y un año bisiesto judío tiene entre 383 y 385 días. Esto ocurre siete veces en un ciclo de 19 años.
¿Para qué nos sirve?
La hora mundial se ajusta con regularidad para compensar las irregularidades en la rotación de la Tierra. Sin embargo, es muy importante que las personas tengan la impresión de vivir en armonía con el tiempo y los hechos astronómicos, por ejemplo, por razones religiosas como la Pascua, que está estrechamente relacionada con la primavera.
Pero si no fuese por dicho motivos, ¿habría una diferencia significante para nosotros si las estaciones cambiaran de un mes a otro, o si perdiéramos algunas horas o días durante miles de años? ¿Nos daríamos realmente cuenta?