Aliso, arrayán, cedro, cerezo, ciro, cucharo y duraznillo, son algunos de los ejemplares que pueden desarrollarse en el bosque alto andino y zonas de páramo. Foto: CAR | Foto: CAR

GRUPO RÍO BOGOTÁ

Sembrarán más de 95.000 árboles para restaurar el Neusa

En un terreno de 47 hectáreas sembrarán 95.780 arbustos para reemplazar al pino, una especie invasora que está afectando al suelo y a la fauna del lugar, además de representar un peligro para los visitantes.

30 de septiembre de 2020

* Este es un contenido periodístico de la Alianza Grupo Río Bogotá: un proyecto social y ambiental de la Fundación Coca-Cola, el Banco de Bogotá del Grupo Aval, el consorcio PTAR Salitre y la Fundación SEMANA para posicionar en la agenda nacional la importancia y potencial de la cuenca del río Bogotá y  sensibilizar a los ciudadanos en torno a la recuperación y cuidado del río más importante de la sabana.

La llegada de especies exóticas puede traer graves consecuencias para los ecosistemas. En el Parque Forestal Embalse Neusa, por ejemplo, las plántulas de pino han causado afectaciones al suelo y al desarrollo de la fauna con el paso de los años pues sus árboles ya están sobremaduros. Además, significan un riesgo para los visitantes.

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Por estas razones se llevará a cabo un proceso de restauración en un terreno de 47 hectáreas conformado por un bosque envejecido en donde el pino abunda. Sembrarán 2.000 árboles por hectárea.  

A raíz de un convenio entre la Universidad Javeriana y la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), pudieron identificar 18 especies aptas para sembrar en este lugar con ayuda de la Fundación Yarumo. Aliso, arrayán, cedro, cerezo, ciro, cucharo y duraznillo, son algunos de los ejemplares que pueden desarrollarse en el bosque alto andino y zonas de páramo. 

La degradación del bosque alto andino, como es el ecosistema del Parque Forestal Embalse Neusa, viene de años atrás. La época de la colonización y, posteriormente del desarrollo industrial afectó en gran medida este lugar. Foto: CAR

El Aliso, por ejemplo, es una planta que se adapta a terrenos mal drenados, es de rápido crecimiento, fijadora de nitrógeno e inductora de procesos de restauración en bosques secundarios. Otras, como el ciro, son aptas para la recuperación de los suelos, el control de la erosión y la restauración de bosques, además de soportar sequías y suelos poco profundos y erosionados. 

La degradación del bosque alto andino, como es el ecosistema del Parque Forestal Embalse Neusa, viene de años atrás. La época de la colonización y posteriormente del desarrollo industrial afectó en gran medida este lugar pues muchos de sus bosques fueron talados para cultivos, lo que a su vez propició la llegada de especies invasoras al lugar. Una razón por la que los bosques alto andinos son considerados ecosistemas frágiles.

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Esta especie presenta características alelopáticas, es decir, que produce uno o más compuestos bioquímicos que influyen en el crecimiento, supervivencia o reproducción de otros organismos. Asimismo, tiene grandes requerimientos de agua y no permite el establecimiento de especies autóctonas, limitando la regeneración natural del bosque nativo, restringiendo la biodiversidad. 

Sembrarán 2.000 árboles por hectárea. Foto: CAR

A raíz de ello la CAR se puso en la tarea de restaurar este territorio para preservar el ecosistema de bosque alto andino. En este lugar, las hojas del pino incluso ya formaban un colchón de hasta 40 centímetros sobre el suelo, que queda allí, impidiendo la actividad biológica y sin descomponerse por muchos años 

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Miguel Ángel Lizarazo, ingeniero forestal de la Dirección de Gestión de Ordenamiento Ambiental y Territorial de la CAR, expuso que la mayoría de estos árboles tienen raíces superficiales y mal desarrolladas que, con el tiempo, podrían representar un peligro para las personas que van al Neusa. 

Esperan que en los próximos 12 meses se vean cambios en el ecosistema y que el proceso de rehabilitación tenga frutos.