Fiesta del Libro

"Me gusta jugar con los límites de la ficción y la no ficción": Mariana Oliver

Hablamos con a la escritora mexicana, que presentará su libro de ensayos 'Aves migratorias' en la Fiesta del Libro de Medellín y dictará un taller de ensayo en la Casa Tragaluz a partir del 10 de septiembre.

7 de septiembre de 2019, 9:44 a. m.
Mariana Oliver escribe ensayos y está terminando un doctorado en Letras Modernas en la Universidad Iberoamericana.

Aves migratorias (Tragaluz, 2019), libro de ensayo literario de la escritora mexicana Mariana Oliver, es, sobre todo, la bitácora de una viajera con una curiosidad omnívora. Le interesa la Segunda Guerra Mundial, la caída del muro de Berlín y Christa Wolf, la migración de las grullas y los ataques de los hombres —y Dios— a la feminidad, los griegos, su mito, y las películas en VHS, las escalas arquitectónicas y el lenguaje como matriz, la casa como extensión del cuerpo y la palabra como extensión de la vida. En once ensayos de poder narrativo y descriptivo, Oliver echa luz sobre estas ideas, a las que acude con la habilidad del retratista.

Oliver está de visita en Medellín para participar de la Fiesta del Libro y la Cultura, en la que presentará sus ensayos, y dictará un taller de cuatro días en la Casa Tragaluz (Calle 9 #43C - 50) a partir del martes 10 de septiembre. ARCADIA habló con la autora sobre Aves migratorias y sobre su particular forma de construir sus ensayos.

Sus ensayos parecen el relato de una viajera, ¿que tan importantes son los lugares a la hora de exponer ideas?

Son importantes, en tanto que todos los lugares de estos ensayos son una imagen a partir de la cual construí ideas narrativas que después fui trabajando en los ensayos. Son fundamentales, porque esos lugares precisamente me sirvieron para pensar, para pensar qué era lo que quería decir de cada sitio, qué era lo que cada lugar me provocaba, o qué era eso de mi identidad que se ponía en juego en cada lugar, qué era lo que más me inquietaba de cada sitio.

En el ensayo "Capadocia" usted está ahí, pero en el ensayo que se titula Casandra usted no está en la Unión Soviética, ¿qué tanto investiga esos lugares? ¿Se da licencias ficcionales?

En el ensayo están permitidas muchísimas licencias ficcionales. Incluso una de sus herramientas narrativas es, desde luego, la ficción. Me gusta jugar con estos límites de la ficción y de la no ficción. La investigación para ese ensayo puntual no fue tan larga, fue como de mes y medio. Yo había leído mucho a Christa Wolf para tesis de maestría, había pensado mucho en Casandra (obra de Wolf) y había trabajado mucho con el mito, pero desde la academia. Me quedó como una obsesión con esta mujer, con su papel en el gobierno, con la fe que tenía, con sus posturas políticas, entonces el proceso fue de ver entrevistas y vi mucho un video que está disponible en Youtube donde ella está dando un discurso en la Alexanderplatz, en 1989, cuando empieza diciendo que todo movimiento revolucionario comienza en el lenguaje, es un video que está a color y puedes ver un montón de  cosas, sus gafas, su lectura la gente. También reviso siempre bibliografía y trabajo mucho con mapas, notas de periódicos, en archivos de museos, busco cosas que me sirvan, busco conexiones entre los objetos y el espacio para preguntar ¿‘a mí qué me dice todo esto’?

En sus ensayos siempre hay dos relatos, uno que parece protagonista pero otro que respira en el fondo y toma protagonista después de un punto de quiebre…

Esto es parte de mi postura, de mi ejercicio poético. Me interesa muchísimo la exploración en el lenguaje cuando se está hablando de lo que no se está diciendo. Me interesa construir esos significados, todo lo que se queda en blanco en la hoja es en realidad el texto, sobre lo que estoy hablando. Ese poder de la evocación que no está en lo literal es lo que más me interesa construir.

En el ensayo clásico, se construye el texto alrededor de una tesis, pero parece que los textos suyos están cimentados en el lenguaje y no en las ideas…

Yo tengo muy presente una charla que tuve hace muchos años con una profesora en la universidad, cuando estaba haciendo yo la tesis de licenciatura, hace mucho tiempo. Ella me dijo: ‘Mariana, tienes que fijarte mucho en el lenguaje, porque con lo único que estás trabajando aquí es con el lenguaje’. Entonces me he quedado pensado mucho en eso todo el tiempo, y fue algo en lo que pensé mucho mientras estaba construyendo el libro. Era consciente de que mi barro, la arcilla que tenía para trabajar, era el lenguaje. No me gusta hablar de ideas, y quizá la fuerza de la imagen está en la imagen mismo, pero yo tenía que buscar la manera de que existiera de otra manera en palabras.

Hablaba de una mezcla entre la ficción en la no ficción en el ensayo.

Una de las maravillas del ensayo, y aquí la respuesta de por qué yo escribo ensayo, es justamente su carácter de hibridez, porque es posible que en el ensayo quepa todo, que tenga sus momento ficcionales, no ficcionales, que de repente esté coqueteando con la crónica, que surja de écfrasis, que tenga una parte muy narrativa, en fin. Yo no estoy inclinada hacia algo en particular, yo empecé a escribir ensayo un poco por casualidad, porque me dieron una beca y me puse a escribir ensayos y aprendí un poco leyendo. Yo no soy narradora, ni poeta, ni cronista. Pero eso no significa que a lo mejor de repente haya detectado alguna de las fórmulas de estos géneros que te digo y haya podido integrarlas, o sean parte del ensayo o sostengan algunas partes del ensayo.

¿Cómo será el taller que dará en la Casa Tragaluz el martes 10 de septiembre?

El taller es de ensayo literario, vamos a trabajar solamente con escritura de ensayo en cuatro sesiones. Es un taller un poco largo, de 12 horas, y el primer día vamos a hablar sobre la definición de ensayo, que es el tema ineludible, vamos a discutir qué es y qué no es. Después vamos a mirar estructuras de ensayo, para poder replicar una. Como yo escribo a mano todo, vamos a hacer así todos, para que vayan borrando. Trabajaremos con imágenes, cómo sirven para construir ensayos, como la écfrasis sirve como el preambulo de los hilos narrativos. Los dos últimos días veremos la yuxtaposición del lenguaje, cómo se puede construir significado mezclando códigos y disciplinas.