Entrevista
"Nos consideran peligrosos porque lo cuestionamos todo"
Los padres de la "empatía radical", el sociólogo Sam Richards y la académica Laurie Mulvey, hablarán en Bogotá sobre el diálogo intercultural y posconflicto el próximo 17 de mayo.
Sam Richards es el profesor de la clase de sociología más concurrida de Estados Unidos y autor del ‘Experimento radical en empatía’, una de las charlas TEDx más vistas en línea. Fue llamado uno de los "101 académicos más peligrosos de Estados Unidos" por un polémico libro del autor David Horowitz. Su curso, en la Universidad Penn State, cuenta con más de 750 estudiantes cada semestre y un legado de dos décadas. Trata preguntas como: ¿Pensamos por nosotros mismos? ¿Somos racistas? ¿De dónde vienen nuestras preconcepciones sobre los otros? ¿Somos machistas? ¿Conocemos realmente a quienes llamamos ‘enemigos’?.
Richards es codirector de la organización World in Conversation, que promueve el diálogo intercultural y que ha logrado, entre diversas experiencias, conectar a estudiantes de Estados Unidos, Afganistán, Iraq, Israel, Palestina, Egipto, China, Irán y Qatar para que dialoguen sobre sus culturas y creencias a través de tecnologías de comunicación como la videoconferencia. Laurie Mulvey, la otra directora, que también enseña en la Universidad de Penn State, acompaña a Richards a Bogotá. Ambos estarán el próximo martes 17 de mayo en la Universidad ECCI en la actividad ‘Entendimiento intercultural y sociología del posconflicto’ a las 10:00 a.m. y luego a las 6:00 p.m. (Calle 17 No.4-64. Entrada libre. Cupo limitado).
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¿Qué es la "empatía radical"?
Sam Richards: En términos simples, es tomar a una persona que uno odia o teme, que no es difícil de encontrar en Colombia, y pensar "Yo odio a esta persona, y ella me odia a mí. Yo me siento justificado en mi odio, ella también. Entonces: ¿por qué me odia tanto? ¿Qué tengo o qué he hecho?". Cuando uno trata de entender eso, de entrar en la cabeza de la otra persona, eso es empatía radical y eso genera cambio de verdad. Aplicar la empatía es muy, muy difícil. A un padre le cueste, entendiblemente, tener empatía con su hijo adolescente. Entonces es una tarea supremamente difícil en una situación de conflicto, pero a eso nos dedicamos. Porque eso genera una transformación en las personas que va resolviendo los enfrentamientos. El título de la charla fue idea de Laurie.
Laurie Mulvey: Es redundante la verdad. La empatía, el poder entender de verdad lo que siente otra persona, siempre es radical y por eso genera cambios.
¿Por qué cree que algunos lo consideran peligroso?
S.R.: Fue por un caso particular, estábamos hablando de Cuba ya hace varios años. Estaba aplicando empatía radical a la situación, para entender cómo se estableció el comunismo en la isla. El sistema no se montó solo, la gente estaba insatisfecha y vio algo en la ideología. Quería partir de lo que sentían los cubanos. Eso fue lo que les pareció extremo, esa consideración, y al ser profesor soy ‘peligroso‘ porque les enseño a los jóvenes. Es radical, asumir la posición del "enemigo", en ese momento los comunistas y ahora los terroristas islámicos, pero estoy dispuesto a hacerlo si genera cambio y entendimiento. La mejor manera de acabar un conflicto es comprender las motivaciones de ambos lados, lo cual significa reconocer nuestras propias fallas. Además, Laurie y yo no somos de un partido político. Ese quiere decir que somos una amenaza a todo el sistema, porque invitamos a cuestionarlos a todos.
Ambos son conocidos por su uso extenso de tecnología en su trabajo y en el salón. ¿Por qué la adoptaron tan rápidamente?
L.M.: A mí no me apasiona la tecnología, pero nos da infinitas posibilidades de conexión. No solo con nuestras familias y amigos, sino para acabar con las barreras que existen en el mundo, tanto las físicas y las de comunicación. En vez de ver un país por medio de lo que dice su gobierno o sus medios de comunicación, podemos dialogar uno a uno con sus ciudadanos. Cambió por completo el juego. La tecnología cruza fronteras y comunica experiencias a personas que no hubieran podido acceder a ellas de otro modo. El potencial es increíble.
S.R.: Por ejemplo, trabajamos mucho con situaciones de guerra y conflicto. Tengo un amigo iraquí, nos conocimos después de una de mis charlas, y con Skype puedo ponerlo delante de mis estudiantes. Pueden ver, con sus propios ojos, alguien tremendamente afectado por la guerra. La guerra para de ser un conflicto distante, ajeno a sus vidas, y se convierte en algo real. Pueden oír la historia de un soldado luchando contra ISIS, de la manera en la que él la cuenta. Esas conversaciones, que parecían imposibles de tener, generan reflexión, lo cual genera cambio. Se podrían tener conversaciones así aquí, en Colombia.
¿Que quieren lograr en su visita a Colombia?
S.R.: Primero, siempre que viajamos buscamos aprender. Nuestro trabajo se basa en conectar a personas con nuevas ideas. En una situación tan compleja como la de Colombia, lo que queremos es entender.
L.M.: Todo el mundo tiene algo que puede dar. He estudiado tantos conflictos y descubierto patrones dentro de ellos, que quisiera compartir eso. Por ejemplo, mi investigación de Israel y Palestina me ha dado herramientas para usar en los enfrentamientos en mi vida personal. Entonces quiero compartir mi conocimiento mientras aprendo de los colombianos, así podemos trabajar juntos para entender mejor que está pasando y cuál es el próximo paso.