Una foto que tomó Tunick en el Teatro Colón.

Entrevista

“Estas imágenes llevarán al público a otros mundos”

Ya se encuentra en el Museo de Arte Moderno de Bogotá las fotos que el artista Spencer Tunick tomó en Bogotá en junio. El estadounidense, que no pudo asistir a la inauguración por estar enfermo, contestó nuestra llamada para contarnos cómo fue su experiencia en Colombia.

RevistaArcadia.com
9 de diciembre de 2016

¿Cómo se diferenció su trabajo en Bogotá de los otros que ha hecho?

Creo que la gente fue muy valiente posando con el clima bogotano y desnudándose en un país que tiene ciertas sensibilidades sobre el cuerpo y la libertad de expresión. Por otro lado, fue complicado registrar a los participantes el día de las fotos porque solo había una entrada y una persona empezó a ponernos problemas. Eso hizo que tuviéramos que comenzar un poco más tarde, creo que era alguien de la Policía, pero no estoy seguro. Sin embargo, no hubiéramos podido llevar a cabo el ejercicio sin la ayuda de la Policía. Muchas personas participaron para que lográramos llevar a cabo este proyecto, y siento que en últimas se trata de una obra colombiana, a pesar de que yo soy un artista estadounidense.

¿Qué experiencia particular resalta de la sesión fotográfica en el país?

En una calle larga, la tercera locación de la sesión, solo había hombres. Estábamos en una calle hermosa, en el centro de la ciudad, y cuando acabamos todos se agruparon alrededor mío, unos 1.000 hombres desnudos, y empezaron a aplaudirme. A mí pero también a ellos mismos. Me conmocionó ver a todos esos hombres que decidieron revelar a mi cámara sus cuerpos.

¿Cómo escogió las locaciones?

Lo primero que necesitaba era una área grande para incluir a todo el mundo, antes de dividirlos en espacios más pequeños. Necesitaba así mismo varios espacios para que hubiera diversidad en las imágenes. La Plaza de Bolívar me llamó la atención por el Palacio de Justicia y la Casa de Nariño, también quería trabajar con la montaña, y con la idea de el valle como su extensión orgánica. El tercer lugar fue el Teatro Colón, que conocí hace tres años, cuando aún lo estaban renovando. Ya había trabajado en teatros, como la Ópera de Sidney, pero este me impresionó más, sentía que era un espacio muy aristocrático, con sus murales y sus pinturas y quería yuxtaponer eso con gente común y corriente.

¿Cómo escogió las fotos que terminaron en el MAMBo?

Tenía unas 16 opciones al comienzo. Algunas eran similares mientras que otras sí tenían su propia personalidad. Entonces les pedí ayuda al museo y a los curadores de la muestra. Creo que es clave tener la opinión de ellos, que se involucren en el proyecto, pues en últimas se trata de un ejercicio colaborativo.

¿Por qué deberían ir los colombianos al MAMBo a ver sus fotos? ¿Con qué se encontrarán?

Creo que las fotos llevarán al público a otros mundos. Al ver las obras pensarán sobre el poder y la unidad de la gente que decide ir más allá de los límites establecidos. También los fanáticos de la fotografía entenderán por qué una foto aislada en un museo es mucho más poderosa que una imagen de un iPhone. Cuando uno ve una imagen aislada en un museo, grande y curada, uno ve el ojo mental del artista: es una especie de meditación. Además, creo que es importante que vayan a apoyar el museo. Cuando alguien solo consume televisión, cine y música, su experiencia cultural queda incompleta.

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La exposición va hasta el 20 de diciembre.