La fascinación de J. J. Abrams por el misterio viene de la infancia, su serie favorita era Dimensión Desconocida (The Twilight Zone)

PERFIL

J. J. Abrams, el hombre del misterio

El director de la nueva película de Star Wars reúne una extraña mezcla de talentos. Basta con mirar entre sus éxitos de cine y televisión películas como Misión Imposible III o Star Trek y series como Lost, Alias y Felicity.

revistaArcadia.com
11 de diciembre de 2015

En una charla para TED Talks J.J. Abrams habla durante 18 minutos sobre su idea del misterio. En el medio de su monólogo acelerado, con brotes de un humor neoyorkino que recuerdan a Joe Costanza de Seinfeld, Abrams muestra al público una caja que adquirió siendo un niño. “A mistery box” que pedía ser abierta para acceder a sus secretos de magia infantil. Abrams jamás la abrió. La conserva sellada en la oficina de su productora Mad Robot, para recordar la importancia de perseguir el misterio. “Eso que siempre está por descubrirse en una historia, tiene que ver con la posibilidad, la esperanza y la potencia”, concluye Abrams.

Al revisar la filmografía de J.J. Abrams y los títulos que tiene en su haber como director, guionista y coproductor, se entiende fácilmente la elección del neoyorkino de 49 años para llevar adelante la nueva entrega del fenómeno de Star Wars. Sus películas no solo fueron éxitos de taquilla, sino que parecen alineadas con el género de la ópera espacial. Hay acción, sci-fi y una inclinación por películas que remiten a los años ochenta. Misión: Imposible III (2006), Star Trek (2009) y Super 8 (2011).

Más interesante sería rastrear su paso por la televisión estadounidense. Pues Abrams es el creador de varios fenómenos mundiales. Su nombre aparece detrás de esas series que marcaron el fin de los noventa y la inauguración del milenio con nuevas tecnologías y estéticas.

Alias se estrenó en 2001. La agente secreta Sydney Bristow (Jennifer Gardner) descubre que trabaja para sus enemigos y rápidamente su mundo se convierte en un montaje en el que todos llevan una doble identidad, como ella. La serie finalizó en el 2005. Pero durante cinco temporadas, fue aclamada por la crítica, ingresando en varios listados especializados de las mejores series de televisión.

Lost apareció en el año 2004 y rápidamente se convirtió en una obsesión mundial. ¿Qué pasaba en esa isla? ¿Estaban vivos o muertos? ¿Por qué había un oso polar y una terrorífica presencia humeante? En ese entonces, se esperaba un año hasta la próxima temporada y Lost mantuvo la voracidad de su público durante seis. La historia de los sobrevivientes de un accidente aéreo atrapados en una extraña isla cosechó premios y fanatismo hasta su último episodio en 2010, que aunque decepcionó a muchos, reunió en simultáneo a los fanáticos de nueve países. Lost ingresó en el imaginario de la cultura popular estadounidense. Sus personajes y misterios dejaron referencias en series, canciones y cómics.

Además de ser el creador de Alias y Lost, Abrams escribió el guión de estas series, las produjo y hasta compuso sus temas musicales. No había terminado la primera, cuando ya se había embarcado en la segunda. Y con el listado de películas en mano, salta a la vista que mientras trabajaba en Lost, Abrams debutó en Hollywood con Misión: Imposible III.

Jeffrey Jacob Abrams nació el 27 de junio de 1966 en Nueva York. Sus padres, productores de televisión, decidieron mudarse a Los Ángeles, California, y Abrams se crio en la meca de la industria del entretenimiento. Cuando comunicó la decisión de estudiar cine, su padre le dijo: “es más importante saber qué se quiere contar en una película, que aprender a hacer una película”. El consejo caló en el joven que eligió la carrera de literatura en la prestigiosa Sarah Lawrence College. Sus años universitarios los dedicó a escribir guiones y en 1998, cuando escribió la historia de un asteroide a punto de impactar la tierra, la película se convirtió en el éxito mundial conocido como Armageddon.

Con ese impulso, Abrams escribió su primera serie de televisión. La historia ni siquiera llegó a los 100 capítulos y solo duró cuatro temporadas. Se transmitió de 1998 al 2002 y eso bastó para que Felicity entrara en la lista de la revista TIME como una de las mejores series de televisión de todos los tiempos. Felicity era el singular nombre de una joven que llegaba a Nueva York para iniciar su vida universitaria.

Puede resultar sorprendente tener títulos como Lost, Alias, Mission : Impossible, Star Trek -y ahora Star Wars - en la misma bolsa de Felicity. Sin embargo, esta serie fue la génesis de todo y quizás sea más interesante a la hora de entender la forma en que J.J. Abrams concibe sus historias.

El misterio es una pregunta que ronda a los personajes. El no saber cómo va a terminar la vida de Felicity, por cuál de sus dos amores se decidirá finalmente o el motivo por el que grababa sus intimidades en unos casettes, resulta tan misterioso como la vida de una mujer que descubre que su padre es un agente secreto como ella o esa isla que se mueve en el tiempo y el espacio. No importa la historia, Abrams construye un ambiente nebuloso para todas.

La nueva película de Star Wars representó un gran desafío. Abrams dice haber buscado únicamente hacer una película encantadora. “No se trataba de introducir un cierto número de juguetes pararesponder a una corporación y tampoco intenté calmar a nadie. Solo podía entusiasmarme la idea de contar una buena historia”, comentó en una entrevista para la revista Wired.

Abrams remarca una diferencia entre hacer series de televisión y hacer cine. “La televisión es una promesa, un acto de fe. Uno presenta un piloto, pero la historia y los personajes pueden evolucionar de formas inesperadas. La suerte fluctúa y nadie sabe cómo va a terminar una historia en televisión. En el cine, no hay lugar para el azar. Tienes que contar la historia y decidir cómo termina. Jamás sabrás que hubiera pasado si…”.

La experiencia de Abrams y su innegable éxito en contar historias para el cine y la televisión hace más atractiva la espera por la nueva película de Star Wars. Seguramente jugará con el pasado y el futuro de sus personajes –como hizo magistralmente en Lost con esas claves que arrojaban los flashbacks de los protagonistas. O se atreverá a poner en crisis la identidad de personajes ya conocidos y la misión que guía sus vidas –como hizo en Alias con esa gran combinación de drama personal y espionaje. O simplemente se concentrará en humanizar a los personajes para que resulten más creíbles o entrañables –así como en Misión Imposible acercó al personaje de Ethan Hunt a un plano real. O quizá se dedique a contar una buena historia desde el guión, de la misma forma que consiguió hacer que una adolescente enfrentando la vida universitaria pasara a la historia.