Diferencia entre deudas buenas y malas.

DEUDAS

¿Existen las deudas buenas?

Pida prestado de forma más inteligente al conocer la diferencia entre deudas buenas y malas.

29 de octubre de 2020

Si bien es posible vivir completamente libre de deudas, no es necesariamente la decisión más acertada. Muy pocas personas ganan suficiente dinero para pagar en efectivo algunas de las compras más importantes de la vida: una casa, un carro o pagar la educación universitaria.

La deuda, por lo general, tiene una connotación negativa, no se piensa en ella como un mecanismo que puede ayudar a mejorar la situación económica en el futuro, sino como un posible dolor de cabeza. Pero si el dinero se administra de manera inteligente y se toman decisiones acertadas, la deuda puede ser buena. 

Una buena deuda es aquella que se utiliza para pagar algo que tiene valor a largo plazo y aumenta su patrimonio neto, como una casa, o le ayuda a generar ingresos, como una inversión inteligente. Se trata de pedir dinero prestado a una tasa de interés baja para aumentar su potencial de ganancias o comprar activos que espera que aumenten de valor con el tiempo.

Los préstamos para estudiantes pueden ser una buena deuda, pues estos suelen tener una tasa de interés muy bajas en comparación con otros tipos de crédito y, además, la educación universitaria puede aumentar su valor como empleado y sus posibles ingresos futuros.

La deuda hipotecaria es otro ejemplo de deuda buena: obtiene una hipoteca para comprar una casa hoy y, cuando haya pagado esa hipoteca, la casa podría valer dos o tres veces su precio de compra. 

Otros ejemplos de buena deuda incluyen los préstamos comerciales, porque poner dinero en un negocio le permite expandirse y aumentar las ganancias futuras.

La característica de una buena deuda es que es esencialmente una inversión, como una acción o un bono. Usted gasta dinero hoy con la expectativa de recuperar su dinero, y generar alguna ganancia adicional, en algún momento en el futuro. 

Eso sí, siendo responsable con sus finanzas, así sea una buena deuda, deberá tener un plan realista de pago que le permita cancelar la deuda lo más rápido posible. 

Además, alguien con una buena deuda también habrá identificado la forma más barata posible de pedir prestado ese dinero. Habrá encontrado la entidad financiera más conveniente, la tasa de interés, el monto del crédito, el plazo y las cuotas que sean más adecuadas. 

Pero, como ya sabe, no todas las deudas son buenas. Contraer deudas por gastos que no tienen un valor duradero, como unas vacaciones caras, una cena elegante o un televisor de 65 pulgadas, es una mala idea.

Así, las deudas malas son aquellas que disminuyen su riqueza, pues se contraen para comprar artículos que pierden su valor rápidamente y no generan algún tipo de ingreso a largo plazo. 

También es probable que las deudas malas no tengan planes de pago realistas y, a menudo, se acumulan cuando las personas hacen compras impulsivas de artículos que realmente no necesitan o cuando piden prestado dinero para pagar sus cuentas mensuales. 

Algunos ejemplos de situaciones en las que no es recomendable adquirir deuda son: comprar ropa, un televisor o un artículo de lujo, para viajar y, en general, el uso de tarjetas de crédito para el pago de las cuentas diarias. 

¿Es mejor no adquirir deudas?

A menos de que obtenga una buena deuda, es posible que no pueda comprar una casa,  acceder a educación universitaria, o montar un negocio. Todas estas inversiones pueden mejorar sus ingresos o su patrimonio neto. 

Administrar la deuda de manera responsable también lo ayuda a construir un buen historial crediticio. Su puntaje crediticio puede ser un factor importante en varios aspectos, como poder arrendar un apartamento, por lo que es mejor dejar esa puerta abierta. 

Es mejor no tener deudas que tener deudas incobrables, pero tener una buena deuda y administrarla de manera inteligente puede ser una decisión financiera que aporte positivamente a su patrimonio. 

Consejos para evitar las deudas malas

Cuando considere pedir dinero prestado, hágase las siguientes preguntas. Si alguna de las respuestas es "no", es probable que esa deuda sea mala.

  • ¿Estoy pidiendo prestado este dinero lo más barato posible? 
  • ¿Podré hacer frente si las tasas de interés suben en el futuro?
  • ¿Podré afrontar cómodamente los pagos mensuales? 
  • ¿Pedir prestado este dinero mejorará mis finanzas a largo plazo?
  • ¿Entiendo los riesgos y lo que podría suceder si las cosas salen mal? 
  • ¿Entiendo todos los términos y condiciones asociados con el préstamo de este dinero?
  • ¿Qué tipo de activo voy a adquirir con este dinero? ¿Se deprecia rápidamente?