Bogotá
Denuncian caso de maltrato y bullying en el Gimnasio Colombo Británico. El colegio responde
Una estudiante del GCB Bilingüe Internacional y su familia denunciaron todo lo que habría ocurrido en el reconocido colegio.
El pasado 26 de enero, SEMANA reveló las escalofriantes denuncias de seis familias que afirmaron que en la institución educativa American Garden, sus hijos sufrieron maltrato físico, emocional y psicológico.
Justamente, una estudiante del GCB Bilingüe Internacional y su familia, motivados por las revelaciones, se acercaron a denunciar que fueron víctimas del colegio.
Según relata Aleida, la pesadilla empezó en marzo de 2022, cuando un estudiante proveniente de la ciudad de Ibagué y otro más, que había perdido dos veces noveno, se le acercaron para invitarla a ser parte de un negocio que consistía en vender vapeadores y brownies con marihuana.
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“Se acercaron a mí porque soy muy sociable. Me dijeron que me daban una comisión. Además, soy American Garden desde 2008, entonces conozco muchísima gente del colegio”, describió Aleida.
Según dice la joven, quien en ese entonces tenía 15 años, se negó a aceptar ese negocio. “Mi mamá fue al colegio con las pruebas y se acercó al coordinador Nelson Díaz. Este le dijo que sí, que él ya tenía conocimiento de la situación, que iban a seguir el conducto regular y las medidas disciplinarias correspondientes, pero no pasó nada”, declara.
SEMANA contactó al colegio y desde allí le explicaron que el coordinador en mención ya está pensionado. Walther Abondado Mikán, rector de la Institución, contestó todas las dudas y la denuncia de Aleida y su familia.
“El tema del happy brownie se dio en el colegio, pero no con estas estudiantes. Se denunció en su momento a la Fiscalía y la familia del joven. El tema de los vapeadores sí se dio con un estudiante de Ibagué, quien al final dejó de ser parte del colegio”, indicó.
Aleida continuó su relato. Después de su «no» y la queja de su mamá al colegio, empezó a vivir los peores días de su vida estudiantil.
“Me gritaban, me trataban mal. No solo los que vendían, sino sus compradores. El matoneo era constante: salte acá, sapa malparida, nos dañaste el negocio”, relata con tristeza.
“La primera agresión física fue en el segundo piso del colegio. Muchos de mis compañeros quedaron aturdidos. Venía bajando y Valentina me cogió por detrás, cogió la maleta y me haló hacia atrás. Me sacudió, yo me agarré de un barandal, no me caí y logré salir corriendo e irme a la ruta”, denunció.
Señala que nuevamente puso una queja ante las directivas del colegio, esperando llamados de atención para su agresora, pero que nada sucedió.
“Falso, los estudiantes que estuvieron implicados en lo de las ventas fueron denunciados y salieron del colegio. La presunta agresora no estuvo nunca involucrada en el tema”, relató el rector.
“La hermana le dijo que no más porque me iba a romper las muñecas. Yo me fui corriendo y mis compañeros salieron detrás de mí. Fue una escena que duró como dos minutos”, indica.
Aleida dice que el matoneo de Valentina fue constante. La amenazaba, la acorralaba en el baño de mujeres poniendo sus dos manos en las paredes para no dejarla salir al pasillo. “Me decía: ‘si nosotros caemos, tú caes también y te hundes con nosotros’”, dice.
Walther Abondado, rector de la Institución, niega que la presunta agresora, es decir, Valentina, haya tenido ese tipo de comportamientos. Aceptó que fue repitente del mismo año en dos oportunidades, que era rebelde academicamente hablando, pero que disciplinariamente no había quejas de mayor gravedad.
“El comportamiento era de una niña retraida, callada, ensimismada. No era una niña con dificultades, más bien con tristeza por repetir noveno y ver a sus compañeros más adelante. Perdió dos veces el mismo año y no le queríamos dar cupo. La familia entutela al colegio y nos toca darle el cupo. Pero no tuvo comportamientos agresivos, no tenemos eso en nuestro archivo”, insiste la máxima autoridad del centro educativo.
24 de junio de 2022
Según relata Aleida, con los comportamientos agresivos de Valentina, le advirtió a su familia que estaba en peligro. “Esta niña me va a matar, me va a empujar. Le dije a mi tío y a mi mamá. Ella me dijo que me iba a cascar, que me lo había buscado y que no iba a responder por lo que iba a hacer”, declara, y agrega que su madre le da la idea de resguardarse en la oficina del las autoridades del colegio durante el descanso para evitar agresiones.
El reloj marcaba las 9:32 a. m. del 24 de junio de 2022, cuando el tío y acudiente de Aleida envió un mensaje a la Coordinación de Bachillerato, liderada por Nelson Díaz, advirtiendo que Valentina quería agredir a su sobrina, como lo indica la siguiente imagen. Dejan claro que, antes del chat, le habían hecho dos llamadas para hablar de ese tema, sin respuesta alguna. SEMANA consultó al rector del GCB sobre ese aviso que pudo evitar inconvenientes entre las estudiantes, y señaló que “una cosa es que entre los muchachos, cuando hay dificultades, se dicen cosas, pero de ahí a que haya hechos es muy distinto. Aquí no hubo premeditación”, destacó.
Aleida, en cambio, envió a SEMANA un chat en el que Valentina habla de la posibilidad de llegar a agresiones físicas.
Valentina, envió un mensaje en el que Aleida le pide pide disculpas por un agarrón en el que reconoce, también se alteró.
A las 10 de la mañana, sonó el timbre del colegio. Aleida dice que salió rápidamente del salón de clase, en una dirección diferente a la que, presumía, se podía encontrar a Valentina. Sin embargo, la otra joven logró identificar dónde estaba y llegó a toda velocidad a reclamarle con fuerza las quejas puestas a su mamá.
“Me volteé y le dije ‘no voy a pelear contigo, me cansé de esto’. La pelada me agarra el brazo, me hala hacia atrás y me suelta. Yo estaba en desequilibrio y las escaleras son unos 8 o más escalones, y yo quedé faltando nada para llegar al descansadero. Mi cuerpo se deslizó y me di un golpe fuerte en la cabeza”, recuerda. Dice que escuchó cómo uno de sus compañeros le reclamó a la presunta agresora por lo sucedido, mientras ella se escapó del lugar.
Aleida se levantó con dolor, mareada y llorando para buscar a Nelson Díaz, quien, según recuerda, estaba con un estudiante hablando en la mitad de la plazoleta.
“Le dije: ‘Valentina me acaba de empujar’. Se lo dije llorando. Él dejó de hablar con el otro niño y me llevó hacia la oficina de él y me dijo que me quedara ahí. Incluso, a su secretaria le pidió que no me fuera a dejar salir”, describe.
El colegio por su parte, niega esa versión. Dicen que las jóvenes en mención tuvieron un altercado después de ser amigas. “Compañeras que se aman y se quieren pero tienen un problema por las redes porque, de manera abusiva, habían estado metiéndose en las de cada una de ellas y poniendo mensajes desobligantes”, dice el rector.
Y agrega: “¿Qué pudimos constatar ese día? En una de las escaleras del tercer piso, la presunta agresora confronta a la otra estudiante de la situación de las redes y la otra quiere evadir el tema, se quiere retirar. La niña que la confronta pone el brazo para que no se vaya. En ese momento, según versiones de otros estudiantes, pierde el equilibrio y cae un escalón. No rodó, no dio botes. Bajan a Coordinación de Disciplina. La presunta víctima dice que ella rodó, que se pegó y el coordinador indaga y no logran comprobar esa versión”, señala Walther.
Aleida se sostiene en su declaración. Dice que pasó el descanso en la oficina de Díaz, que no pudo comer nada y mucho menos llamar a sus papás. Sin embargo, uno de sus compañeros ubicó por celular a su mamá para contarle lo que había sucedido en las escaleras.
“Mientras tanto, yo seguía en esa oficina con mucho dolor en la parte de atrás, sentía punzadas, un hematoma y un morado. Le dije a la secretaria y ella me indicó que no podía hacer nada”, denuncia.
Sobre las 10:40 a. m., aproximadamente, la llevaron a la oficina del vicerector del colegio. En el camino, Aleida se desgonzó y fue la profesora Diana Reina, quién la auxilió.
“Llegamos a la oficina, me encerraron con llave y bajaron la cortina para que nadie me viera. Me tuvieron ahí como hasta las 2 de la tarde, sin comer nada, ni una revisión médica ni comunicarme con mi familia”, dice Aleida.
Según el rector, en las declaraciones recogidas tras los hechos, la educadora Diana Reina negó que haya auxiliado a Aleida y desmintió su versión.
La presunta víctima indica que, pasadas unas horas, Nelson Díaz llegó con Valentina al lugar donde ella estaba. Llevaba con él un acta en la mano que le pidió firmar a las dos implicadas.
“Me dijo: ‘Yo ya hablé con ella. Esto fue un mal entendido entre amigas, firma acá'. En el acta constaba que no había pasado nada, que nos abrazáramos y dejáramos todo ahí. Yo le reclamé, tenía mucho dolor y no le quise firmar”, señala.
Otra de las quejas de Aleida es que el colegio nunca llamó a su familia y que, pese a que fueron avisados por un estudiante, les negaron la entrada a las instalaciones de la institución. Incluso, en el chat con Nelson Díaz, se lee cómo ruegan poder ver a la joven que, presuntamente, fue empujada por las escaleras.
El rector del GCB le dijo a SEMANA que, contrario a lo declarado por la denunciante, Nelson Díaz llamó a la familia de Aleida para ponerlos al tanto de la situación.
“Nunca evidenciamos una afectación física, porque estuvo con nosotros dos horas. Le ofrecimos ir a enfermería y preguntamos si se sentía mal. La niña se reía y decía que estaba bien. Sale del colegio en compañía de sus papás a las 2 de la tarde, caminando de la oficina de Coordinación a la portería del colegio. Eso viene siendo unos 250 metros, caminó normal”, dice.
Contrario a eso, Aleida dice que fueron una compañera y su hermana las que la sacaron del lugar donde estaba encerrada. “Me dolía la cadera, la rodilla. Salí cojeando, me demoré más de lo normal en salir”, indica.
Ya con sus papás, Aleida fue a comer algo. Sin embargo, de inmediato vomitó. “Mi mamá pensó que me había reventado por dentro”, indica.
La joven tiene un antecedente médico. Sufrió cáncer a los 6 años y le quitaron un riñón. Por eso, cualquier mínimo golpe podría ser muy grave para su salud. “Procedimos a llevarla de urgencia a la clinica pediátrica de la 127 de Colsanitas. Alli la atendieron y, por orden de la Fiscalia de Infancia y adolescencia, fue remitida a valoración de Medicina Legal, porque era el procedimiento en estos casos. Le dieron 15 dias de incapacidad, documento que fue entregado a Nelson Díaz el dia 28 de junio, junto con los hallazgos encontrados”, dice la carta que remitió la familia de Aleida el 19 de julio de 2022 a Walter Abondado.
Aleida, según continúa su relato, no evoluciona en su salud y es hospitalizada nuevamente el día 4 de julio en la clínica Reina Sofia.
Infancia y Adolescencia de la Fiscalia General de la Nación ordena una segunda valoración por el médico Forense de Medicina Legal, que se realiza el 18 de julio, y le dan incapacidad de 25 días, refiriendo los siguientes análisis, exámenes y conclusiones que constan en la imagen.
“¿Qué golpe necesito yo para causar una lesión en el pecho? Tiene que ser un golpe fuerte. No por atravesar la mano. Una persona con esas lesiones que describen, ¿cómo camina? los papás fueron y la recogieron. El dictamen es de medicina legal a las afueras de la capital y a la niña la atendieron en la Reina Sofía de Bogotá”, dice el rector del colegio a SEMANA y agrega que, convencidos de que las lesiones no se dieron en el colegio, pusieron denuncia por la Ley 1620.
Y continúa: “El colegio atendió el caso el mismo día. Verificó el estado de salud de la niña, que nunca dijo que estaba enferma, que le dolía algo. Salió caminando por sus propios medios y por eso fuimos a la oficina para la convivencia escolar. No coincide el estado de salud de la presunta agredida con lo que está en las actas de medicina legal. ¿Qué pasó en el momento en el que salió del colegio y fue a medicina legal? No lo sabemos, y tengo todos los testigos que quieran”, dijo el rector Walter a este medio.
La denuncia que menciona el rector se llevó a cabo en la comisaría segunda de Usaquén.
La familia de la presunta joven agredida hizo llegar a SEMANA el dictamen de una psicológa de la comisaría de familia de Usaquén, en la que, según se lee, no se comprueba maltrato intrafamiliar.
Aleida denuncia que volvió al colegio el 28 de julio por ser calendario B. “Tenía que completar en 7 días las actividades que no hice en mi incapacidad. Jamás tuve apoyo del colegio, pese a que el vicerrector se comprometió con mi mamá, cuando hablaron de la incapacidad, a ayudarle con su año académico”, dice en SEMANA, y agrega que debió presentar los exámenes finales, pese a la condición que presentó, después de haber sido presuntamente empujada por las escaleras.
El colegio desmiente que no haya ayudado academicamente a la joven. En la entrevista con SEMANA, presentaron un acta de materia por materia, firmada por los padres, profesores y el rector. Se lee en dicho documento las tareas pendientes en proyectos y exámenes, con fechas específicas.
“Le dijimos: ‘No nos entregues todo. A partir de este momento, solo cosas específicas de cada materia”, aclara Walter Abondado.
Lo cierto es que Aleida perdió el año, debió repetir el grado escolar y, según denuncia, el bullying se intensificó con la complacencia de Nelson Díaz, coordinador de bachillerato en ese entonces.
La joven está afectada física y psicológicamente. “¿Por qué me pasó esto a mí?”, dice con dificultad, mientras llora desconsolada en SEMANA.
“Me hicieron la vida imposible. El coordinador, según me contaron todos mis compañeros, les dijo que yo era una payasa y que todo me lo estaba inventando, que nunca me habían empujado y que éramos una familia de mentirosos”, indica.
Dice que su salud mental está muy afectada, que incluso ha intentado quitarse la vida y que fue muy difícil encontrar un nuevo colegio. “Me provoca morirme”, relata llorando.
Aleida se fue del colegio por decisión conjunta con su familia. Además de no aguantar emocionalmente el acoso, un “chantaje” motivó su adiós definitivo del GCB, según denuncia.
“Nos dijeron que, para renovar el cupo para el grado décimo, el colegio nos hacia firmar un acta donde decía que no lo ´íbamos a demandar”, cierra la joven en esta nota periodística.
SEMANA consultó directamente a Walter Abondado por la declaración de la menor en la que señala que el colegio le ofreció el cupo, con la condición de no demandar. “Falso, eso no es cierto. La familia tomó la decisión de irse del colegio, no el colegio”, declara.
Describe a Aleida como una estudiante “un poco conflictiva y de una familia un poco disfuncional”. Asimismo, a través de actas presentadas a SEMANA, demuestra que ya había sido llamada a coordinación de convivencia por agresión a sus compañeras. Una de las quejas en su contra era por comprar cosas con el carné de otra estudiante sin su autorización.
Dicho carné es el método de comercio dentro del colegio o “la moneda” de valor que se puede usar mediante un sistema de recarga de los padres de familia.
“Por la cantidad de dificultades de la presunta agredida, el 25 de mayo, en una reunión, les dije que la niña no tendría cupo por la cantidad de problemas disciplinarios de la joven. Sin embargo, se mantuvo en el colegio y se retiró de manera voluntaria”, repitió el rector.
De hecho, entregó un reporte de la oficina para la convivencia escolar que puso contra Aleida el 30 de junio de 2023.
SEMANA el preguntó al rector si las constantes quejas contra Aleida no ameritaban una expulsión de la estudiante y respondió que su método es más pedagógico.
“Las medidas que tomamos deben tener un objetivo pedagógico. Todas las personas pueden cambiar. Hay estudiantes que son complicados y que se demoran en hacerlo pero entran en dinámicas diferentes. Se necesita el apoyo irrestricto de la familia. Esta joven es de familia un poco disfuncional, el papá en otra ciudad, la mamá se quejaba por la muerte de la abuela de la niña y que la tuvo que dejar sola un tiempo. Para nosotros no era extraño que tuviera dificultades, estaba inmersa en situaciones con diferentes personas. Era una niña un poco conflictiva”, declara.
La familia de Aleida, controvierte esa versión con una carta de recomendación del colegio GCB de septiembre de 2023 en la que se lee que la estudiante tuvo “buena conducta y cumplió con las exigencias establecidas en el manual de convivencia”, dice el documento.
La familia de Aleida pidió en reiteradas ocasiones los videos de seguridad del día, que denuncian, la joven fue empujada aparentemente por las escaleras del GCB. Sin embargo, dicen que en el colegio los negaron.
“Nelson Díaz intentó mirar pero no se veía nada, no veía sino los estudiantes. Por ley de abeas data no puedo facilitarlos. Si se evidencia una agresión, es otra cosa. El colegio no es negligente ante esas situaciones”, dijo el rector Abondano.
¿Qué dice la familia de Valentina?
SEMANA contactó a la mamá de la presunta agreasora y a su abogado. La madre indica que los principios de su casa consisten en tratar a los demás con respeto. Desmiente que Valentina sea agresiva.
Según dice el inicio del problema no fue por venta de “productos prohibidos” como dijo la misma Aleida. Niega que su hija estuviera involucrada en esos temas. Todo se dio, según su versión, porque un compañero en común vio como Aleida usaba el carné de otro estudiante para comprar cosas.
“Mi hija me contó eso, le dije, no más con esa amistad. No me gusta, eso me parece irrespetuoso. Aleida le lloraba argumentando que era la única amiga que tenía y que estaba dispuesta a hablar conmigo”.
El día del problema en las escaleras, dice la mamá de Valentina, Aleida estaba intentando una vez más, hablar y arreglar las cosas tras la acusación de las compras con otro carné,
“Aleida, que está arriba del escalón va a coger a mi hija del brazo, que estaba en desventaja. Valentina le responde, “no me cojas” y su compañera cae sentada. Todos empezaron a reise. los que estaban ahí. Luego baja corriendo, llega donde Nelson, aislan a mi hija y se llevan a Aleida. Cuando las unen, la niña reconoce que mi hija no la empujó, que fue un mal entendido. Además estaba fisicamanete perfecta. Hay más de 15 testigos de lo que decimos”, dice.
Sin embargo, el año pasado les llegó citación de la Fiscalía. Cuando se presentaron se aplazó porque solo se hicieron presentes con el abogado y no con su hija. En la nueva fecha, fue Valentina y el abogado. Para una próxima cita de conciliación, el tío de Aleida que además es su abogado, llevó la citación hasta la casa de Valentina.
“El señor fue a llevar la notificación hasta mi casa. Mi perro se acerca a la reja y este señor le pega un puño en la cabeza a mi mascota. Fue muy grosero. Fueron con dos patrullas de policía, buscando amedrentar”, relata.
El 15 de febrero se llevó a cabo dicha conciliación, el abogado de Valentina escuchó la parte que demanda.
“Me llama la atención que con la gravedad de las lesiones, el colegio, supestamente no haya atendido el caso. Dijeron que las afectaciones no solo eran físicas y sicológicas y que aunque no les interesaba la plata, les diéramos 50 millones de pesos”, dice el abogado de la familia de la presunta agresora.
Acudiente de Valentina y su abogado, aseguran que estan dispuestos a llegar a juicio e incluso a poner demanda por falsa denuncia y fraude procesal a Aleida, su familia y no están dispuestos a pagar un peso. Argumentan que hay mucha incoherencia y vacíos en el proceso de la presunta agredida: que la mamá no haya entrado al colegio por su hija con premura pese al escenario que era grave, no llevarla de inmediato a la clínica antes de comer algo, etc.
El abogado de Aleida explica que la Fiscal pidió el cálculo económico, o indemnización de los daños causados y el número se dio haciendo cuentas rápidas de las terapias médicas, muletas y demás.
El colegio, va en la misma línea del abogado de Valentina e insisten que si atendieron y ofrecieron la ayuda a Aleida necesaria y a tiempo.
“Le dimos el tratamiento que se debía. Tenemos una enfermería con dos enfermeras jefes tituladas. Convenio con emermédica que llegan en 5 minutos ante cualquier situación, con la clínica la Sabana ante cualquier emergencia. Si vemos una afectación, eso no da espera. Si hubiera rodado por las escalas, en el colegio se prenden todas las amlarmas. No hubo negligencia, está demostrado en las actas que el caso se atendió el caso. La niña no estuvo sola, estuvo en coordinación la atendimos y que salió caminando bien del colegio”, recalca el rector.
Este caso sigue en investigación en Fiscalía. “Que investiguen y vayan al colegio. Ellos tienen competencia para demostrar la verdad de las cosas”, cerró el rector Walter Abondano del GCB.