‘Fait Vivir’: gaitas, espejos, inspiración y tiempo

En un espacio de ensayo en un lugar de Montreal, Canadá, seguimos los ojos de un bebé de brazos que mira hacia arriba, a un grupo de adultos que fortalece un nexo de expresión y movimiento. El chiquito mira atento mientras estas mujeres y barbudos sintonizan su espíritu casi ritualmente, y entregan sus movimientos y talentos al grupo. Vemos a una líder, más suelta que los demás, que transmite libertad y guía. Es colombiana, es su madre.

Así encuadra Óscar Ruiz Navia el génesis de esta tropa a la que decidió acompañar durante años. El director registró el corazón de la Gypsy Kumbia Orchestra (GKO) en su lugar de origen y también lo siguió por varios lugares de Colombia, entre ellos el Carnaval de Negros y Blancos en Pasto y San Jacinto, donde, entre varios detalles, registra un profundo intercambio entre gaita y una flauta africana.

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Visualmente emocionante, el documental hace del espectador un testigo de los intercambios, las lecciones, los roces y las sensaciones de los artistas. Lo hace partícipe del idioma que hablan, que es uno y son varios, y luego lo lleva por un instante de regreso al país norteamericano, a sus aguas, donde parece enmarcarlos en una entrega eterna a la música, la danza y el arte.

La voz de un niño narra lo que viven él y los adultos de la tropa, quienes le han mostrado el camino nómada. Él, que vimos de bebé, nunca está solo en ese camino itinerante, mucho menos al final cuando llega alguien más joven a acompañarlo, otra integrante de la nueva generación de propagadores de ensoñación.

Y mientras todo esto sucede, intercalado y paralelo, Navia retrata MAKONDO, el espectáculo de música, danza, y narración ‘realista-mágica’ de la GKO. Ese registro de escenario y puesta en escena tiene su propio color y cadencia. La narración la hace Carmen Ruiz, la madre del niño (y hermana del director).

Así pues, este documental es uno de varias facetas y planos: a su manera, es una película de carretera que viaja entre lugares, etapas y perspectivas; también es un registro del espectáculo de la agrupación, fuertemente influenciado por Macondo, sus personajes y sus simbologías.

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La música, un enorme atractivo de la cinta, es vehículo y destino. Esta dibuja sonidos de corte gitano sin fronteras, del tipo que contagia alegría y añoranza y se deja contagiar en un carnaval local, una que aprende de los lugares que visita y las voces que escucha.

En sus notas de prensa, Navia aclara que poca diferencia hace que los protagonistas principales de la cinta sean sus familiares, (su hermana Carmen Ruiz, su sobrino, su cuñado Juan Sebastián Mejía), pues lo que destaca en ellos es su vocación y esfuerzo por encontrar un lugar en un país ajeno desde el arte. En efecto, no a todos los personajes de la vida real dan ganas de seguirles los pasos y los ritmos. ‘Fait Vivir’, por fortuna, ofrece el sensible retrato de estos creadores que inspiran con su arte y vulnerable entrega.

Para verla en Colombia:

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