Entrevista
La colombiana Mariana Saffon ganó en el Festival de Cine de Venecia
Con “Entre tú y Milagros”, la cineasta colombiana se llevó la estatuilla a Mejor Cortometraje en la categoría Horizonte. Saffon era la única latinoamericana en esa selección de cortos. Hace unos meses, Arcadia habló con ella sobre la historia detrás de la historia que contó Venecia. He aquí la entrevista.
¿Cuál es la narración que cuenta “Entre tú y Milagros”, y qué la llevó a escribirla?
Cumplí 30 hace dos años, y caí en cuenta de que a esa edad mi mamá ya me tenía a mí de dos años, y se había divorciado. Era la primera vez que pensaba en ella como algo más que mi madre, y eso me hizo repensar mi relación con ella, mirar con otros ojos todos esos momentos en los que le exigí ser sólo mi mamá.
“Entre tú y Milagros” surge de esas reflexiones y de esa tendencia a juzgar a las mujeres por no ser las madres perfectas en todo momento.
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El corto es la historia de una niña de 15 años, Milagros, cuya vida sigue girando en torno a su mamá. Un día, estando en su finca en Ciudad Bolívar -al suroeste antioqueño-, la mamá de Milagros decide hacer a un paseo sin ella. A la niña le toca entonces irse al río con la hija de la señora que cuida la finca, y con los muchachos del pueblo. Ese día Milagros se enfrenta por primera vez con la muerte, se da cuenta de que vive privilegiadamente y cuestiona su existencia.
No quisiera contar mucho de lo que ocurre en ese momento, pero digamos que ve un acto violento que con frecuencia ocurre en las zonas rurales del país, y que le hace entender que vive en una burbuja.
¿Cómo fue el proceso de casting?
Sabíamos que no queríamos que los actores tuvieran el guion. Particularmente en el caso de los niños, yo no quería pretender que ellos se aprendieran un montón de diálogos. La idea era que improvisaran; ponerlos en contexto, y que ellos jugaran con la historia y la sintieran más real.
El caso de Marcela Mar, quien interpreta a la madre de Milagros, fue distinto. Quería trabajar con ella y con Pedro, su esposo, porque la química que veía entre los dos me gustaba para la relación entre la madre de Milagros y su nuevo novio.
¿Cómo fue el rodaje?
Fue complicado por dos cosas difíciles de lograr, pero que eran fundamentales para el corto: 1) Quería rodarla en 16 milímetros porque ese material cinematográfico le añade una textura de nostalgia a la historia y hace que se sienta más real que la propia realidad.
El problema con rodar en material fílmico es que no mucha gente en Colombia sabe manejarlo. Eso aumentó el costo y demoró el proceso. Afortunadamente ganamos la beca para producción de cortometrajes del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC), y pudimos rodar en junio de 2019.
2) El rodaje era ambicioso y teníamos dos escenas complejas en exteriores: una cabalgata y una procesión religiosa. Quería que esas escenas hicieran parte del cortometraje porque muestran el contexto colombiano del que estoy hablando: esas familias paisas terratenientes, las diferencias de clases, la presencia de la religión.
¿Cómo describiría su estilo como cineasta?
Es naturalista. Busco contar la vida. Mis películas son más acumulativas que narrativas. La trama no es tan importante. Me interesa más que el público acompañe a un personaje, y lo vea acumular momentos independientes que al juntarse, llevan a un sentimiento y permiten que la audiencia descubra sus complejidades.
La cineasta argentina Lucrecia Martel, dice que el cine es buscar esos destellos de realidad que uno ve en algunos momentos de la vida. De la mera acumulación de cosas, de repente uno logra ver un rayito de verdad.
Para mí, el cine es una pregunta, no una respuesta. Una herramienta para hablar y reflexionar sobre las contradicciones de los seres humanos, sobre esas áreas grises.
¿Qué impacto tiene haber clasificado al Festival de Venecia?
Los principales festivales de cine del mundo son: Cannes, Berlín, Venecia y Toronto. Normalmente, cuando uno tiene un buen corto, primero trata de apuntarle a alguno de ellos porque son claves para estrenar una película. Es más, exigen que sea premier mundial.
El mejor escenario es que el corto de uno esté en la lista oficial de uno de esos festivales, porque eso le asegura vida y una audiencia global.
Hace una semana anunciaron que “Entre Tú y Milagros” también quedó seleccionado en el catálogo de cortos Refresh de Proimágenes Colombia. Eso quiere decir que durante un año, los de Proimágenes se encargan de promover el corto: contactan programadores de festivales, se encargan de presentación a estos eventos y le hacen acompañamiento para que tenga una mayor audiencia.
¿Cuáles son sus planes para el futuro?
Primero, mirar cómo llego a Venecia para el estreno porque con la pandemia el viaje se convirtió en una odisea.
Luego, seguir trabajando en “La Botero”, mi primer largometraje, que también profundiza en la relación entre madre e hija. En este momento estoy buscando productores interesados en la película y mirando cómo la financio.
Antes de terminar, quisiera añadir una cosa. Suelen preguntarme si como mujer es difícil llegar a estos espacios. A mí me gusta responder cambiando el discurso de que por ser mujer va a ser difícil estar en los principales escenarios del cine. Lo estamos haciendo, y desde hace mucho tiempo. En esta edición del Festival de Venecia, el 44 por ciento de las producciones son dirigidas por mujeres. Y no porque haya que tener cuota femenina; el talento está.
“Entre tú y Milagros” es la única producción colombiana e iberoamericana que compite por el Premio Orizzonti a Mejor Cortometraje.