MOTIVACIÓN
La meta es el resultado
Desde que entré a buscar estas respuestas, cada vez caigo más en cuenta que a pesar de la simplicidad de las cosas, tenemos una tendencia a complicarlas, aún cuando no es necesario.
Alguna vez escuché una frase que me dejó perplejo: “tú planea, que el eterno se ríe”. Somos seres de planes, intentamos planear todo, para tenerlo bajo control y lograr nuestros objetivos. Pero lo más impresionante de todo no es aquella frase, es la alarmante y baja tasa de éxito de esa planeación.
En una noche de año nuevo, la mayoría de personas se toman la molestia de escribir sus metas para el año que llega, pero de todas esas, solo un 8% en realidad las cumple. Para el 92% restante, la vida continúa prácticamente igual que antes. No se trata de matemáticas y estadísticas, pero ¿qué es lo que siempre queremos? ¿Cuál es el resultado que siempre buscamos que no estamos encontrando?
Desde que entré a buscar estas respuestas, cada vez caigo más en cuenta que a pesar de la simplicidad de las cosas, tenemos una tendencia a complicarlas, aún cuando no es necesario.
Tenemos que entender el tipo de resultado que queremos, el tiempo para lograr alcanzarlo, la época en la que necesitamos dicho resultado, en otras palabras, el resultado es la marca de todo lo que hacemos, casarnos es un resultado y un buen matrimonio es otro resultado, aunque sea del mismo tópico. Tener un negocio es un resultado y que sea rentable es otro.
Ahora ¿cuál es el resultado que quieres? Cada vez que hago esta pregunta en mis conferencias la respuesta unánime es acerca de las finanzas “¡más plata!”, pero ¿por qué ese resultado no lo estamos obteniendo en la proporción que queremos? Y la respuesta es muy sencilla, no estamos entendiendo la fórmula del dinero, entonces no estamos aplicando lo que deberíamos.
Si por ejemplo nos casamos, y sabemos que la fórmula para un matrimonio exitoso podría ser lealtad, compromiso, comunicación, respeto, entre otros, ¿por qué la tasa de divorcio, que ya es alarmante, aumentó 2%?.
En otras palabras, el resultado no fue el que buscábamos, en cuestión de dinero es igual, casi nadie sabe ni siquiera cuánto dinero se quiere ganar, no nos hemos tomado la molestia de preguntarnos ¿cuánto dinero quiero ganar mensualmente? ¿cuánto es mi salario soñado? y la pregunta que acompaña este objetivo ¿cómo me los voy a ganar? En ese momento es cuando empezamos a darnos cuenta que tenemos que trabajar direccionados, con un “mapa” que nos guíe para obtener ese resultado.
Lo mismo ocurre en el emprendimiento, vemos el dinero, pero no vemos el costo implícito en él. No importa el sacrificio, el sudor o la sangre que le metamos al proyecto, lo importante es que salga, y puedo estar 100% de acuerdo en una primera instancia, pero después de unos años ¿vale la pena pagar un precio más alto por crecer más? Pensamos en función netamente desde el área de crecimiento del negocio, mayor facturación, más colaboradores, más proveedores, etcétera.
Lo normal, pero si eso implica ¿menos tiempo en familia? ¿más complicaciones legales? ¿menos calidad de vida a pesar de estar ganando algo más de dinero? En otras palabras, tener claro el resultado que estamos buscando es tan simple como graduarnos del colegio, sabíamos que teníamos un año, no dos, para pasar cada grado hasta que nos podíamos graduar. La universidad tuvo el mismo proceso, pero con asignaturas. Sabíamos que los próximos cinco años teníamos que hacer lo que debíamos para poder conseguir el resultado: el diploma.
¿Qué tienen en común esas dos etapas que acabo de describir?: un proyecto claro, con un propósito claro, con un sistema claro, con una meta clara, por ende, un resultado claro.
No pretendas dominar tu mente pensando en el crecimiento de un proyecto si el precio a pagar es menos que el resultado que vas a obtener, no pretendas que un salario mínimo justifica hasta 12 horas tuyas tomando en cuenta el transporte, a menos que sea la escalera salarial que estás empezando. Si es así y por el contrario estás feliz con el salario mínimo, estas logrando el resultado, pero si quisieras hacer mejor las cosas, debes mejorar desde ti mismo.
Al final de cuentas, el resultado es la estocada final de cada uno de los procesos en la vida, hasta en la propia salud, buena alimentación te da como resultado más energía, mejor funcionamiento de los órganos, todo al final de cuentas son los resultados. Me gustaría dejarles cinco preguntas para que empiecen su propio proceso transformador en resultados.
1. ¿Cuáles resultados están dándose acorde al plan?
2. ¿Qué procesos sigo intentando, pero mis resultados siguen sin aparecer?
3. ¿Cuáles son las metas que quisiera lograr para obtener los resultados esperados?
4. ¿Cómo voy a obtener esos resultados?
5. ¿Cuál es la forma o el sistema que necesito implementar para obtener esos resultados?
*Experto en productividad y asesoría en finanzas personales
contacto@paulraminfar.com