Cómo
¿Cuál es el mejor lugar para guardar las fresas y evitar que se dañen rápido?
Ni el frutero ni la nevera son la opción más adecuada para conservar este fruto. Conozca cómo y dónde almacenarla correctamente para mantener su frescura.

Las fresas son uno de los frutos más apetecidos por millones de personas en el mundo, debido a su color y sabor irresistibles, pero también por la cantidad de valiosos nutrientes que aporta al organismo.
Al analizar los valores nutricionales de este fruto, el portal CuerpoMente señala que se descubrió que, por cada 100 gramos de fresas (4 o 5 unidades), hay aproximadamente 40 calorías y un alto contenido de vitamina C, muy similar al de la naranja.
“La vitamina C contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario y a la formación normal de colágeno de vasos sanguíneos, huesos, cartílagos, encías, dientes y piel. También ayuda a la absorción del hierro de la dieta y a disminuir la fatiga. Además, protege a las células del daño oxidativo debido a su capacidad antioxidante”, explica el dietista-nutricionista Manuel Moñino Gómez, miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética.
Sin embargo, para aprovechar todas las propiedades de la fresa, incluyendo su frescura, es fundamental aprender cómo y dónde almacenarla correctamente para evitar que se pudra o dañe en poco tiempo.
Lo más leído

Para lograr este objetivo, Moñino explica que en primer lugar, es necesario “comprarlas firmes, sin golpes, con tallo y sépalos de color verde, con la pulpa de color rojo brillante, con pocas zonas blanco-verdosas y sus semillas adheridas”.
Luego de esto, el experto recomienda que lo mejor es “guardarlas refrigeradas entre 0º a 5ºC de 5 a 8 días”, ya que congeladas pueden durar hasta 2 meses.
Por otro lado, afirma que como sucede con la mayoría de frutas y hortalizas, “para su consumo en crudo deben desinfectarse previamente”. En el caso de las fresas, aconseja dejarlas en agua durante unos cinco minutos con una cucharadita de cloro, blanqueador o límpido apto para su desinfección.
Pasado el tiempo, se debe enjuagar muy bien con abundante agua y, posteriormente, secarlas para su consumo.
En lugar de la nevera o el frutero, el portal CuerpoMente señala que lo mejor es utilizar un recipiente con papel absorbente, colocar las fresas sin lavar y bien secas, distribuirlas en una sola capa para evitar que se aplasten y tapar dejando una pequeña abertura para la ventilación. Luego, dejarlas en un lugar fresco, seco y oscuro, como una despensa ventilada.

Para combatir moho y bacterias, otra alternativa o truco consiste en lavar las fresas con una solución de vinagre antes de almacenarlas. Para ello, se debe mezclar un poco de vinagre blanco con agua (más agua que vinagre), sumergir las fresas durante un par de minutos y después secarlas completamente con papel absorbente.
Con este sencillo método, que no requiere justamente del uso de la nevera, se eliminan bacterias y hongos que aceleran su descomposición. Sin embargo, para que sea mucho más efectivo, lo más recomendable es repetir el proceso del recipiente con papel y guardarlas en un espacio fresco y con sombra, características que ayudan a conservar su buen estado durante más días de lo habitual.