Cómo
El salmo de la Biblia para pedir guía de Dios
El libro de los Salmos es uno de los más leídos de las Sagradas Escrituras.
La oración es una herramienta poderosa y necesaria que no solo los creyentes debería hacer. De hecho es una de las maneras en que el hombre puede establecer una comunicación con ese ser Divino, con Dios.
Sin embargo, en muchas ocasiones, por las tareas y actividades del día a día, son muchos los que olvidan encomendar su vida al Todopoderoso, buscando no solo la protección y el resguardo, sino además la dirección de Dios.
Es ahí donde el libro de los Salmos, uno de los más leídos y conocidos de la Biblia, se convierte en una manera en que las personas logran tener palabras de aliento y apoyo para elevar una oración al Todopoderoso.
Salmo 25: Oración pidiendo la dirección de Dios
Señor, a ti dirijo mi oración; 2 mi Dios, en ti confío: no dejes que me hunda en la vergüenza. ¡Que no se rían de mí mis enemigos! 3 ¡Que no sea jamás avergonzado ninguno de los que en ti confían! ¡Que sean puestos en vergüenza los que sin motivo se rebelan contra ti!
6 Señor, acuérdate del amor y la ternura que siempre nos has manifestado,7 pero no te acuerdes de mis pecados ni del mal que hice en mi juventud. Señor, acuérdate de mí, por tu gran amor y bondad.
8 El Señor es bueno y justo; él corrige la conducta de los pecadores 9 y guía por su camino a los humildes;¡los instruye en la justicia! 10 Él siempre procede con amor y fidelidad, con los que cumplen su alianza y sus mandamientos.
11 Señor, es grande mi maldad; perdóname, haz honor a tu nombre. 12 Al hombre que honra al Señor, él le muestra el camino que debe seguir; 13 lo rodea de bienestar y da a sus descendientes posesión del país. 14 El Señor es amigo de quienes lo honran, y les da a conocer su alianza.15 Siempre dirijo mis ojos al Señor, porque él me libra de todo peligro.
16 Mírame, Señor, y ten compasión de mí, porque estoy solo y afligido. 17 Mi corazón se aflige más y más; líbrame de mis angustias. 18 Mira mis tristezas y trabajos, y perdona mis pecados. 19 Mira cuántos enemigos tengo que sienten por mí un odio mortal.
20 ¡Cuídame, sálvame la vida! ¡No dejes que me hunda en la vergüenza, pues en ti busco protección! 21 Que me protejan mi honradez y mi inocencia, pues en ti he puesto mi confianza. 22 ¡Dios mío, salva a Israel de todas sus angustias!