TURISMO
Conozca la mora blanca, un tesoro de la tierra que solo brota en Gachantivá
Aquí también se fabrican los famosos sombreros de paja. Y la Alcaldía trabaja para que el municipio sea el primero en brindar un turismo comunitario formal y organizado en Colombia.
Alba Beltrán trabaja con el palmiche desde que tenía 5 años. Cada fin de semana caminaba junto a su madre cuatro horas hasta la Loma de Paja, ahí cargaban sus sacos de esterilla con 30 libras de hojas y regresaban a cocinarlas y secarlas bajo techo durante 15 días. Los domingos ‘rajaban’ la paja y empezaban a trenzarla. De este proceso se obtiene el tradicional sombrero de paja boyacense que pronto hará parte de la lista de productos con denominación de origen del país.
En Colombia esta palma solo crece en Gachantivá, al noroccidente de Boyacá, un municipio donde las tradiciones ancestrales no se pierden. Por el contrario, se refuerzan cada día con la labor de la Alcaldía y el trabajo comunitario de sus habitantes. Pero en esta tierra también crece la única mora blanca del país. Esta nació de un retoño que le trajeron a una campesina desde Australia y ella lo plantó. Hoy día se usa para hacer jugos y mermeladas.
Gracias a su riqueza cultural y ambiental este municipio quiere convertirse en el primero de vocación agroecoturística. “Estamos convencidos de que al articular estos tres aspectos, generaremos desarrollo en nuestra comunidad. Somos afortunados porque tenemos riqueza bajo nuestra tierra y encima de ella. Aquí sembramos café, caña de azúcar, plátano, yuca, maíz y frutas. Contamos una gran variedad de arepas, árboles autóctonos, 14 áreas protegidas y la Bici Región de Boyacá empieza en nuestras calles”, afirma Jorge Saavedra, alcalde de Gachantivá.
Con la consolidación de Turistivá, la asociación de emprendedores y artesanos de la ciudad, se han fortalecido más de diez experiencias únicas en el país para que los turistas se interesen por conocer este territorio. De hecho, en 2017 se realizó el primer encuentro de turismo comunitario a nivel latinoamericano.
De estas experiencias hacen parte Cochahuaira, una ecoaldea que restaura un bosque nativo desde hace 12 años; el Nido de Águilas, que conserva las semillas ancestrales de la región; las Cascadas de la Periquera, que asombran a los visitantes con la caída majestuosa del agua; el Spa de Vida y Salud, donde se realizan talleres de tejidos de lana y siembra de árboles; y el Rincón de Las Vegas, un lugar ideal para conocer el mundo de la quesería ancestral.