CULTURA
La nueva guitarra eléctrica de Duque la construyó un joven de Cundinamarca
Iván Duque, el mandatario colombiano, le compró al joven Cristian Rodríguez un instrumento eléctrico que hoy reposa en la Casa de Nariño. ¿Cómo llegó esa pieza a Palacio? En esta historia tiene que ver el Instituto Departamental de Cultura y Turismo de Cundinamarca.
La creación artística es un proceso íntimo entre la pieza y el artista. Una obra de amor que llegará a las manos de otro. Un hijo que no crecerá pero que enaltecerá a su dueño. Cristian Leonardo Rodríguez es artista. Hace un mes, en julio de 2018, se encerró en su taller, tomó una madera de abarco, y plasmó en ella las curvas de una guitarra eléctrica; luego midió los trastes, tensionó las cuerdas y la acarició con la lija. Después de dos semanas de creación, vio a ese hijo de madera y se sintió orgulloso. Tomó la pieza, la conectó a un amplificador y pasó sus dedos por las cuerdas hasta hacerlas vibrar con una melodía del grupo de metal sinfónico Nightwish.
En ese momento reconoció que su obra no era de él, que la vendería, y deseó que consiguiera un buen dueño. Cristian, como artista y vendedor de guitarras, sabe que su pieza puede llegar a las manos de un músico profesional, de un joven aficionado, o de un niño caprichoso que jugando a ser rockstar quizá la rompa a totazos con ira fingida. Un mes después la guitarra contó con buena fortuna y hoy se encuentra en la Casa de Nariño acompañando los ratos de distracción del presidente de la República, Iván Duque Márquez. Que esa pieza de madera llegara a Palacio no fue obra del azar. El Instituto Departamental de Cultura y Turismo de Cundinamarca (Idecut) tuvo un papel protagónico en esta historia.
Todo comenzó en 2017 cuando Cristian, en ese entonces de 22 años, creó la empresa Leoz en la habitación de su casa ubicada en el municipio de Pacho. Sin más herramientas que sus manos y las maderas que iba comprando, se presentó a Corazonarte, el portafolio departamental de estímulos creado por el Idecut en el actual gobierno, para conseguir dinero que le permitiera comprar maquinaria y de esta manera hacer crecer su emprendimiento.
Fue seleccionado entre cientos de proyectos de todo el departamento. Como premio recibió 25 millones de pesos y los invirtió en un taladro, una sierra eléctrica y una máquina innovadora en el país llamada Control Numérico Computarizado (CNC) que le permite, por medio de un programa de computador, cortar la madera con precisión matemática para obtener un sonido de excelente calidad.
Pero más allá del triunfo de este joven, el instituto está empeñado en generar los escenarios propicios para que los habitantes del departamento puedan ejercer libremente sus derechos culturales, para tal fin, bajo las instrucciones del gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey Ángel, el Idecut diseñó un modelo integral de gestión pública de la cultura único en el país, con herramientas innovadoras como lo es el índice gestión pública de la cultura.
Por ejemplo, en Cajicá, municipio ubicado a 26 kilómetros de Bogotá, se erige una construcción de casi 900.000 metros cuadrados dedicado a las artes. Antes, ese mismo lugar era un campo baldío de consumo y venta de drogas, de atraco diario y escenario de riñas y puñales. Según Juan Carlos Mendoza, director del Instituto Municipal de Cultura y Turismo, “con el levantamiento de esa edificación se transformó la zona: se acabaron los atracos, desapareció el humo del bazuco, se alejaron los ladrones y drogadictos, y hasta cambió la vida de algunos”. El nuevo Centro Cultural cuenta con una megabiblioteca de tres pisos, un auditorio con capacidad para más de 1.000 personas, dos auditorios alternos, y 20 salones acústicos.
Allí desfila gente todo el día y en la tarde parece un centro comercial lleno de personas: niñas con tutús como bailarinas profesionales, jóvenes cargando instrumentos, ancianos con trajes típicos y 90 maestros de todas las áreas. Este sitio es la sede de las Escuelas de Formación que incluyen música, danza folclórica, ballet, teatro, fotografía y video. El papel de estas ha sido clave para que, por ejemplo, la Banda Sinfónica de Cajicá ganara un premio en el World Music Contest 2017, en Holanda, uno de los concursos musicales más importantes del mundo.
A este logro se suma uno similar, el de la Sinfónica de Soacha, que ganó este año el segundo lugar en el Concurso Internacional de Bandas organizado por el ayuntamiento de Valencia, España. Gracias a la gestión del Instituto Municipal de Cultura y Turismo, de la mano del Idecut, lograron viajar 55 músicos en representación del país, con una inversión de 560 millones de pesos.
Además, en Soacha se está ejecutando el Plan Piloto de Artes y Oficios enfocado en la forja artística, de la mano del escultor Ricardo Cabrera Bedoya. El proyecto, que tiene un costo de 150 millones de pesos, busca beneficiar a 15 habitantes de la calle y 15 víctimas de la violencia para que encuentren oportunidades de vida y manifiesten, por medio de la forja, sus vivencias y sueños.
Otro municipio, Zipaquirá, ocupó el primer puesto en el índice básico de gestión pública de la cultura, metodología de valoración creada por el Idecut y única en su campo en el país originada por un departamento, y que mide los principales aspectos de la gestión pública de la cultura a nivel municipal. Zipaquirá lidera en los componentes de gobernanza, accesos culturales y fomento de las prácticas artísticas.
A las iniciativas departamentales se suma la restauración de la iglesia de Beltrán, un pueblo ubicado a más de 200 kilómetros de la capital del país. La iglesia Nuestra Señora de la Canoa, erigida en el siglo XV, era el símbolo del pueblo, pero se estaba cayendo a pedazos hasta el punto que asistir a misa se convirtió en un peligro porque se podía desplomar el techo. Gracias a la Alcaldía y al Idecut, que invirtieron 1.000 millones de pesos, los feligreses pudieron volver a ocupar los escaños.
Mientras en el departamento el germen de la cultura invadía los espacios y se filtraba en las casas de los 116 municipios, Cristian Rodríguez, el artista de la guitarra, y ganador de Corazonarte, fue invitado a una feria de economía naranja en Girardot. Allí también asistió el presidente de la República, Iván Duque. Cristian recuerda que el mandatario, aficionado a la música desde joven, sobre todo del rock, se enamoró a primera vista de la guitarra que él había hecho en el taller el mes anterior. Luego de pagar, el presidente dijo delante de fotógrafos y periodistas: “ Quiero exhibir este instrumento en la Casa de Nariño para que los visitantes conozcan los productos tan maravillosos que se están haciendo en la Nación”. Pero no es la casualidad lo que juntó al presidente con el artista, es una labor mancomunada que involucra a los habitantes y funcionarios para sacar adelante los talentos de los cundinamarqueses.
*Periodista