EL CAMPO
Cundinamara: pionero en pago por servicios ambientales
El departamento destina recursos para los habitantes que cuiden y preserven territorios considerados reservas naturales.
Cerca del 13 por ciento de los páramos de Colombia están en el departamento de Cundinamarca. Estos ecosistemas son fábricas de agua y de ellos depende el recurso hídrico con el que se abastecen la región Bogotá-Cundinamarca y la Orinoquia. Pero, tal vez, los más de 11 millones de habitantes que suman estas regiones no saben que a diario cientos de cundinamarqueses cuidan ese recurso vital que ellos disfrutan con solo abrir la llave.
En 2014 Cundinamarca se convirtió en el primer departamento del país en implementar la estrategia de pagos por servicios ambientales para conservar el recurso hídrico. Esto se logró gracias al programa ‘Yo protejo: ¡Agua para todos!’, que busca que la comunidad actúe responsablemente y cuide en forma activa los recursos naturales.
El Instituto Geográfico Agustín Codazzi veía con preocupación la degradación que sufrían los páramos en el departamento, un desgaste causado por la agricultura y ganadería, dos de las principales actividades económicas en las poblaciones cercanas. Estas suponen deforestación y remoción en masa, lo que pone en peligro bienes ecosistémicos únicos como los frailejones, que además de absorber el agua de la neblina para conservarla, son excelentes captadores de dióxido de carbono.
¿Cómo explicarles a los habitantes de estas Áreas de Importancia Estratégica (AIE), quienes han heredado estos oficios productivos de sus ancestros, que es posible ganarse la vida realizando otra actividad? Después de largos meses de estudio, la Secretaría de Ambiente de la Gobernación encontró una respuesta al interrongante.
Aunque no se hable mucho del tema, existe un trabajo que tiene como fin proteger y conservar el medioambiente. Una tarea que llevan a cabo 150 familias de 30 municipios, en 4.100 hectáreas de tierra. Para ejecutarla cambiaron las hachas y las podadoras de sus labores agropecuarias por sistemas de riego ecológicos y labores que conviven en armonía con el agua, como la cría de gallinas. Lo hacen a cambio de un incentivo económico de 500.000 pesos por hectárea que se redimen cada año.
Según Eduardo Contreras, secretario de Ambiente de la Gobernación de Cundinamarca, la idea de pagarles es hacer un reconocimiento a los pobladores que estuvieron dispuestos a cambiar sus hábitos laborales por esta nueva vocación de cuidar este líquido vital. También se busca que los habitantes, sobre todo de las ciudades, adquieran conciencia sobre el origen del agua y se sumen con sus acciones diarias a este enorme esfuerzo.