El rol de los gestores culturales de la región ha sido clave para la reacticación del sector de la cultura.
El rol de los gestores culturales de la región ha sido clave para la reacticación del sector de la cultura. | Foto: Jorge Büncker

Cultura

La pandemia no detuvo la gran ‘rueda cultural’ de Córdoba

El trabajo de los gestores culturales del departamento fue esencial para que el sector artístico siguiera girando. En los últimos meses se han realizado, al menos, 16 conciertos virtuales.

29 de noviembre de 2020

Por Ana Paola Martínez*

De Lorica, Manuel Zapata Olivella y David Sánchez Juliao; de Ciénaga de Oro, Soad Louis Lakah y Pablito Flórez; de San Bernardo del Viento, Juan Gossaín; de Montería, José Luis Garcés; de San Pelayo, el porro; de Ayapel, la ciénaga grande; de Puerto Escondido, el bullerengue; de Cereté, la cumbiamba y las mujeres poetas; de cada rincón de Córdoba, tanto y tantos por descubrir y redescubrir.

En el valle del San Jorge y del Zenú, “tierra maravillosa de aguas encontradas”, la banda sigue tocando en medio de la frenética e interminable rueda de fandango. Los manojos de vela no se desvanecen, las bailadoras están moviendo sus polleras y los espectadores escuchan atentamente, desde la orilla, si el porro que suena es ‘palitiao’ o ‘tapao’. Algo pasó con el sector cultural cordobés en los últimos meses: en medio del letargo, la gran rueda cultural siguió, los gestores se llenaron de esperanza y mantuvieron sus proyectos vigentes.

La primera muestra que da fe de la dinamización propiciada por este ecosistema cultural del departamento está en Sahagún, la ciudad cultural de Córdoba. En cuarentena, un grupo de músicos se movió, y por cuenta propia logró que la Alcaldía creyera e invirtiera en sus procesos. En los últimos meses, por iniciativa de sus gestores, se han realizado 16 conciertos virtuales con la participación de más de 160 artistas.

“Todos los necesitábamos, especialmente los músicos. El trabajo se cortó de manera abrupta en abril, así que varios de nosotros nos reunimos y organizamos conciertos virtuales, con talento local y una consola de sonido. Transmitíamos a través de Facebook e incluíamos un número de cuenta bancaria; el público donaba dinero suficiente”, expresó William Díaz, gestor cultural de Sahagún.

Al ver la aceptación de la estrategia y la articulación de cada vez más actores culturales, la Alcaldía organizó en octubre ‘Nuestro mejor concierto por Sahagún’, con más de 60 representantes de la danza, la oralidad, la música y el teatro locales. En uno de los preludios del primer día del evento, se observa a la señora Farly Flórez sentada junto con sus hijos y nietos en un patio grande y fresco. Habla de Ismael Alberto Zuleta Guerra, el cantante fallecido. Dos acordeones son el centro de mesa y de repente sale en escena Fredy Sierra, rey vallenato en 1995, quien ovaciona al difunto mientras suena Mi salvación, de la autoría de Poncho Zuleta.

Los creadores culturales han demostrado que son importantes y urgentes. Entendieron que si cada uno se quedaba en una burbuja creativa no encontrarían fuentes de apalancamiento. Estas suelen ser conversaciones lentas y difíciles, sin embargo, hay optimismo para visibilizar los procesos.

Ningún bicho detiene al arte

En medio de la pandemia, el Ministerio de Cultura propuso un proyecto, el más grande de la historia de Colombia, para fortalecer el sistema cultural. Lo hizo en Córdoba, a través del convenio 1336 de 2020. De hecho, el pasado septiembre se recibieron los recursos para brindarles estímulos a más de 1.000 gestores culturales de 18 municipios cordobeses. Con estas ayudas podrían organizar y comercializar sus productos a través de diplomados, talleres, diagnósticos, la utilización de TIC y otras herramientas.

La secretaria de Cultura de Córdoba, Luz Amparo Salcedo, explicó: “Otorgarles valor cultural y económico a los contenidos simbólicos demanda que las personas seamos resilientes y orientadas a los logros. En nuestro departamento, la cultura se quedó en casa, pero no desde el escritorio, sino reencontrándose y fortaleciéndose”.

El primer paso lo dieron los gestores culturales. Las diversas actividades que se llevaron a cabo en otros municipios, así lo evidencian: el XXI Festival Nacional del Mapalé y Música Folclórica en Buenavista; Un Río de Libros: V Feria de la Lectura de Montería; el Festival Nacional de la Cumbiamba o el Encuentro Nacional e Internacional de Mujeres Poetas en Cereté; el Festival Nacional del Porro en San Pelayo o el Festival Nacional del Bullerengue en Puerto Escondido, son ejemplos del intenso movimiento artístico local.

En Puerto Escondido, justamente, se gestó en 2013 una unión muy particular. Seis instituciones educativas se aliaron para fortalecer las competencias literarias, los hábitos de lectura y escritura creativa y la identidad de niños y adolescentes. Este año se adaptó todo el proceso formativo y el material pedagógico para que los pequeños lectores de Cristo Rey, El Arizal, El Contento Arriba, El Silencio, El Planchón, Morindó Florida, Puerto Escondido y Vicente Díaz, pudieran participar de talleres de lectura y redacción y fueran autores de su propio libro.

La pandemia evidenció que los gestores culturales de la región creen en el poder transformador de sus proyectos. En esta rueda de fandango que continúa imponente, desde el alba hasta al anochecer, no solo estamos inmersos en la historia y en la geografía prolífica de un departamento, sino en una verdadera riqueza en la que por fin nos estamos autorreconociendo, mientras vamos al compás de la cultura.

*Periodista, candidata a magíster en Comunicación.

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