ENERGÍA
Así es Topocoro, un embalse planificado de manera sostenible
Este espejo de agua de 7.000 hectáreas de extensión, ubicado en Santander, hoy es motor de desarrollo social y económico para seis municipios del departamento.
Más del 70 por ciento de la generación energética en Colombia proviene de las hidroeléctricas. Su operación y construcción es menos costosa que las plantas termoeléctricas. Además, pueden proveer energía a gran escala, generan bajas emisiones de gases contaminantes y permiten aprovechar el gran potencial hidrográfico del país.
Por todo lo anterior, en el territorio nacional se han construido más de 33 centrales hidroeléctricas. La mayoría de ellas fueron concebidas como proyectos que, además de generar energía, contribuyeran al progreso de las comunidades aledañas. En muchos casos, sin embargo, por no tener un plan de ordenamiento, se generaron fenómenos como el turismo invasivo y la contaminación de los ecosistemas.
En Santander se pensó un modelo de desarrollo diferente, que respetara la visión de las comunidades y no dejara de lado el cuidado del medioambiente. Estamos hablando del embalse Topocoro, ubicado en la Hidroeléctrica de Sogamoso. Este espejo de agua, de 4.800 millones de metros cúbicos, tiene jurisdicción entre los municipios de Girón, Betulia -donde se encuentran las instalaciones principales-, Zapatoca, Los Santos y San Vicente de Chucurí.
También es una de las cinco centrales de generación más grandes del país. Su capacidad instalada es de 820 MW, que generan 5.056 MWh al año, suficientes para abastecer el 50 por ciento del consumo de una ciudad como Bogotá y el equivalente al 10 por ciento de la energía nacional al año.
El proceso de ordenamiento del embalse duró alrededor de dos años y se ejecutó de manera paralela a la construcción de la hidroeléctrica. Se realizó un trabajo conjunto entre Isagen, la Gobernación, líderes comunitarios, propietarios de lotes aledaños y la Fundación Humedales. Como resultado, nació el Plan de Ordenamiento del Embalse (POE), que ahora es una ordenanza departamental.
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“Para elaborar el POE tuvimos que estudiar qué otros usos le podíamos dar al agua, más allá de la generación de energía. Para eso, nos sentamos con Isagen y con los presidentes de las Juntas de Acción Comunal de los municipios, así como con los pequeños productores”, cuenta Samuel Prada, secretario de Desarrollo del departamento.
Esto ha hecho que Topocoro se convierta en un epicentro del progreso regional. Hoy es ejemplo de sostenibilidad a nivel nacional porque se reubicaron más de 300 personas, se delimitaron las actividades que pueden ser explotadas dentro del espejo de agua y se determinó el crecimiento turístico como principal renglón económico.
Dentro de la regulación establecida en el POE se identificaron los posibles usos del agua para el consumo humano, agropecuario y su respectiva reglamentación. Así mismo, se definieron los lineamientos a la hora de otorgar concesiones de agua, permisos de vertimientos y ocupación de cauces. Además se estableció la posibilidad de ejecutar actividades como ecoturismo, turismo rural, agroturismo, deportes náuticos y turismo cultural. Este último abarca tanto las artesanías y gastronomía como las costumbres autóctonas de la región.
De esta forma se busca la “reactivación económica del campo y la pesca, enmarcada en las obligaciones de la licencia ambiental y la gestión social complementaria. Así se consigue que los pobladores se inserten en la nueva dinámica del territorio”, agrega Pascual Silva, coordinador de la Subregión Mares, del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio en alianza con Isagen.
Hoy Topocoro aporta de manera positiva al incremento económico y social de la región: cuatro asociaciones de pescadores han sido constituidas; los cultivos de banano, aguacate y cítricos en la zona se han incrementado casi 10 por ciento, y municipios como San Vicente de Chucurí, Betulia y Zapatoca han transformado su dinámica comercial gracias a la pavimentación de vías terciarias. Incluso, las cajas de compensación familiar de Santander, Cajasan y Comfenalco, ya tienen planificada la construcción de dos centros recreacionales para sus afiliados.
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