INFRAESTRUCTURA
La UDCA se la juega por la investigación con conciencia ambiental
El nuevo edificio de laboratorios de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales, es una megaobra que centraliza la investigación de la institución y cuida el paisaje de la sabana bogotana.
Todos lo llaman edificio de laboratorios. Aunque se inauguró en 2018, solo hasta el primer semestre de este año abrió sus puertas a la comunidad de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales (U.D.C.A). Esto, tras una milimétrica planeación de los detalles que garantizan que la estructura cumple con las necesidades de docencia e investigación y se integrara con el ecosistema de la sabana de Bogotá, en donde se encuentra ubicada la institución.
“Los laboratorios estaban distribuidos por todo el campus. Con el funcionamiento del nuevo edificio estos espacios se centralizaron para lograr una práctica de calidad de nuestros programas académicos”, explica Julia Milena Soto, directora de Planeación y Desarrollo de la universidad. En total son 4.500 metros cuadrados con 22 laboratorios para distintas áreas del conocimiento como ciencias agropecuarias, básicas, salud, ambientales e ingenierías. El edificio también cuenta con salas de estudio, de informática y un auditorio con capacidad para 161 personas.
La planeación de este proyecto inició en 2012. En la zona donde se encuentra la universidad, las especificaciones técnicas relacionadas con el manejo del suelo y el medioambiente son muy estrictas. Se debía garantizar que las obras no afectaran el humedal de Guaymaral ni la parte de la Reserva Thomas van der Hammen que está dentro del campus.
“La universidad siempre ha velado por el cuidado del ambiente y porque el desarrollo paisajístico del campus se ajuste al ecosistema de la sabana. Esto se evidencia con más de 45 especies de avifauna nativa que aquí habitan”, asegura Camilo Peraza, director del Sistema Integrado de Gestión Ambiental de la U.D.C.A. Por eso la fachada está rodeada de árboles nativos como el guayacán. “Estas especies atraen fauna como la tingua de pico verde, nuestro símbolo medioambiental”, cuenta Peraza.
La institución también se preocupó porque este proyecto fuera sostenible. El primer paso consistió en adelantar la mayoría de la obra con agua reutilizada. Esto fue posible gracias al sistema de interconexiones que funciona desde 2015, que redujo el desperdicio y optimizó este recurso. El manejo de residuos es otra de las bondades de la edificación. Con los laboratorios en un mismo lugar es más sencilla su clasificación y recolección.
Con este proyecto la U.D.C.A deja una lección: es posible crecer, innovar y mejorar la infraestructura física sin atentar contra el entorno. Desarrollo y sostenibilidad no tienen por qué ser antagonistas.