Escenario
15 anécdotas inolvidables para celebrar 15 años del Teatro Mayor, en la voz de su director general Ramiro Osorio
Desde su perspectiva privilegiada, dirigiendo el espacio y dándole una voz y personalidad únicas, Osorio repasa la década y media de vida y arte en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.

En 2009 vivía en Madrid y tenía a mi cargo la dirección del proyecto Arteria MultiEspacios, que se proponía construir y operar 12 escenarios de artes escénicas en Iberoamérica. Por ese tiempo, Carlos Arturo Londoño, presidente de Valorem, me comentó que la familia Santo Domingo donó a la ciudad un centro cultural. Después, llamé a mi amiga Catalina Ramírez, entonces secretaria de Cultura de Bogotá, quien me invitó a visitar la obra en construcción al día siguiente, apenas unas horas antes de mi regreso a Madrid. Un edificio de esas dimensiones y calidades, y tratándose de una iniciativa que conjuntaba las voluntades de la ciudad y de la familia Santo Domingo, me conmovió especialmente. No dudé entonces en expresar a Catalina, que, si podía dirigir un sueño de esa magnitud, regresaría a Colombia.


• El primer año lo celebramos con Viva Madrid, una gran producción dedicada a la antología de la zarzuela. Ese aniversario lo festejamos con el objetivo de mostrar la capacidad del Teatro Mayor en ese momento y a lo que podría llegar en el futuro. La producción escénica era grandísima, reunía a 200 personas en el escenario, con orquesta, coro, solistas y figurantes, quienes usaban casi 800 trajes. Fue un espectáculo de una gran belleza y riqueza.
• En 2012, la Unesco reconoció a Bogotá como ciudad creativa de la música, y fue la primera en América Latina que recibía este reconocimiento. Desde el Teatro Mayor investigamos y revisamos qué le hacía falta a la capital colombiana y descubrimos que no contaba con un gran festival de música clásica dedicado a un gran compositor o a una época de la música. Por esto, decidimos crear el Festival Internacional de Música Clásica de Bogotá. Esto para permitir que las audiencias de la música académica crecieran y se hicieran más complejas, y también con el fin de buscar nuevos públicos.

• Desde la boca escena hasta el último piso del Teatro Mayor, el último balcón, hay 28 metros lineales. Esta medida permite que la relación del público con los espectáculos sea óptima. Así, los espectadores sienten, escuchan y ven perfectamente; por eso este teatro cuenta con condiciones isópticas y acústicas verdaderamente notables.
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• Tenemos una relación muy cercana con las instituciones chinas. En 2016, los invitamos a formar parte de la programación del Teatro Mayor con el espectáculo Redescubriendo la música china. Fue una experiencia muy interesante porque la orquesta tradicional de ese país compartía escenario con solistas absolutamente maravillosos, como cantantes e intérpretes instrumentales tradicionales. Además, la tecnología que traían era impresionante. Para hacer posible esta producción, desmontaron todo el equipo que teníamos, pero lo increíble vino cuando se dieron cuenta de que el teatro ya contaba con luces, pantallas LED, sonido y todo lo que contemplaban en su puesta en escena.
• En 15 años, este teatro se ha caracterizado por ser audaz, por no hacer lo habitual. Y cuando decidimos hacer óperas, las realizamos con una mirada contemporánea y actual, respetando los libretos y la música. Por eso, cuando presentamos Carmen, de Bizet, tuvimos muchas críticas porque era muy moderna y transgresora. Hay una escena que recuerdo mucho, en la que el coro entraba al escenario en cinco carros antiguos y aquello fue un desafío técnico. Además, el director de escena fue el aclamado español Calixto Bieito.

• En el Gobierno de Juan Manuel Santos se reanudaron las relaciones con Venezuela y para celebrarlo hicimos un gran concierto binacional que reunió a más de 200 músicos de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, que logramos traer gracias al apoyo del Ministerio de Cultura, y músicos de seis orquestas y tres coros de Colombia. Fue una experiencia inolvidable, un momento en el que transmitimos un mensaje: que la música es el lenguaje universal del encuentro, de la armonía, de la amistad y de la hermandad entre dos pueblos como los nuestros.


• Entrar en este edificio, relacionarse con estos espacios, genera emoción. Cuando creamos el programa Cien Mil Niños al Mayor, realizamos varias funciones de un espectáculo en el que invitamos a diferentes colegios de varias localidades de Bogotá. En una de estas, estaba en una puerta mirando la entrada de los niños y escuché a dos niñas, como de 8 años, hablando, y una le dijo a la otra: “Oye, esto sí es elegante”. Y esa es una de las partes maravillosas de este teatro, que es un espacio público y pertenece a todos los ciudadanos.

• Develaciones fue una producción que realizamos con la Comisión de la Verdad como parte del acto artístico de la entrega del informe de paz. Con la Comisión se organizó el material que recopiló por todo el país junto al Teatro Cenit y así se empezó a trabajar en lo que fue un acontecimiento escénico extraordinario. La puesta en escena contaba con grandes artistas, como el actor Andrés Parra y el grupo Sankofa Danzafro; también participaron las madres de Soacha, quienes protagonizaron una escena en la que buscaban en medio de la arena a sus hijos, y la Guardia Indígena.
• Gonawindúa, el corazón del mundo fue una puesta en escena que se llevó a cabo con el Teatro Cenit y fue la primera vez que los kogui formaron parte de un acontecimiento escénico de esta naturaleza, donde a los jóvenes de esta comunidad se les permitió trabajar con personas que no conforman su entorno cultural. Fue un espectáculo bellísimo, con un mensaje que transmitió sus valores y sus creencias, con el objetivo de aprender a respetar a la madre tierra, los lugares sagrados, y la conservación del agua.
• Uno de los espectáculos más conmovedores fue Una noche sin luna, protagonizado por uno de los más grandes actores del momento, Juan Diego Botto. Este actor, nacido en Argentina y criado en España, interpretó a la figura poliédrica de Federico García Lorca, el gran poeta y dramaturgo, que también fue un luchador de los derechos individuales, de la libertad sexual, y poseedor de una naturaleza bellísima y generosa.

• Otra gran actriz y transgresora que ha formado parte de los grandes espectáculos del Teatro Mayor ha sido la escritora y dramaturga argentina Camila Sosa Villada. Ella presentó la adaptación de su premiado libro Carnes tolendas, en la que contó su historia y habló de lo que significa ser un infante que asumió su transexualidad en un pueblo remoto de Córdoba. También retrató el rechazo que recibió y su experiencia antes de dedicarse a la actuación y a la dirección escénica. Fue una obra muy impresionante, muy conmovedora, de una humanidad y de un poder desafiante.
• La primera vez que recibimos a una orquesta internacional fue en agosto de 2010, con la visita del maestro Daniel Barenboim. Su orquesta, integrada por músicos judíos y palestinos, no solo ofrecía excelencia musical, sino también un poderoso mensaje de reconciliación que conmovió profundamente al teatro. En aquel entonces, el teatro estaba recién inaugurado. Barenboim quiso saberlo todo: quién había diseñado la acústica, quién había sido el arquitecto. Durante el ensayo, recorrió cada rincón de la sala, dando indicaciones a los músicos desde distintos puntos. Al terminar, se acercó y me dijo: “En este teatro no se puede mentir. Me voy a volver un embajador de ustedes”. Y así fue. Semanas después, comenzamos a recibir propuestas de las más importantes agencias del mundo. Orquestas, solistas, conjuntos de cámara y artistas de renombre querían presentarse aquí. Barenboim no solo fue el primero, fue quien abrió la puerta.

• En las paredes del Teatro Mayor están los afiches de los espectáculos que han pasado por ambos escenarios, el Mayor y el Estudio. En cada espacio se han dejado los momentos más importantes a través de estos. En la primera visita del violonchelista Mischa Maisky, el artista quedó sorprendido al ver a todos los músicos que hasta ese momento habían estado en el teatro y con emoción me dijo: “Oye, ya vinimos todos.”

• Una de las coreografías más emblemáticas que se han presentado en el Teatro Mayor fue la de Maurice Béjart, quien, mediante la danza, interpretó el Bolero de Ravel. Esta se considera una de las obras cumbre de la danza contemporánea y me atrevería a decir que marcó el inicio de este estilo.
• Jirí Kylián es, sin duda, uno de los creadores de la danza contemporánea y estuvo en el Teatro con Nederlands Dans Theater, una de las compañías más importantes del mundo, con un espectáculo revolucionario. Así, por medio de estos espectáculos, gracias a estas grandes producciones, nos empeñamos en construir la cultura de la danza en Bogotá.
El génesis en postales





