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Adrian Belew habla con SEMANA: 34 reveladores y maravillosos minutos con el líder musical de BEAT
Excepcional guitarrista y cantante, Belew congrega la superbanda que suma a los extraterrestres Tony Levin, Steve Vai y Danny Carey y que en un histórico concierto Bogotá tocará lo mejor del repertorio ochentero de King Crimson (y una que otra sorpresa). Sobre la música, el milagro de esta gira, cómo conoció y produjo a Caifanes y más, esto nos dijo.

Adrian Belew es un músico gigante, tan especial que no está hecho para la gran masa pero que por su superlativo talento en la guitarra y su voz única fue reclutado por genios, una y otra vez. Por eso integró, se elevó y elevó la música de agrupaciones como las de Frank Zappa, David Bowie, y como Talking Heads. Por eso, un músico visionario como Robert Fripp lo llamó en los años ochenta para decirle “quiero formar una banda contigo y con Bill Bruford”.
Desde ese momento, en el que Belew le dio el sí a Fripp y comenzaron a trabajar, con Bruford pero también con el fantástico bajista y stickista que es Tony Levin (una figura que no solo acompaña a Peter Gabriel en sus giras y grabaciones, le imprime su sello sonoro a sus hermosas canciones), se forjó una de las eras más recordadas e impactantes de King Crimson, la ochentera, con tres discos memorables (Discipline, 1981; Beat, 1982; Three of a Perfect Pair, 1984) que han marcado a los músicos que han marcado su vida.
Entre los devotos de esta música incomparable se encuentran dos virtuosos como Steve Vai, guitarrista de otro planeta, admirador de las artes de Robert Fripp en las seis cuerdas, y Danny Carey, Dios del trueno, baterista de Tool y absoluto estudioso de todo lo que Bill Bruford hizo con sus baterías en esos ochentas. A esos dos músicos invitó Belew a integrar, junto con Tony Levin, la superbanda BEAT, con la que trae a la vida ese repertorio de King Crimson ochentero, que muchos soñaban con escuchar pero jamás creyeron posible hacerlo (¡mucho menos en Colombia!).

Belew despierta devoción en su nicho, y si bien cuenta que ya cumplió sus tres grandes sueños de vida (los comparte en esta entrevista), eso no significa bajo ninguna circunstancia que esté dispuesto a parar. De hecho, se plantea seguir, cuando, pueda, como pueda, tocando esta música que sabe hace feliz a la gente (que ha respondido de manera sobrecogedora) y los alegra a ellos, como músicos. Adrian es un hombre que, en sus palabras, canta todo el día, canta porque sí. La música le brota por los poros, y no puede estar más emocionado por seguir llevando estas canciones, que parecían condenadas al olvido (Fripp no las incluyó en su gira, tampoco a Belew, quizá el único capaz de cantarlas como merecen) a “tanta gente le sea posible”.
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Antes de su visita a Bogotá, con su absurda superbanda, Belew nos dio 34 minutos de su tiempo, todos aprovechados, todos memorables, en los que habló de todo: la huella de época pero sin época de la música que tocan, el milagro de esta gira, cómo conoció y produjo a Caifanes, el día en que visitó a Frank Zappa con Bill Bruford y muchísimo más.

SEMANA: ¡Hello, you waiting man! ¡Qué honor tenerlo en estas páginas!
ADRIAN BELEW: A mí me honra ir a Bogotá a tocar por primera vez, y llevar conmigo la mejor banda que he tenido.
SEMANA: ¿Cómo lo trata Nashville, Tennessee, cómo lo trata el presente?
A.B.: Estoy bien. Tuve una cirugía en la mano, y ha sanado bien. Y hace pocos días enviamos nuestra instrumentación para que llegue a tiempo a nuestra primera fecha en Monterrey, México. Estoy listo, estoy muy emocionado.
Me honra ir a Bogotá a tocar por primera vez, y llevar conmigo la mejor banda que he tenido.
SEMANA: ¿Algo que sepa de Colombia?
A.B.: No, nunca he ido y creo que es maravilloso poder hacerlo: encontrar un lugar nuevo en el cual tocar. ¡He tocado casi en todas partes!
SEMANA: Volviendo a esa cirugía reciente, ¿le dejó alguna lección o perspectiva?
A.B.: Antes que todo, ¡Steve Vai también ha tenido un par de cirugías! En el tour más reciente, de 65 shows en Estados Unidos y Canadá, comencé a sentir que la mano izquierda se entumecía, a veces durante todo el día hasta la prueba de sonido. Y eso era aterrador. Pero Steve Vai había pasado por lo mismo. Así que me presentó a un cirujano increíble en Los Ángeles, el doctor Zari, quien ha hecho un trasplante de mano humana, ¡si puedes imaginarlo! Es así de bueno.
SEMANA: ¡Estaba en buenas manos!
A.B.: Para él, una cirugía de túnel carpiano es algo de rutina. No representa un gran reto. Y el proceso de recuperación ha sido muy bueno. Al principio no puedes tocar, por supuesto, pero eventualmente vuelve la destreza. Y, lo más importante, es que no he sentido ningún entumecimiento desde la cirugía y ya todo ha sanado. Todo está bien.
SEMANA: El mundo está un poco extraño estos días, hay caos, ¿cómo impacta a la música, a la banda? ¿Cómo lidia con estos tiempos?
A.B.: ¿Sabes? Nosotros solo hacemos lo que hacemos. Por supuesto, es difícil. Quiero decir, ha sido más difícil salir de los Estados Unidos, pero siento que eso está empezando a cambiar. Así que lo decidimos, después de una gira tan exitosa en la que nos encantó tocar juntos y todo fue maravilloso (es la banda perfecta para lo que estamos haciendo, todos son muy dedicados y todo nuestro equipo es genial). Y al final dijimos “bueno, llevemos esto ahora a tantos lugares del mundo como podamos. Hagamos una gira mundial”. Y eso es difícil cuando tienes a gente como Steve Vai, Danny Carey y Tony Levin, porque todos tienen otras cosas andando. Así que, poco a poco, estamos tratando de apartar temporadas en las que podamos coincidir para tocar en otros países, y Sudamérica es nuestra primera parada. Estamos muy contentos de haber podido hacerlo.

SEMANA: Es una banda increíble, supergrupo si los hay, ¿cómo describiría en pocas palabras a estos tres increíbles músicos que lo acompañan?
A.B.: Bueno, ¡tengo la impresión de haber trabajado con Tony Levin toda mi vida! Es fenomenal. No puedo decir lo suficiente sobre él como persona y como músico. No hay nadie como él. Desde el principio supe que, si podía, tenía que tener a Tony en la banda, pues eso lo cambiaría todo. Y debo decir que Tony está más feliz tocando en esta banda de lo que jamás lo he visto. ¡De cierta manera, ha vuelto a la vida! Está tocando tan bien. Es increíble.

A Steve Vai no lo conocía, pero conocía su trabajo y sabía que era un gran admirador del trabajo de Robert Fripp con King Crimson, el King Crimson de principios de los ochenta. Así que fue la primera persona a la que llamé. Pensé que si podía conseguir a alguien adecuado para encargarse de las partes de Robert, el resto sería mucho más fácil. Y lo ha hecho muy bien. Lo que les dije tanto a él como a Danny (Carey) fue: “Quiero que elijan las cosas esenciales que tenemos que hacer para que la música sea correcta, pero luego quiero que retomen todo y lo hagan a su manera”. No quiero que la gente venga a ver a Steve Vai imitando a Robert Fripp. Quiero que vean a Steve Vai tocando algunas de las partes que hay que tocar, a su manera. Y él ha hecho exactamente eso. Y también Danny. Conozco a Danny desde hace mucho tiempo. Ha tocado en un par de mis discos como solista. Desde el primer momento en que conocí a Danny, me abrazó tan fuerte que pensé que me iba a romper la espalda, porque dijo: “Te amo mucho por esos discos que hiciste en los ochenta”.
Así que ya sabía que él era el mayor fanático de esa música. Dijo que le cambió la vida (de hecho, compró mucho del equipo que Bill Bruford usó y luego vendió a lo largo de los años). Así que Danny era, para mí, el baterista perfecto. Eso sí, tuve que esperar hasta que todos estuvieran listos: esperé a que Tony terminara de tocar con Peter Gabriel y esperé a Steve. Cuando le propuse por primera vez que lo intentaramos después del covid, me respondió que tenía 18 meses de gira continua por delante. Finalmente, cuando Tool terminó su gira, vinieron aquí donde vivo, en Nashville. Los conozco muy bien. Son buenos chicos. Así que pude ir al concierto y le pregunté a Danny en persona si estaba dispuesto. De nuevo, casi me mata a abrazos.

SEMANA: Es necesario conectar con Robert Fripp. ¿Qué tan clave fue hablar con él y obtener su bendición, e incluso quizás la sugerencia para el nombre?
A.B.: Robert apoyó la idea desde el principio. Cuando lo llamé, en 2019, yo sabía que el aniversario de la música de los ochenta de King Crimson y el aniversario de mi ingreso y el de Tony a King Crimson estaban a tan solo dos años (2021). Le dije que, si era posible, deberíamos hacer algo al respecto, celebrarlo, así fueran unos pocos conciertos. Él lo pensó y al día siguiente me dijo en un correo electrónico que tenía demasiadas cosas en marcha y no creía poder comprometerse. Pero sí me dijo por teléfono: “Si tú quieres impulsarlo”, y esa fue la palabra que usó, “tienes mi bendición para hacerlo”.
No creo que Robert imaginara lo que tenía en mente, o que entendiera que hablaba tan en serio y que iba a conseguir a los mejores músicos del mundo. Creo que pensó que solo conseguiría un par de personas para quizás tocar algunos conciertos (risas). Pero ahora ha desarrollado una relación con Steve Vai. Hablan mucho por teléfono sobre la música y le ha hecho algunas sugerencias.
Volviendo al cuento, cuando supe que todos estaban alineados, volví a llamar a Robert. Habían pasado años; y le dije: “Bueno, esto es lo que estoy haciendo”. Hablamos y estaba muy contento. Y preguntó: “¿Cómo lo vas a llamar?”. Y dije: “Tenemos todo un equipo de producción y productores, pero realmente no sabemos”. Y él dijo: “Bueno, he usado tanto la palabra ‘disciplina’ en mi trabajo (su sello discográfico incluso se llama así). Y sé que tú y Tony han usado las palabras ’Three of a Perfect Pair’ para la Bandcamp durante 13 años”. Y sí, lo hacemos todos los años. Y sugirió, “¿Por qué no lo llaman Beat?”. Y pensé que era perfecto, es muy fácil de recordar y obedeciendo a la leyenda de que estamos “haciendo música de los ochenta de King Crimson”, queda muy claro lo que vas a obtener. Eso funcionó muy bien.
Robert no ha visto el espectáculo, y no sé si vendrá a verlo o no, pero probablemente ha visto muchos videos y ha dicho cosas buenas al respecto.
SEMANA: ¿Ha notado algún cambio en cómo responde el público a este material en comparación con los años ochenta?
A.B.: ¡Oh, me ha sorprendido mucho! Ha sido una explosión de felicidad entre los fans. Sabía que tendría algún efecto. Pensé que habría gente que lo había visto en aquel entonces y gente más joven que quería verlo, pero que nunca había tenido la oportunidad. Pero luego, cuando se suman los fans de Tool y los fans de Steve Vai, realmente me sorprendió. Fue mucho más grande de lo que nadie esperaba. Aquí en los Estados Unidos, mucha gente la llamó la gira del año. Eso nos llevó a continuar, es demasiado bueno para no seguir adelante y tocar por todo el mundo si podemos.

SEMANA: ¿Otras canciones que se llevan las ovaciones en estos conciertos?
A.B.: Sí, hay otras. Hay algunas de las favoritas que sabes que generarán reacciones, como “Elephant Talk”. Pero cuando Steve Vai hace un solo prolongado en “Sheltering Sky”, en el que es su momento para brillar, genera una gran reacción. Luego, cuando hacemos “Waiting Man”, llevamos la batería al frente y Danny y yo hacemos exactamente lo que hacíamos con Bill (Bruford). Creo que ese es un momento especial. Hay muchos momentos especiales, en realidad. “Matte Kudasai” y tantas... se siente como un espectáculo perfecto. Y tiene dos secciones. Lo organicé de tal manera para tener algunas de las cosas más oscuras en la primera mitad y luego regresar y hacer todas las canciones que todos conocen mejor. Eso parece funcionar muy bien.

SEMANA: Sobre el setlist, ¿ha evolucionado?, ¿hay algún cambio?, ¿es dinámico?
A.B.: Diría que es eso, una “lista” que está muy “set” (establecida). Y hay razones para eso. No tenemos tiempo para ensayar nada nuevo. No tenemos tiempo para, ya sabes, trabajar nuevas ideas. Estamos yendo de un lugar a otro todos los días.
Además, esa es la manera en que nos gusta la lista. Nadie se ha cansado de ella todavía. Todos decimos “Es genial, dejémosla así por ahora”, pero creo que cuando sigamos el próximo año, quiero introducir un par de canciones del doble trío, las que siento que podemos hacer y quizás reemplazar un par de canciones de este set que ya habrán tenido su momento. Hay algunas canciones que me hacen pensar que tenemos mejor material, pero no es de los 80. Así que pienso que tocaremos algunas cosas de los 90. Trabajaremos en eso, porque el próximo año, creo, empezaremos de manera más natural y tendremos un tiempo para ensayar.
SEMANA: La música de los 80 con King Crimson dejó tres discos históricos, y quería que nos contara un poco cómo esa música difiere del resto de lo que ha hecho...
A.B.: Robert me llamó y me dijo: “Quiero formar una banda contigo y con Bill Bruford”, y yo estaba tocando con Talking Heads. Fue realmente increíble recibir esa llamada. Conocía la música de Robert y Bill muy bien, y estaba encantado, pero ni yo imaginé a dónde nos llevaría. Cuando nos reunimos, nos dimos cuenta bastante rápido, “Wow, estamos haciendo algo que realmente no se parece a la otra música de King Crimson, ¡y no se parece a ninguna otra música”. Y sentí que estábamos entrando en un territorio inexplorado, haciendo cosas que nadie había hecho antes.
Cuando nos reunimos, nos dimos cuenta bastante rápido de estar haciendo algo que realmente no se parece a la otra música de King Crimson y a ninguna otra música. Estábamos entrando en un territorio inexplorado, haciendo cosas que nadie había hecho antes
Por ejemplo, fue muy difícil para mí aprender a llevar el rol de compositor con ese material. Cuando tienes las dos guitarras ‘tadarara tararara - tadara tada’, es maravilloso, pero luego Robert dice: “Ahora, ¿puedes convertir esto en una canción?”. ¡Veamos! No hay cambios de acordes y no hay melodía. Y bueno, trabajé mucho en eso y comencé a poner cambios y a resolver acordes y a mover las partes con la aprobación de Robert y las canciones comenzaron a surgir. Ahí supe que era algo realmente especial.
Fue muy difícil para mí aprender a llevar el rol de compositor con ese material. Cuando tienes las dos guitarras ‘tadarara tararara - tadara tada’, es maravilloso, pero luego Robert dice: “Ahora, ¿puedes convertir esto en una canción?”. Veamos... ¡No hay cambios de acordes y no hay melodía!
Esta música me ha afectado a lo largo de mi vida porque mucha gente siempre quiere escucharla. No sé cuántas giras en solista he hecho, pero siempre he tocado canciones de King Crimson de esa época y también del material posterior. Es un tipo de música muy única y nadie más ha podido hacer exactamente lo mismo. Tampoco creo que deban intentarlo, pero eso lo hace especial.

SEMANA: Si tuviera que elegir uno de esos tres álbumes (Discipline, 1981; Beat, 1982; Three of a Perfect Pair, 1984) para lanzarlo a una cápsula del tiempo, ¿cuál sería?
A.B.: Creo que sería Discipline, aunque todos los discos tienen cosas que amo. De cierto modo, es una pregunta injusta, pero elegiría Discipline porque fue muy innovador. Robert solía decir que era nuestro disco de luna de miel. Estábamos recién casados y muy felices juntos (ríe). Te estás reuniendo por primera vez y estás descubriendo cosas.
Tienen que recordar que no solo nos estábamos descubriendo como músicos y descubriendo cómo trabajar juntos, sino que todos teníamos nueva tecnología que nadie más estaba usando. Robert y yo teníamos sintetizadores de guitarra; Bill tenía una batería electrónica y Tony Levin apareció con esta cosa llamada stick. Nos miramos y dijimos, “¿Qué es eso?”. Eso también contribuyó al carácter único. Estábamos descubriendo qué hacer con la tecnología y cómo hacerla avanzar. Y funcionó maravillosamente. Siempre pensé que mucho de lo que tocaba Tony era tan importante como las melodías, y parecía que lo de cada uno hacía afectaba lo que hacían los demás.
No solo nos estábamos descubriendo como músicos y descubriendo cómo trabajar juntos, sino que todos teníamos nueva tecnología que nadie más estaba usando. Robert y yo teníamos sintetizadores de guitarra; Bill tenía una batería electrónica y Tony Levin apareció con esta cosa llamada stick. Nos miramos y dijimos, “¿Qué es eso?”. Eso también contribuyó al carácter único
Siempre sentí que Robert y yo éramos como dos caras opuestas de la misma moneda, porque en el medio había cosas que compartíamos, pero él tenía su manera de aproximarse a la música y yo la mía. Y no era difícil resolver lo que debías tocar. Si él iba a tocar algo, yo siempre pensaba, bueno, “esto es lo que debo tocar en respuesta a eso”, y así sucesivamente. Compartíamos una base común, pero teníamos nuestro propio territorio. Y es lo mismo con Steve, para mí. Es una asociación similar donde ni siquiera tienes que hablar mucho al respecto, ¿sabes? Aquí está lo que voy a tocar y sé lo que vas a tocar.

SEMANA: Adrián, toca la guitarra de manera increíble, pero también está su voz, potente, emocional, ¿cómo la cuida para conservarla de esa manera?
A.B.: Bueno, creo que lo mejor es cuidarse. Como cantante, probablemente nunca deberías fumar un cigarrillo, y yo nunca lo he hecho. Hago ejercicio, trato de cuidarme. Y tengo un montón de energía. Tengo 75 años y me siento como de 25. Y creo que hay una cuestión: cantar mucho, y yo lo hago, yo canto mucho. Si estoy feliz, canto, y a veces canto cuando no hay razón para hacerlo. Si haces eso, tu voz se mantiene en forma. Y siempre he leído que tu voz, si la cuidas, madura hasta cierto punto a medida que envejeces. No digo que se mantendrá para siempre, pero en esta última ronda de giras, con 64 shows seguidos, canté cada uno sin ningún problema. Mi voz siempre estuvo lista y a todos les pareció que fue perfecta. Eso dijeron. No sé.
Como cantante, probablemente nunca deberías fumar un cigarrillo, y yo nunca lo he hecho. Hago ejercicio, trato de cuidarme. Y tengo un montón de energía. Tengo 75 años y me siento como de 25. Y creo que hay una cuestión: cantar mucho, y yo lo hago, yo canto mucho. Si estoy feliz, canto, y a veces canto cuando no hay razón para hacerlo. Si haces eso, tu voz se mantiene en forma
SEMANA: Cada fan tiene una línea favorita. Algunos tenemos “I’m a 1952 Studebaker Coupe” tatuado en la mente y el alma. ¿Hay alguna línea que lo mueve más que otras?
A.B.: Dios mío. ¿Sabes?, cuando estoy cantando y tocando, realmente no estoy pensando en nada. Dejo que suceda y trato de no desviarme del camino. Pero he escrito muchas canciones y muchas letras en mi vida, y hay muchas con las que me siento realmente feliz. A veces miras hacia atrás y piensas “Eso, justo ahí, significó algo”. Y creo que así se sienten la mayoría de los compositores. No todo lo que vas a hacer va a ser lo mejor, pero a veces haces algo y sientes “Estoy satisfecho con eso”. Y me pasa mucho, especialmente con el material de King Crimson.

Siempre fue muy difícil escribir para King Crimson, porque como escritor y letrista y el creador de las melodías, estás hablando por los demás miembros de la banda. Escribes las palabras. En mis álbumes en solitario puedo ser divertido, puedo hacer el tonto, puedo hacer lo que quiera. Puedo jugar con las palabras o llevarlas donde quiera. Pero con King Crimson tengo que tener cuidado. ¡No quiero avergonzar a Tony Levin!
SEMANA: Has trabajado con bandas mexicanas icónicas como Caifanes. ¿Cómo sucedió esa conexión? ¿Quién encontró a quién?
A.B.: ¡Es una historia interesante! En los 80, una de las veces que tocamos en Londres, había este camerino (Green Room) en el que puedes ir y conocer a algunos de los fans o a quienquiera que haya ido al show. Entré al camerino y vi a esta persona grande, alta y guapa que se acercó a mí. No hablaba inglés muybien, no todavía (ha mejorado mucho), pero simplemente me dijo algo así como: “Tú y yo vamos a trabajar juntos algún día”. Y pensé: “Está bien... interesante”.
Y esa persona resultó ser Saúl (Hernández), por supuesto. En un momento dado, cuando estaba haciendo mucho trabajo en solitario, mientras King Crimson estaba de vacaciones, (una de las vacaciones que Robert nos daba), recibimos una llamada de Marusa Reyes, su mánager, y me dijo que les gustaría que los produjera. Y a mí realmente me interesaba la producción y el proyecto me sonaba muy único.

Así que fui a México y viajé mucho con ellos, nos conocimos, me mostraron su cultura y la música con la que crecieron. Fuimos a diferentes eventos y festivales porque realmente quería saber de qué se trataba esta música, no se trataba de solo producir una banda. Cuando terminó ese proceso, sentí que realmente entendía la música y su espiritualidad. Es un tipo de música muy espiritual. Y yo vivía en Lake Geneva, en Wisconsin, y había un estudio hermoso allí donde trabajaba. Así que los invité a grabar el disco en Wisconsin en pleno invierno. Hacía un frío helado. Quiero decir, increíble. No sé lo que ellos pensaron de eso, pero era el estudio correcto. De eso si estoy seguro.
Las interpretaciones fueron geniales. Las canciones fueron geniales. Me sorprendió mucho después cuando supe que me habían elegido productor del año por El Silencio. Es curioso. Incluso ahora, cada vez que conozco a alguien de ascendencia latina o alguien que ha vivido en esa parte del mundo y se dan cuenta de que produje a Caifanes, ¡se vuelven locos!
Las interpretaciones fueron geniales. Las canciones fueron geniales. Me sorprendió mucho después cuando supe que me habían elegido productor del año por El Silencio. Es curioso. Incluso ahora, cada vez que conozco a alguien de ascendencia latina o alguien que ha vivido en esa parte del mundo y se dan cuenta de que produje a Caifanes, ¡se vuelven locos! Es muy gracioso. El otro día, en el restaurante mexicano que frecuento, había alguien allí y les estaban hablando y dijeron: “Este es Adrian Belew, ya sabes, y trabajó con Frank Zappa”. La persona no reaccionó. “Okay”. “Estuvo en King Crimson, trabajó con David Bowie”: ninguna reacción. Luego dijeron: “Okay, trabajó con Caifanes” y ahí estalló: “¡Caifanes!, Dios mío, ¡vamos a pedir unas margaritas!”. Es como una palabra mágica para la gente que conoce esa música.
SEMANA: Usted mantuvo el contacto con Frank Zappa. ¿Alguna vez comentó algo sobre la música de King Crimson?
A.B.: No creo que Frank conociera la música de King Crimson. De hecho, una vez, cuando estábamos en Los Ángeles (yo siempre iba a ver a Frank por mi cuenta), estaba con Bill Bruford y le dije: “¿Quieres subir a conocer a Frank Zappa?”. Y él dijo: “Sí”. Subimos y saludamos a Frank, y no creo que Frank supiera quién era Bill Bruford. Fue un poco extraño. Ya sabes, estábamos hablando y Frank nos mostraba su estudio y cuánto había cambiado. Siempre estaba reconstruyéndolo. Siempre decía: “Bienvenidos a mi proyecto de construcción”. Fue algo extraño para mí darme cuenta de que realmente no conocía el trabajo de King Crimson. Pero él era un poco como yo, con la cabeza enterrada porque estoy trabajando en tantas cosas al mismo tiempo. Realmente siento que no tengo tiempo para escuchar otras cosas y hay demasiadas opciones. Así que es difícil encontrar tiempo. Pero creo que Frank era igual. Siempre tenía la cabeza metida en la música de Frank Zappa, que es lo que debía estar haciendo.

SEMANA: ¿Bill quedó decepcionado?
A.B.: No, ni siquiera hablamos de eso. No creo que le importara. Es una persona muy curiosa. Él estaba muy interesado en el estudio y en el proceso. Y cada vez que hablabas con Frank Zappa era una conversación intrigante, sin importar la ocasión o el marco. Era maravilloso hablar con él. Bill lo disfrutó, por supuesto.
SEMANA: Ha viajado por el mundo, conocido a mucha gente. ¿Le queda algún sueño por cumplir?
A.B.: Había tres cosas en mi lista. Hace mucho tiempo, pensé que algún día me encantaría tocar la guitarra con una orquesta. No creo que en ese momento nadie lo hubiera hecho. Y resultó que eventualmente escribí una sinfonía de 45 o 43 minutos. Aunque no escribo música, pude explicarla al arreglista y hacer que todo se resolviera y se pasara a partituras. Toqué con la Orquesta Metropole en Ámsterdam mi pieza musical llamada E. Esa fue una experiencia asombrosa para mí. Estás frente a toda una orquesta, todos están leyendo tu música, pero no sabes leer música, y hay un director que te están dirigiendo y tú estás como, “Wow, eh... oh, qué nervios”.

La segunda cosa viene de que cuando era niño. Crecí con dibujos animados, Bugs Bunny y todo eso. Siempre quise hacer algo con animación. Y un día recibí una llamada de Pixar y, por supuesto, hice su cortometraje llamado Piper, que ganó un Oscar. ¡No puede ser mejor que eso! Ese fue un punto muy alto en mi vida, además de otros momentos destacados como conocer y trabajar con Frank (Zappa) o David (Bowie). Y quedaba una cosa más. Pensé que, dado que la banda que más significó para mí cuando empecé en la música fueron los Beatles, pensé que sería genial, si bien no podrás tocar con ellos, quizá podría saludarlos o algo así. Y terminé hablando con Paul McCartney durante una hora en su habitación de hotel... en su suite presidencial, debería decir, en Filadelfia. Eso completó mi lista. Realmente ahora solo quiero seguir creando y ser una fuerza creativa. Pero no tengo una lista para hacer algo con alguien en este momento. No hay otra cosa por buscar. Estoy feliz donde estoy.
SEMANA: ¡Colombia!
A.B.: Sí. Ir a Colombia, eso todavía está en mi lista y todavía no lo he hecho.
SEMANA: Adrian, antes de despedirnos, tenemos aquí a uno de los tantos seguidores de su música en Colombia. Esto quiere decirle...
FELIPE OSORIO: Hola, Adrián. ¿Sabes?, uno de mis sueños también es saludar a alguien que admiro profundamente, ¡y lo estoy haciendo ahora mismo! Estamos esperando ansiosamente a la banda aquí en Bogotá. Será mi segundo concierto, ya que pude asistir al que hiciste en Orlando el año pasado. Fue increíble para mí. Imagina lo que se siente pasar de pensar que nunca escucharía en vivo las canciones de mi álbumes favoritos de King Crimson a escucharlas dos veces. Quiero decir, estoy muy feliz. Realmente estoy esperando a que este momento vuelva a ocurrir.
A.B.: Bueno, tengo varias cosas que decir sobre eso. Primero que todo, esa es exactamente la razón por la que trabajé duro para que esto sucediera. Tomó cinco años armarlo, y nunca me di por vencido porque pensé: “No, esta música necesita volver a ver la luz del día”, para la gente que no tuvo la oportunidad de verla la primera vez. Todavía es relevante; es atemporal. Pensé que era importante sacar esta música a la luz, pues corría el riesgo de olvidarse. El último King Crimson que hizo Robert, sin mí, no tocó la música de los 80. Y sentí algo como, “Wow”, ya sabes. Puse gran parte de mi vida y de mi creatividad en eso y quiero ver que sigue viva. Ese es el primer punto. El segundo punto es que necesitas venir al backstage y estrechar mi mano y decirme quién eres. Me encanta conocer a la gente a la que le gusta la música.
SEMANA: Muchas gracias por el arte y por todo este tiempo...
A.B.: De nada, disfruté mucho de la charla también. La próxima vez que sepan de mí, estaré gritando en el escenario.
