Estreno
‘Die, My Love’: una charla con la genial Jennifer Lawrence sobre poesía, psicosis, maternidad y Lynne Ramsay
En ‘Die, My Love’ / ‘Mátate Amor’, la directora escocesa y la célebre actriz conjuran una experiencia artística febril, inquietante y profundamente humana, que a Lawrence puede representarle un nuevo Óscar y al público, una experiencia inolvidable. Hablamos con ella sobre el rol de su carrera.
Siga las noticias de SEMANA en Google Discover y manténgase informado

Es loco pero cierto. La mayoría de series y películas se escriben hoy para gente que las ve en el televisor mientras al tiempo mira el teléfono. Por eso se hace necesario abrazar el otro lado, la mayor pantalla de todas, el cine, cuando trasciende el entretenimiento y exige de su público una entrega total y voluntaria. Die My Love, la más reciente película de la guionista y directora escocesa Lynne Ramsay (entre otras, dirigió la tremenda Tenemos que hablar de Kevin, con Tilda Swinton), les pide abrirse a que el séptimo arte sea un lugar de vulnerabilidad agitada. Y se los pide en las salas de cine, desde este jueves 6 de noviembre, porque les da mucho a cambio.
Entre otros detalles, como el genial ojo de Ramsay, los encuadres que ofrece su cine, la fotografía, la música y el riesgo que corre en sus maneras (al adaptar Mátate, Amor, la inadaptable novela de la argentina Ariana Harwicz sobre una madre novel que “busca refugio en el delirio y en los escapes ocasionales, atraída hacia lo más profundo del bosque”), la película ofrece el papel más intenso y notable de Jennifer Lawrence. Y eso no es poco.

La consumada actriz estadounidense nació en 1990, pero empezó tan temprano a brillar que ya cuenta varias etapas en su carrera. En ese camino, ha dejado roles icónicos en sagas distópicas taquillerísimas (The Hunger Games) y en películas de autor con la misma dedicación, siempre asombrando. No es exagerado decir que J Law nunca se la gana fácil y se siente en la pantalla. Hay algo poderoso en cómo, cuanto más avanza, más aprovecha su talento y su plataforma. Superó los vaivenes de su etapa más comercial (que dejó igualmente réditos económicos) para habitar una era en la que escoge proyectos que la mueven, y, por ende, muy probablemente nos muevan a muchos.


Como persona, jamás ha temido decir lo que el mundo necesita escuchar sobre el respeto que merecen las mujeres en el lugar de trabajo y el derecho que tienen a decidir sobre sus cuerpos. Aquí toca el derecho a sentir. En Die My Love, en el rol de Grace, que describe como una mujer “salvaje, indómita e inquebrantable”, desde una entrega feral, intensa y muy genuina, Lawrence comparte la experiencia de la depresión posparto y el delirio con el mundo.
En una ronda de medios de la que participó SEMANA, explicó que la película “explora la maternidad mostrando la crisis de identidad que puede representar un bebé, que, para bien o para mal, significa una identidad nueva”. Y subrayó algo fundamental: “Quiero que cualquier persona que sufra depresión o ansiedad sepa que no es su culpa y que no está sola. Hay ayuda disponible”.
“Quiero que cualquier persona que sufra depresión o ansiedad sepa que no es su culpa y que no está sola. Hay ayuda disponible”.
En un tiempo en el que se habla de “actrices creadas por inteligencia artificial”, con su interpretación Lawrence le pasa un buldócer por encima a esa insolente idea, marcando los claroscuros de la condición humana, siniestros, duros… inspiradores. Die My Love oscila entre historia terrenal y sueño febril, y no habrá actriz computarizada que se le acerque a lo que aquí entrega. Si la película no es alegre, ese hecho sí debe alegrar a quienes admiran el cine y sus artistas.
En 2012, por Silver Linings Playbook, Jennifer se llevó el honor más alto de Hollywood, el Óscar a mejor actriz. Y para la edición 2026, sin dudas, será nominada (apuntamos también, de una vez, a Renate Reinsve, de Sentimental Value). Quien sea que gane, no habrá hecho un mejor trabajo. Deja la piel y el alma en esta Grace, diametralmente opuesta a la Grace que interpretó en Mother!, de Darren Aronofsky.
Jennifer filmó embarazada, así que actuó desde el personaje que leyó en la página, el que trabajó con la directora escocesa, pero también desde una experiencia que la ha visto traer dos vidas al mundo.

Sobre ese proceso de filmación, aseguró: “Me sentía ferozmente protectora, ferozmente concentrada. Estaba en mi segundo trimestre, cuando comenzaba a sentirme mejor, con más energía. Ese estado casi bestial nos ayudó a descubrir este movimiento felino, como de gato. Yo me sentía como un animal, y eso empezó a crecer, a expandirse y a explorarse”. A su vez, compartió que la directora vivía, a su manera, un proceso paralelo: “Ella también estaba aislada, habiéndose mudado a un lugar nuevo, sintiéndose como un animal enjaulado”.
El cine de Lynne Ramsay evoca por instantes la belleza de algunos cuadros de Francis Bacon. Y la música es clave...
Y, si bien vivió depresión posparto, la actriz aclaró diferencias entre su experiencia y la de su personaje: “Haber estado embarazada, dar a luz, pasar por el posparto me permitió comprender lo que vivía Grace, pero su aislamiento físico me impactó. Para mí, tener amigas que también son madres y una comunidad maternal ha sido vital para mi salud mental. Así Que solo puedo imaginar lo que sería sentirse tan aislada, además de estar deprimida y físicamente sola”.

Para fortuna de los espectadores, Ramsay congregó un reparto estelar para rodearla, que incluye a Robert Pattinson (interpreta a su esposo, Jackson, en un rol a la altura de la enorme exigencia), así como a dos leyendas de Hollywood: Nick Nolte y Sissy Spacek (puede leer nuestra entrevista con la icónica actriz en este enlace). La seis veces nominada al Óscar (y ganadora en 1981) interpreta a Pam, la suegra de Grace. Y entrega un personaje necesario en medio de la densidad, si bien atraviesa su propio duelo. En una escena preciosa, Grace visita a Pam, la peina con amor y presencia.
En momentos así, según Spacek comparte con SEMANA, se establece entre ambas un entendimiento de doble vía, la “empatía que Pam tenía por Grace al pasar por su psicosis y la empatía que Grace tenía por Pam, quien había cuidado a su esposo con demencia durante años y enfrentaba su pérdida”.

Lynne Ramsay, poeta
Mirando hacia la escocesa, les preguntamos a ambas actrices sobre lo que esperaban y lo que encontraron al trabajar con Lynne Ramsay. Por su parte, Lawrence buscó personalmente a la escocesa y, ante una primera negativa, le insistió para que hiciera esta película, convencida de que nadie más podía asumirla. “Esperaba un genio y encontré un genio”, explicó a esta revista. “Fue más libre de lo que imaginé. Pensaba que sería controladora, pero hizo gran parte de su trabajo antes de que nosotros llegáramos a filmar. Esta es una obra centrada en el personaje, y nace de muchísimas conversaciones previas sobre quién es ese personaje y la historia que se cuenta.
“Esperaba un genio y encontré un genio”, explicó a esta revista sobre trabajar con Lynne Ramsay. “Fue más libre de lo que imaginé. Pensaba que sería controladora, pero hizo gran parte de su trabajo antes de que nosotros llegáramos a filmar”.
Además, Lynne es muy visual. La casa misma es otro personaje. Ella construye un mundo entero, pero una vez que está en el set es parte de ese mundo y simplemente observa. No se entromete, solo observa”.

Spacek, quien en 50 años de carrera suma películas con directores como Brian de Palma, Terrence Malick, David Lynch, Robert Altman y Michael Apted, anotó que cada uno de esos maestros “saca cosas diferentes de ti, despierta nuevos lugares creativos dentro de ti, y Lynne Ramsay es eso: una artista de principio a fin, como también lo es Jennifer. Apareció la oportunidad de trabajar con ellas, y no iba a dejarla pasar”. No deje pasar usted tampoco esta notable obra en el gran formato.




