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Diez poemas del sincelejano Rodrigo Marel, en una selección de ‘Bonitas las horas’, su más reciente poemario
La publicación refleja un sentir intenso y habla de sentimientos profundos durante diferentes fases del amor y desamor. Compartimos una pequeña curaduría hecha por el autor, que refleja el espíritu del libro y sus vertientes de expresión.
“Una obra con tintes a tragicomedia”, así define su estilo literario Rodrigo Marel (Sincelejo, 1981), quien en sus letras y versos, con un lenguaje sencillo y sin pretensiones, refleja la dualidad entre la profunda herida que provoca el desamor y la posibilidad de reírse de uno mismo a través de esa misma herida. El proceso creativo de este trabajo ha sido un desafío personal y artístico para el poeta, que explora en sus versos temas universales como el duelo, la soledad, el engaño y el deseo, impregnados de referencias culturales y personales que celebran su identidad caribeña y su visión del mundo.
Con motivo del lanzamiento de su más reciente poemario Bonitas las horas, el tercero que publica de manera independiente (después de Mar Adentro y Fuego Secreto), le pedimos al sucreño compartir una selección con nuestros lectores. Marel accedió, y nos explica su criterio de selección.
“Bonitas las horas es un poemario que refleja un sentir intenso. Habla de sentimientos profundos durante diferentes fases del amor y desamor, por ese motivo, he escogido estos diez poemas como algunos de mis favoritos ya que reflejan el espíritu del libro y capturan ese momento exacto de cómo me sentía cuando los escribí de una manera muy real y vulnerable.
También son como un espejo de lo que vas a encontrar en cada uno de los tres capítulos, donde el primer capítulo titulado Perdóname, traidor es sobre atravesar el duelo, la desilusión y permitirse sentir la frustración, la rabia, la soledad como parte del proceso; Caribe sublime te conecta con el lugar físico y cultural de donde vengo también como método para curar heridas y reencontrarse con uno mismo, con el amor verdadero y, por último, Puro embuste está construido más sobre el deseo, las posibilidades infinitas del amor pero siempre con mucho drama”.
Tendencias
Ahora, que hable la poesía...
Capítulo 1 / Perdóname, traidor
Duelo
Ahí está la lápida
con nuestros nombres.
De vez en cuando la visito
para asegurarme de que estamos muertos.
Ahí está el mar,
con nuestras cenizas
triste,
mudo,
adolorido.
Atrapado en nuestro tiempo.
Nunca me había sentido tan amado
como en todas esas noches contigo,
pero ya no recuerdo si estaba triste o contento.
Medialuna
Nuestro amor es triste,
nuestro amor es eterno.
La puñalada de una daga
que nos atraviesa enteros.
¿Podré amar a otro?
entregar mi luz y mi sombra a otra alma
o la medialuna que cuelga en mi cuello.
Cuando dijimos que nos amaríamos por siempre,
entre el impulso y la euforia,
¿Fue promesa o maldición?
Nostalgia doméstica
Si entre mis deseos estuviera,
yo volvería decidido.
Volvería por una nueva casa;
un bodegón con frutas frescas.
Haría el jardín,
pondría la mesa,
colgaría la ropa.
Volvería con la tarde,
con pintura para las paredes,
música para el tocadiscos,
comida para los gatos.
Capítulo 2 / Caribe sublime
Busto romano
Aquella noche cayó al mar
una piedra de forma esculpida.
En su pecho estaba rota:
tenía un acantilado,
un cráter.
Me volví su amante eterno,
cubrí sus heridas con conchas y gorgonias,
escribí nuestras iniciales
sobre su llaga abdominal.
Cada noche me vestía
con los largos guantes de terciopelo
-azules yendo a esmeralda-
como la selva entrándose en el mar.
Caribe sublime
En el cielo un abanico de techo da vueltas,
refresca el papel caliente
donde he escrito tu nombre.
Por la ventana se oye el mar,
dando un latigazo
a los vulgares turistas,
que no se han rendido
ante la magia del universo.
Trágame entero
Caribe sublime,
a ti te pertenezco
brisa de febrero,
cañaguate florecido.
Abrázame entero
con tus brazos nervudos,
a ti te pertenezco
brisa de diciembre,
Flor de monte.
Amar otra vez
Amasar el maíz,
moler al ajonjolí,
machacar los ajos
-empecinado en agradar-.
Limpiar la yuca,
pelar el ñame,
hervir el corozo
-esperando ser amado-.
Freír los plátanos,
lavar los ajíes,
salar el queso
-en la más completa soledad-.
Pechiche
Tócame,
abrázame,
bésame.
Agárrame la oreja,
pellízcame el cachete,
oye, desenrédame el pelo.
Consiénteme,
quiéreme,
aplástame.
Ráscame la espalda,
acaríciame el cuello,
cógeme las tetillas.
Mímame,
espíchame,
apercóllame.
Cuídame, que yo te cuidaré.
Capítulo 3 / Puro embuste
Atadura
Ven con la noche
amor mío,
haz tus nudos,
ata las sogas.
Cíñete a mí
con dedicación y desprecio.
Ata las cuerdas,
haz tus cabos,
anuda con deseo
y tristeza
tus arrepentimientos.
Átame fuerte.
El oficio del bordado
Ninguno tenía manos de bordador,
pero todos bordaron.
Con sus hilos adornaron mi pecho,
abandonaron sus tragedias y fantasmas.
Mi cuerpo atendía sus favores,
a veces fatigado,
a veces con ternura.
Algunas noches
observaba, melancólico,
tantas manos bordando
y sangrando al mismo tiempo.
Melodrama
Las lágrimas son
por picar las cebollas
y los nervios por las telenovelas.
La nariz me sangra
por el repentino vértigo
y estas cerillas
son para prender la casa.
Lágrimas sangre
semen
Mañana seremos
primera página del periódico.
Cómo conseguirlo
Bonitas las Horas cuenta con ilustraciones del artista Santiago Álvarez, radicado en Berlín, y ha sido diseñado por el artista multidisciplinario Rubén Antorveza. El libro está disponible actualmente en librerías independientes de Bogotá como NADA y El Cuarto Plegable, así como a través de la cuenta de Instagram del autor @rodrigomarel.