Música
El amor cumbiero atemporal de Amantes del Futuro: “Vemos a Colombia como la cumbia madre”
Invitado al Festival Centro 2025, Immanuel Miralda (conocido como Ima Felini) trae este sábado su proyecto Amantes del Futuro a la noche capitalina. En conversación con SEMANA, el músico y productor mexicano reflexiona sobre su trayectoria y su visión de la cumbia en el siglo XXI.
Desde sus inicios en la música electrónica hasta convertirse en una de las figuras más relevantes de la cumbia electrónica, Immanuel Miralda, mejor conocido como Ima Felini, ha trazado un camino en el que converge la tradición con la experimentación. Con su proyecto Amantes del Futuro el productor mexicano ha construido un universo sonoro en el que convergen algunas de las distintas vertientes de la cumbia con la influencia del ambient, el techno o el dub.
Por ello, a lo largo de los años su trabajo ha sido un punto de encuentro entre la cultura popular mexicana y la electrónica, desarrollando una propuesta que no sólo invita al baile, sino que también cuestiona y reivindica los ritmos de origen latinoamericano frente a los prejuicios de clase que históricamente han enfrentado desde la mirada anglosajona. Desde sus primeros experimentos en los años noventa hasta la consolidación de su sonido en la última década, Amantes del Futuro ha sido un explorador incansable de las posibilidades que ofrece la cumbia en un contexto globalizado. Bogotá tendrá la oportunidad de reencontrarse con él este próximo 25 de enero en el marco del Festival Centro.
La historia de Ima Felini y Amantes del Futuro está profundamente ligada a la evolución de la cumbia en México y Latinoamérica. Su interés por el sonido sonidero, la cumbia rebajada de Monterrey y la tradición cumbiera de su país lo llevó a desarrollar el movimiento Súper Cumbia Futurista, una corriente que anticipó por más de una década la explosión de la cumbia electrónica y que sirvió como semillero para nuevas generaciones de productores y DJs. Su música, marcada por bajos pesados, sintetizadores fluorescentes y una estética que dialoga con la cultura sonidera de las fiestas barriales mexicanas, ha traspasado fronteras y ha encontrado ecos en ciudades tan diversas como Barcelona, Beijing o Bogotá. De igual manera, su papel como curador y promotor de la fiesta Muchacumbia, junto a Pablo Marín Ángel, “El último romántico”, ha sido clave en la reactivación del interés por la cumbia en espacios en los que este ritmo había quedado relegado a un consumo estacional o nostálgico.
Además de su labor como productor, Ima Felini ha sido un estudioso de la cumbia en todas sus formas. En su discurso se percibe una necesidad de entender y catalogar las diferentes expresiones de este ritmo en América Latina, desde la cumbia villera argentina hasta la chicha peruana y las cumbias con órganos de Ecuador. Para él, la cumbia no solo es un género musical, sino un fenómeno social y cultural que refleja la historia y la identidad de los pueblos. En sus álbumes Sabor Sónico (2019), Kumbiatitlán (2023) y Sabor Sónico II (2023) esta visión se materializa en una obra que rinde homenaje a la diversidad del género y que, al mismo tiempo, se proyecta hacia el futuro con una propuesta estética y conceptual que desafía las convenciones de la música de baile. En conversación con SEMANA, Ima Felini reflexiona sobre su trayectoria y su visión de la cumbia en el siglo XXI.
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SEMANA: Amantes del Futuro se inserta en la nueva narrativa de la cumbia digital, pero ¿cómo se definiría esta vertiente? ¿Dónde nace y cómo empieza usted a dialogar con ella?
Ima Felini: A mi me tocó la música desde niño. Mi padre me puso a tocar violín a los cuatro, luego lo dejé y comencé con la guitarra, la guitarra eléctrica y el piano. Empecé a hacer mis composiciones desde muy pequeño, pero con intereses más cinematográficos. Con estos instrumentos, y luego un órgano de abuelita y un tecladito Casio, grababa mis ideas con una grabadora de casete de reportero. Así pasé muchos años. Siempre quise tener un sintetizador, pero eran carísimos.
Mi primer experimento con la cumbia lo hice como en el 95 o 96 con mi amigo Diego Ceballos, también conocido como Metrika, cuando iba en la preparatoria. Él tenía una Roland Groovebox 303 y con ese viejo aparato armamos una canción así. Más tarde logré tener mi primera computadora y finalmente hacer cosas más digitales como quería y que, además, me permitía programar mis ideas de forma más estructurada. Empecé haciendo muchos experimentos de ambient, dub, hip hop, cumbia y electrónica de varios estilos. Lo que buscaba era hacer una música electrónica muy mexicana. También hice techno minimal por algún tiempo, pero quería algo más cálido, algo más cercano a mi cultura. Desde niño me gustaba mucho la cumbia así que escuchando varias cumbias poblanas y sonideras que me volaron la cabeza. Así definí, en 2002, que me iba a sumergir más seriamente en la cumbia y que mi proyecto se llamaría Amantes del Futuro.
Desde niño me gustaba mucho la cumbia así que escuchando varias cumbias poblanas y sonideras que me volaron la cabeza. Así definí, en 2002, que me iba a sumergir más seriamente en la cumbia y que mi proyecto se llamaría Amantes del Futuro.
SEMANA: La cumbia ha sido reinterpretada en múltiples regiones de América Latina. ¿Cómo percibe la identidad de la cumbia mexicana en contraste con otras tradiciones cumbieras del continente?
I.F.: México le tiene mucho amor a las otras cumbias, quiere mucho la colombiana, la ecuatoriana, la peruana, la venezolana y, algunas personas, también a las argentinas, a la cumbia villera. Hay mucho respeto hacia estos estilos y creo que en México nos hemos influenciado abiertamente de todos.
SEMANA: En sus producciones, ¿qué papel juegan los instrumentos tradicionales frente a las herramientas digitales?
I.F.: Pienso que la cumbia mexicana es muy libre y muy amplia. Una canción puede llevar tanto instrumentos tradicionales como instrumentos electrónicos, pero también hay que entender que en México tenemos muchos estilos dentro de la misma cumbia y cada uno es bastante definido en sus características, como son “La Sonidera” de Ciudad de México que se basa más en percusiones, piano, metales, voces y, en algunos casos órganos; “La Rebajada” de Monterrey que es prácticamente una reinterpretación de las cumbias colombianas y vallenatos con percusiones, acordeón y voz, un sonido más tradicional; “La Poblana” que siempre ha querido ir más hacia adelante con percusiones, sintetizadores y voz, un sonido más electrónico; “La Norteña” que agrega más una instrumentación de esas regiones como la batería, el bajo sexto, acordeón y voz; “La Tex-Mex” que lleva percusiones, voz, bajo, guitarra eléctrica y puede tener un sonido más digital por los teclados y baterías y, finalmente, “La Cumbia Wepa” que es un estilo más digital, principalmente está hecha por DJs con muchos sampleos de canciones colombianas o de cualquier parte y, a veces, con sintetizadores.
En las costas mexicanas hay más estilos, variaciones de la cumbia, que suelen ser más rápidas, en algunos casos más tropicales. Se le conoce como Chunchaca en el Sur y hay otras variantes, pero bueno, digamos que estos son los principales estilos de mi país. Yo me baso en todos estos para hacer mi música y puedo incluir o mezclar cualquier elemento conforme me pida una canción.
SEMANA: ¿Cómo ve la relación entre la cumbia sonidera mexicana y la cumbia digital? ¿Considera que hay un diálogo o una tensión entre ambas?
I.F.: Yo creo que cumbia es cumbia, si la canción te gusta no hay tanta pelea entre si es digital o no. Tal vez para algunas personas sí y, obvio, un tema interpretado en vivo es otra cosa, pero cada quien con sus gustos. Grandes, grandes éxitos cumbieros mexicanos han sido creados con computadora y sampleos de percusión y mucha gente no lo sabe. Ya después los grupos la tocan en vivo con sus instrumentos y nadie se dió cuenta cómo fueron hechas.
Incluso, a mí me pasa mucho. A veces la gente cree que Amantes del Futuro es un grupo y me han llegado a preguntar cuántas personas viajan a las presentaciones: no se han enterado que soy sólo yo [risas]. Pero, finalmente, las composiciones ahí quedan y, después si quieren, las pueden reinterpretar los grupos con su instrumentos poniéndoles su estilo particular. Esto me ha pasado algunas veces y se siente muy bonito. Han hecho versiones de “Cumbia de la Montaña”, “El Cumbé”, “Cumbia Rosa” y “Vuelve”. ¡Me parece increíble!
SEMANA: En el contexto colombiano, la cumbia tiene un peso histórico innegable. ¿Cómo lo ha influenciado la cumbia colombiana en su exploración sonora?
I.F.: Vemos a Colombia como la cumbia madre, a mi me inspira enormemente la vasta historia musical de su país, es impresionante y hasta abrumadora su variedad, magnitud y calidad. Definitivamente me influye muchísimo.
SEMANA: En términos de producción, ¿cómo aborda la mezcla entre sonidos tradicionales y la estética electrónica en su música?
I.F.: Normalmente hago una base rítmica que involucra los instrumentos tradicionales como la conga y la guacharaca, agrego un bajo y sobre eso improviso grabando melodías y buscando diferentes sonidos. Pueden ser órganos, que me gustan mucho, o sintetizadores. Sigo lo que la canción me pide. Así trabajo generalmente, pero también a veces una canción puede nacer de una melodía fija que traigo en la cabeza y que grabo en el celular para no olvidarla, de una idea de una letra, frase o palabra.
SEMANA: Dentro de la cumbia digital hay quienes buscan preservar el sonido original y quienes exploran nuevas direcciones. ¿Dónde se ubica dentro de este debate?
I.F.: No sé. Yo sigo mi propia exploración. Me baso mucho en el pasado y presente musical, pero mi interés siempre es hacia el futuro, no veo tanto lo que la demás gente está haciendo. A los artistas que me gustan sí los sigo o los tengo presentes, me influencian bastante, pero estoy más enfocado en lograr acabar mis propias ideas. Algunas son canciones que tienden más a ser como cumbias de abuelito, otras son más románticas, otras más psicodélicas y otras con toques ravers o con mezclas extrañas… Mi interés es hacer más y mejor música cada vez y busco constantemente superar lo que hice antes, lograr hacer la música que quiero escuchar. Esa es mi meta… Y nunca me sale [risas]. Pero lo seguiré intentando.
SEMANA: En los últimos años, hemos visto una mayor presencia de mujeres y disidencias en la escena cumbiera. ¿Cómo percibe esta transformación y qué impacto tiene en la cumbia electrónica?
I.F.: Pues en la cumbia en general, diría yo. Es increíble cómo las chicas poco a poco se han involucrado más. Lo he platicado con muchas amigas. Queremos más grupos de chicas, más productoras, más sonideras, DJs y selectoras. Queremos una mayor visión femenina en general. ¡Es importante! Siempre han habido, pero será increíble que haya muchas más.
SEMANA: ¿Cómo cree que la cumbia electrónica puede seguir evolucionando sin perder su esencia de cumbia?
I.F.: La cumbia, en general, todo el tiempo muta, cambia, se transforma y está en constante evolución. Para mí, eso es una parte fundamental de su magia. En México la cumbia vive un fenómeno increíble en el mundo sonidero que, para mí, es algo único en el mundo y no sucede en otros estilos musicales. Esto es que una canción vieja en cualquier momento puede ser resucitada y volverse un nuevo éxito sonidero. No sé si en el mundo picotero funcione así. Tal vez sí, pero lo desconozco. En mi país sucede esto y me parece algo maravilloso. Una canción de, por ejemplo, 1967 en cualquier momento puede volverse un tremendo hit sonidero y cobrar una nueva vida. La cumbia es atemporal.