MADDEN 25 le permite recrear duelos llenos de talentos como los que se libran entre los Ravens de Baltimore y los Bengals de Cincinnatti.
'Madden 25' le permite recrear duelos llenos de intensidad, como los que se libran entre los Ravens de Baltimore y los Bengals de Cincinnatti, pero es sentir la física de estos cuerpos en contienda lo que emociona realmente. | Foto: Electronic Arts

Juegos

El arte del videojuego deportivo: ‘Madden 25′, o sumergirse en un deporte de impacto lírico como el fútbol americano

Ahora que pronto empieza la temporada regular de la NFL y que EA Sports lanzó el videojuego más famoso del deporte y de la liga, tratamos de aproximarnos al deporte número uno de los estadounidenses y descifrar sus complejidades.

Alejandro Pérez Echeverry
27 de agosto de 2024

George Carlin, el enorme comediante que tanta falta hace, lo dijo, el fútbol americano es un juego del siglo XX, “que arranca en otoño, cuando todo está muriendo”, pero no hay drama en eso. Lo hace más entretenido pues involucra activamente el clima, que se va poniendo progresivamente más helado en varias de las ciudades que tienen equipo en la NFL (no en todas, algunas tiene clima cálido como las de la Florida y otras tienen escenarios cerrados, con clima controlado). Y todos esos detalles están en el juego...

Y sí, este fascinante deporte nació a finales del siglo XIX, pero fue en el siglo pasado que estalló y se fue perfeccionando como una oferta televisiva perfecta para el mercado estadounidense. Quizá por eso no deja de evolucionar año tras año. Esta temporada 2024/2025 introduce una nueva manera de patear para iniciar los ataques y sigue puliendo detalles en ambos lados del balón; un hecho que se facilita por su naturaleza más tecnológica y pausada, jugada a jugada, distinta a una fluida como la del fútbol (y, como todos los deportes, las reglas se prestan a algunas interpretaciones arbitrales controvertidas).

La NFL también ha evolucionado en hacerse más segura, por su reconocimiento de que ciertos impactos deben ser prohibidos para evitar daños irreversibles en los jugadores. Es un deporte de contactos fuertes, y como tal siempre habrá riesgos, pero el valor está en minimizar la tragedia (así a algunos puristas de la defensa les parezca que esto hiere mortalmente ese lado del deporte). Y eso, en cierta medida, ha sucedido. Últimamente se atiende más la seguridad, así no sea la total prioridad que debería ser. Y si bien todos estos detalles no están en el juego, sí da más tranquilidad jugar el juego que representa a una liga que se preocupa por sus jugadores.

Es, sin duda, un deporte de contacto, y los golpes y sus vibraciones se sienten genial en Playstation 5 (no tanto así e la vida real, especialmente del lado que los recibe).
Es, sin duda, un deporte de contacto, y los golpes y sus vibraciones se sienten genial en Playstation 5. No tanto así e la vida real, ¡especialmente del lado que los recibe! | Foto: Electronic Arts

Para algunos, entender el deporte es fácil, para otros, imposible. Y en ese proceso de apreciarlo en detalle, sirve verlo por TV, preguntar y disfrutarlo desde la curiosidad (ya en septiembre empieza la temporada regular), pero también sirve apropiárselo, es decir, jugarlo. En Colombia las opciones de practicarlo físicamente son mínimas, así que acudimos a la opción más cercana, el videojuego.

Como el fenómeno cultural que es, que desde los años ochenta hasta el presente lo vieron convertirse en el deporte número uno de Estados Unidos (el segundo es su versión universitaria), el fútbol americano ha tenido un videojuego bandera por décadas. Desde 1988, incluso antes de que Electronic Arts hubiera creado EA Sports, este juego lleva el apellido del legendario Head Coach John Madden, campeón con los Raiders de Oakland en 1976, quien luego, por décadas sirvió como comentarista en las cadenas como la CBS y fue siempre un embajador del juego y de su análisis.

Sin quarterback no hay nada (en la vida y en Madden)

Sobre el objetivo del deporte y su naturaleza combativa, en su rutina “Baseball and Football”, George Carlin explicó: “En el fútbol americano, el objetivo es que el quarterback, conocido como el mariscal de campo, sea certero con su ataque aéreo, confundiendo a los defensas al conectar con sus receptores (*dándoles el balón) gracias a su letal puntería, a pesar del blitz defensivo, así le toque usar la shotgun (jugada de escopeta). Ya sea con pases cortos a velocidad de balas o con largas bombas, es él quien lidera sus tropas hacia territorio enemigo, balanceando su ataque aéreo y el ataque terrestre del equipo, que abre brechas en el muro defensivo del rival. En el béisbol, el objetivo es ir a Home (casa) y estar Safe (a salvo)”.

Más allá del brillante chiste, que revela el contraste entre ambos deportes norteamericanos, en mucho tiene razón su descripción del fútbol americano; esencialmente en dejar claro que el quarterback es el sol de este sistema solar de la anotación, pero sin receptores o corredores no logra nada. Tienen que llevar juntos el balón al área final del oponente. Por su parte, la defensa tiene una misión clara, detener los avances y apagar a este sol y a sus colaboradores (si puede, quitándoles el balón, ya entraremos en detalles).

El 101

En este deporte, por cada equipo hay tres unidades con jugadores diferentes (por eso se ve ese gentío en las bancas de cada uno): ataque, defensa, y equipos especiales. El ataque sale al terreno cuando el equipo tiene el balón, para tratar de anotar llevando ese balón al área de anotación rival; la defensa sale al terreno cuando el rival tiene el balón, a detener sus avances y evitar que lleven el balón (ovoide) a su zona de anotación. Por ultimo, pero no menos importante, los equipos especiales se ocupan de todas las transiciones de balón entre equipos, que exigen muchas patadas. ¿Cómo así que transiciones? Veamos...

El ataque logra avanzar hacia el terreno rival solo si, en un lapso de cuatro jugadas, avanza con el balón diez yardas o más. Si esto sucede, el ataque logra un “1er down y 10″, la seña inequívoca de un ataque que recién arranca. Si en la primera jugada, es decir, en ese primer down, avanza 6 yardas, enfrenta un “2ndo down y 4” (porque hacen falta 4 yardas para llegar a diez y refrescar el ataque). Si en la jugada siguiente, avanza dos yardas, enfrenta un “3er down y 2” (porque hacen falta 2 yardas para completar diez y refrescar el ataque). Y aquí hay que explicar que los “3er” down son las jugadas críticas. Porque si solo consigue una yarda, y llega a “4rto Down y 1″, lo sabio es entregarle el balón al rival.

Es decir, de no sumar esas diez yardas en los tres primeras downs y llegar a un 4to down, lo más seguro para el ataque es aceptar que no se anotó y alejar al rival lo máximo posible de la zona de anotación propia. Por eso se patea el llamado Punt, para que el rival empiece su turno al ataque tan lejos como sea posible. Si decide no patear el punt en 4rto down y juega hay dos opciones: si avanza la yarda que le falta, consigue un ‘1er down y 10′ y sigue en su marcha. Si no logra la yarda que le hace falta, el rival recibe el balón exactamente donde terminó esa jugada (y eso suele ser peligroso; significa regalarle yardas al rival y por eso se hace solo cuando no hay opción o se quiere sorprender).

Y hay otra patada clave. Si el avance del ataque llegó a poco más de media cancha antes de enfrentar un 4rto down, el equipo puede escoger patear un gol de campo, un FG. Es decir, tratar de meter el balón por entre esos postes amarillos altísimos encima de cada zona de anotación. Si patean y la bola entra, esa anotación, el Field Goal, el gol de campo, la más parecida a nuestro GOL, da tres puntos.

Pero la idea primordial no es esa: es llegar con el ovoide hasta el final. Llevar el balón a la zona de anotación se conoce como touchdown, y otorga seis puntos. Si logra un touchdown, el ataque escoge entonces entre: 1] anotar una mini patada que le da un punto (7 puntos en total = touchdown + extra punto de patada); o 2] anotar un mini touchdown que le da dos puntos (8 puntos en total = touchdown + dos puntos de mini TD; el recurso se usa en situaciones más forzadas por su mayor grado de dificultad).

El espectacular Lamar Jackson aún no llega a la tierra prometida, pero seguirá tratando. Usted lo puede llevar allá, en Madden 25.
El espectacular quarterback de los Ravens de Baltimore, Lamar Jackson, aún no llega a la tierra prometida, pero seguirá tratando. Usted lo puede llevar allá, en 'Madden 25'. | Foto: Electronic Arts

Habiendo explicado esto, y tras haber experimentado Madden 25 por unos días, no deja de ser impresionante el estado de los videojuegos en las “nuevas” consolas (entre comillas, porque ya van a cumplir media década en el mercado), especialmente desde la captura de movimientos. Sorprende muy gratamente eso en la experiencia del juego. Y claro, no se trata de una experiencia económica, estos son juegos costosos para máquinas costosas. Y por eso es tan necesario que la experiencia esté a la altura del esfuerzo que exige del público. Para muchos que compran este juego año tras año, como le sucede a muchos con FC24 y los FIFA previos, puede resultar similar en su armazón y eso da lugar a críticas. Para quienes quieren iniciarse otorga una enorme experiencia iniciadora.

Los juegos deportivos no suelen destacarse por sus gráficas, especialmente cuando se les compara con aquellos de aventura, como The Ghost of Tsushima, que se ven simplemente preciosos hasta en acciones brutales (como ser degollado por el enemigo mongol en la Japón de los años 1200). Pero, a la vez, es innegable que a cada paso que toma esta franquicia de Madden se siente una diferencia en cómo se ve y cómo se siente la dinámica del juego, y eso invita a descubrirlo en distintas facetas. Y se ve hermosa la fiesta que establece desde lo que rodea los juegos, los estadios, los entrenamientos y prácticas (estos aspectos se hacen más notables en modos de juego como los modos de Franquicia, de Construye el jugador propio —Player Builder— y más).

La fiesta en el GIlette Stadium solía ser más animada en tiempos de Tom Brady, pero no por eso se deja de ver genial en Madden 25.
La fiesta en el GIlette Stadium solía ser más animada en tiempos de Tom Brady, pero no por eso se deja de ver genial en Madden 25. | Foto: Electronic Arts

Madden 25 entrega pues una cancha que se ve preciosa, pero sobre, todo, una reacción física única de parte de los jugadores reconocidos en miles de circunstancias de juego. Ya no se vive una reacción genérica. Cada vez más, el videojugador se acerca a controlar a su personaje y a reconocer en él lo que ve en la televisión, domingo a domingo, entre septiembre (mes en el que empieza la temporada regular) y febrero (cuando suele tener lugar el tan famoso Super Bowl). Si un receptor como Tyreek Hill (de los Dolphins de Miami, que retó hace poco a una carrera al campeón olímpico de los 100 metros planos, Noah Lyles) lo energiza en la vida real, probablemente lo hará también en este plano virtual.

No es raro pues, después de unos cuántos entrenamientos, usar a Christian McCaffrey y hacerlo esquivar a un apoyador, o ver fluir a Saquon Barkley, o cortar de afuera hacia adentro como el campeón Isaiah Pacheco de los Chiefs de Kansas City. Las nuevas animaciones entregan representaciones realistas de jugadores excepcionales y son parte del alma del juego (el demonio está en los detalles). Y no por esto no sufren las animaciones generales de quarterbacks, receptores, corredores, linebackers que, en general, en los duelos corporales entre ellos, tan característicos de este deporte, son genialmente reflejados.

De ceros, avanzando...

Sé del deporte, y la emoción de probar esta nueva edición me llevó a intentar aprender desde ceros a jugarlo. En el pasado lo intenté en ediciones de Madden que jugaron amigos y familiares,. Jamás pasé de inepto, y dolió (los gamers saben lo frustrante que es esa sensación). Pero, como en la vida, en un juego hay que fallar muchas veces para empezar a ver el progreso. Nadie escoge fallar, y por eso es necesario, por el reto. Pero el juego tiene que impulsar y ayudar a sobrellevar la frustración. Y eso sentí en este Madden 25 y por eso lo comparto. Sigo avanzando, pero hasta ahora empiezo a entender el alfabeto.

Tomé este juego como punto de partida para dejar atrás ese estigma personal de ineptitud en esta NFL digital de Madden (que además, en esa edición, se trae un playlist de rap y sonidos actuales mejor de lo que se espera, porque no mucho se espera del rap o de la música popular actual). Y si bien confieso que no conseguí todavía ganar partidos o a competir en los niveles en línea que algún día espero navegar (como en el fútbol tradicional), me he enfocado en aprender del deporte empezando desde las prácticas más sencillas. Y es bonito cómo el juego enseña a entender las funciones de los diferentes jugadores, a lanzar (de varias maneras, según la intención), a recibir (de varias maneras, según la intención), a tacklear, es decir, a frenar atacantes, que es uno de los grandes gustos de ese deporte, a pararse en el terreno y a empezar a visualizar el juego como el tremendo ajedrez físico que es (solo dimensionar los libros de jugadas que deben aprender y practicar estos jugadores es asombroso, y todo eso está en el juego, para que apliquen los grandes conocedores).

Habiendo hablado del gusto por los golpes, acepto algo de doble moral con respecto al tema de la seguridad de los jugadores expuesta al principio. Pero es diciente de cómo este deporte de gran lirismo en las atrapadas y brutalidad en los golpes existe en la contradicción de voluntades, de fuerzas y de territorios. La creación, la destrucción, el talento y el tiempo, en el mundo digital de Madden 25, entretienen y enseñan, y desde el novato hasta el experto tiene lecciones y gozo por sacarle.

MADDEN 25 de Electronic Arts
MADDEN 25 de EA Sports, ya está disponible. ¡Christian McCaffrey se ganó a pulso su portada! | Foto: Electronic Arts
No está Taylor Swift, pero sí su novio, el campeón Travis Kelce.
No está Taylor Swift, pero sí su novio, el campeón defensor Travis Kelce. | Foto: Electronic Arts