Cultura
El poderoso salmo que sirve para limpiarse de los pecados
La oración también es una forma con la que se puede obtener un “corazón limpio y renovar el espíritu”.
Las oraciones son la forma en la que una persona eleva plegarias al Dios Todopoderoso, con el fin de buscar algún favor o ayuda en especial. Sin embargo, el tiempo y las palabras usadas para este fin también suelen realizarse para agradecer por el día a día, así como reconocer y dejar en las ‘manos’ del Señor los errores o faltas cometidas.
De hecho, la confesión y el arrepentimiento son una de las formas en que se busca obtener una reconciliación con el Ser Supremo. En la religión católica, los feligreses acuden a un sacerdote para exponer sus ‘faltas’, a la espera de que, a través del religioso, se acceda al perdón de Dios.
No obstante, las oraciones y los versículos establecidos en la Biblia se han convertido en la ayuda idónea para hacer un cambio de vida, con el fin de que, a través de la comunicación con Dios, la persona pueda lograr un arrepentimiento sincero, según los creyentes.
Salmo 51: arrepentimiento, y plegaria pidiendo purificación
Ten piedad de mí, oh, Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. 2 Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. 3 Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.
Tendencias
4 Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio. 5 He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. 6 He aquí, Tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
7 Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve. 8 Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido. 9 Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. 10 Crea en mí, oh, Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11 No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. 12 Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente. 13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti. 14 Líbrame de homicidios, oh, Dios, Dios de mi salvación; cantará mi lengua tu justicia.
15 Señor, abre mis labios, y publicará mi boca tu alabanza. 16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto. 17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás Tú, oh, Dios. 18 Haz bien con tu benevolencia a Sion; edifica los muros de Jerusalén. 19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo quemada; entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.