Pantallas
En los Platino 2025, el balance es uno de “cien años de felicidad” y la promesa de grandes producciones por venir
Los XII Premios Platino demostraron en Madrid que, en términos de calidad y pertinencia, las producciones de la región están por encima de muchas y por debajo de ninguna. Registro de una celebración en la que Colombia fue protagonista con su producción más ambiciosa.
No deja de ser emocionante acompañar hitos en la trayectoria audiovisual de este país. Eso hizo SEMANA en los XII Premios Platino, en una edición histórica que encumbró como mejor miniserie del año en Iberoamérica a Cien años de soledad (CADS) y la consagró como la enorme gesta audiovisual y narrativa que es. A ese premio, la producción de Dynamo para Netflix sumó dos victorias resonantes: la de Claudio Cataño, que ganó el Platino a mejor actor protagónico por su rotundo rol como el coronel Aureliano Buendía (el día anterior le había merecido el premio del público), y la de Jairo Camargo, elegido como mejor actor de reparto por Apolinar Moscote.

Camargo, un veterano de notable vigencia, no asistió a la gala, pues prepara el papel protagónico y duro de El padre, montaje del Teatro Nacional de la obra de Florian Zeller, que el mismo francés llevó al cine con Anthony Hopkins. Cataño, por su parte, estrena pronto otro rol protagónico en Horizontes, el segundo largometraje de César Acevedo, que llegará a salas colombianas diez años después de que el cineasta valluno ganara la Cámara de Oro en la Semana de la Crítica de Cannes con su ópera prima La tierra y la sombra (protagonizada por Marleyda Soto, Úrsula Iguarán en CADS). Cataño le dijo a esta revista que, si bien ambos tienen bigote, el rol en esta película, en la que setenta por ciento del tiempo estuvo ciego, fue “una experiencia alucinante, imponente y profunda”. El actor agradece su momento y lo atribuye al apoyo de su mujer, de su abuela (que “le salvó la vida”), de sus hijos y de otras personas que creyeron en él, más que él mismo. “Me siento satisfecho y muy orgulloso. El producto que nos representa, del cual hago parte, es una serie del putas”. Razón no le falta.
Del mismo lado de la alegría y del trabajo, más allá de no haberse llevado las estatuillas plateadas, se hace necesario destacar las entregas de Marleyda, de Loren Sofía (Amaranta Buendía), de Viña Machado (Pilar Ternera) y Janer Villarreal (Arcadio Buendía), quienes en representación de un reparto de cientos y un equipo de miles, impulsaron a esta producción hacia lo más alto.
Gracias a ese rol fundamental, Villarreal llevó a su madre a la ceremonia, donde se sintió parte de ese movimiento de talentos congregados en los Platino, compartiendo codo a codo con grandes del cine regional, como el nominado al Óscar Rodrigo Prieto, (quien fue por cuenta de su película Pedro Páramo, basada en la obra de Juan Rulfo). A SEMANA, antes de la gala, Villarreal le dijo que estar ahí ya era un triunfo. Y días atrás se dio el lujo de anotarle un gol a Iker Casillas en el partido de las estrellas, que tiene lugar en el marco de los premios. En sus historias de Instagram, el actor compartió una imagen del equipo levantando el premio: “Cien años de felicidad”, tituló.
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La segunda temporada de la mejor serie de Iberoamérica 2025 cursa sus etapas finales de filmación, y varias de estas actrices y actores, entre ellos Cataño, están a días de abandonar personajes que habitaron casi tres años. Habrá guayabo, pero también proyectos nuevos.
Al respecto, Viña Machado le dijo a SEMANA: “Los actores solemos soltar los papeles; pero en esta ocasión, estos papeles no nos soltaron a nosotros”. Aplicará una vez más, seguramente, cuando la segunda temporada regrese a defender la corona. Con el nivel que planteó, CADS elevó las expectativas. Y si aterriza el cierre, puede cimentar aún más su historia irrepetible ligada a un Nobel irrepetible.
Es cierto que se daba por sentado el triunfo de la producción más ambiciosa de la historia de la televisión en Colombia, adaptación de 16 episodios, (ocho estrenados), de la obra maestra de Gabriel García Márquez. Pero los partidos hay que jugarlos porque los rivales compiten con calidad y sin ellos, el triunfo sabría a poco.
La categoría reunió producciones que también nadaban contra la corriente del reto titánico y salieron energizadas por la recepción del público: Ciudad de Dios: la lucha no para, que honró la película de Fernando Meirelles y la actualizó de manera loable; Senna (Brasil), cuya misión era contar al ídolo automovilístico venerado por todo un país y serle fiel a la adrenalina de ese deporte; y Como agua para chocolate, que partía de una obra literaria de Laura Esquivel, y cargaba también con el peso de una película exitosísima a nivel mundial, en la que participó la autora. Sus creadores apostaron a una versión 2024, que no repitiera lo hecho, y han sido recompensados (no sin antes sentir pánico en las primeras emisiones).
Mucho se habla de la camaradería entre nominados, y es esperanzador percibirla. El showrunner y productor ejecutivo de Como agua para chocolate, Jerry Rodríguez, expresó a SEMANA que Cien años de soledad le pareció una producción extraordinaria. También reconoció que si bien ellos tenían un reto durísimo, la serie colombiana lo tenía aún más, por el peso de Gabo y su Nobel.
Iberoamérica se la cree

La ceremonia tuvo lugar en Madrid, el domingo 27 de abril. Si bien se hizo algo extensa, y probó que el trabajo del anfitrión de gala es ingrato y duro, será inolvidable por el reconocimiento histórico que a Colombia dejó tan bien parada. Además, Sofía Vergara apareció de sorpresa para homenajear a la ganadora del Platino de honor, Eva Longoria, y, sin teleprónter, demostró que tiene lo que se necesita para presentar: una presencia arrolladora. Mirando más allá de nuestro ombligo, los Platino también cumplieron su gran promesa de unir a Iberoamérica desde su producción audiovisual. Lo hizo poniendo sus reconocimientos en enormes películas de Brasil, España, Chile, México y más.
En lo que a cine respecta, se destacó a la gran Ainda estou aqui, que ya había ganado el primer Óscar en la historia de ese país, a mejor película extranjera. En los Platino se llevó mejor película, mejor dirección (Walter Salles) y mejor actriz principal (Fernanda Torres), y con tres premios lideró la cuenta final. Su productor, Rodrigo Texeira (que ha participado de películas como Call Me By Your Name, de Luca Guadagnino, y The Witch y The Lighthouse, de Robert Eggers), le dijo a esta publicación que era una película importante para Latinoamérica, porque “se suele pensar en nosotros como si fuéramos menores. No lo somos. Y si trabajamos en bloque, no nos para nadie. La literatura latinoamericana es la mejor, la música latinoamericana es la mejor, la telenovela latinoamericana es la mejor, ¿por qué no el cine? Me siento abrazado por la reacción, y muy feliz. Es un filme muy importante que me permite representar a mi país y a América Latina”.
También tuvieron su momento películas españolas como La infiltrada y El 47, que ganaron el premio Goya compartido, y que se repartieron premios Platino de guion y montaje y de mejor actriz de reparto. Ambas se prueban valiosas de distintas maneras. Ojalá se puedan ver aquí.

En la categoría a mejor documental, en la que SEMANA depositó gran interés y en la que recogió sendos testimonios, estaba nominada Los niños perdidos, que cuenta la increíble historia de los niños que sobrevivieron 42 días en la jungla amazónica, dirigido por Orlando von Einsiedel, ganador del Óscar a mejor corto documental, con The White Helmets, Lali Houghton y Jorge Durán. El premio se lo llevó merecidamente la documentalista salvadoreña y mexicana Tatiana Huezo, por El eco, un documental que, como ella lo hace, rompe moldes. Deja atrás la voz en off, y si bien parece borrar líneas entre ficción y documental, ofrece su documental más íntimo. En él, mira a la infancia del campo mexicano, latinoamericano, campesino, a las mujeres pequeñas y grandes. Con ella y con Von Eisiedel hablamos, y puede esperar pronto esas conversaciones sobre el trabajo de estos excepcionales documentalistas.
Esta fiesta se justificó desde la amplitud de sus nominaciones, sus premios y sus voces exaltadas, que demuestran que la camaradería fluye, no es impostada. Ahora empieza todo otra vez, mirando a 2026 que volverá a la riviera mexicana. Solo hasta entonces se coronará una nueva serie reina. Mientras tanto regirán estos cien años de alegría.