Literatura
Fernanda Trías gana el Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2025 por ‘El monte de las furias’
La escritora recibe por segunda vez, este importante galardón. La ceremonia de entrega tendrá lugar el miércoles 3 de diciembre durante la edición número 39 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
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La escritora uruguaya Fernanda Trías ha sido galardonada con el Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2025, uno de los reconocimientos más prestigiosos de la literatura en lengua española.
Su novela El monte de las furias fue distinguida por un jurado compuesto por Giselle Etcheverry Walker, Patricia Córdova Abundis y Julián Herbert, quienes destacaron la obra como “una novela que se enraíza en la tradición narrativa latinoamericana, reconfigurándola mediante un excepcional punto de vista femenino lleno de hallazgos y matices”.
El jurado subrayó además la calidad del lenguaje poético que estructura la novela, creando atmósferas y escenas inolvidables que marcan la experiencia de lectura. La trama narra la vida de una mujer solitaria que habita en la ladera de una montaña, vigila los límites de su territorio mientras enfrenta recuerdos dolorosos, la violencia que irrumpe en su mundo y una profunda exploración de la feminidad, la soledad y el deseo.
La ceremonia de entrega tendrá lugar el miércoles 3 de diciembre durante la edición número 39 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, evento que congrega a lo más destacado del ámbito literario latinoamericano y mundial.
La novela premiada y su contexto

El monte de las furias destaca por su enfoque original y su poderosa narrativa. La protagonista lleva una vida eremita, marcada por una infancia traumática y la relación casi simbiótica con el entorno natural. En la historia, la presencia de cuerpos misteriosos en su jardín y la violencia social que acecha son metáforas que transforman el relato en una reflexión profunda sobre la historia y las heridas de América Latina.
El jurado puntualizó que la novela maneja temas como la genealogía femenina, la invisibilización del trabajo doméstico, el contraste entre lo urbano y lo rural, así como la tensión entre el gozo de la soledad y la pulsión del deseo, elementos que la convierten en una aportación significativa a la narrativa contemporánea.
Fernanda Trías, nacida en Uruguay en 1976 y residente actualmente en Colombia, es narradora, traductora y docente de creación literaria. Su obra incluye títulos como: Cuaderno para un solo ojo, La azotea, La ciudad invencible, No soñarás flores, Mugre rosa.
La escritora ha recibido numerosos reconocimientos internacionales, reflejo de su prestigio en el mundo literario. En particular, su novela Mugre rosa fue apoyada por la residencia Eñe/Casa de Velázquez en España en 2018, ganó el Premio Nacional de Literatura en Uruguay en 2020, el Premio Bartolomé Hidalgo de la crítica en 2021 y la edición del Premio Sor Juana Inés de la Cruz en México en 2021. Además, esa misma novela fue nominada en 2024 a los National Book Awards en Estados Unidos y obtuvo en dos ocasiones el British PEN Translates Award, en 2020 y 2022.
La trayectoria de Trías la consolida como una de las voces más sólidas e innovadoras de la narrativa latinoamericana actual. Su obra, traducida a más de quince lenguas, ha sido muy celebrada por la crítica especializada y por lectores que valoran el poder de sus textos para explorar temas universales desde una perspectiva profundamente personal y femenina.
El Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz, otorgado por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, tiene una larga tradición en destacar autores que aportan nuevas voces y perspectivas a la literatura en español, especialmente aquellas que abordan temas de género y sociedad.
Con este galardón, Fernanda Trías reafirma su lugar en el panorama literario y abre nuevas puertas para la difusión de su obra en América Latina y el mundo.
Fragmentó ‘El monte de las furias’
El sonido de la pala, el vaivén del cuerpo. Un tiempo hendido por otras marcas. El peso de la carretilla impulsando el movimiento de la rueda y el tzzz de la tierra al derramarse en el hueco. El borde de la pala que abre, separa, levanta (el vaivén del cuerpo). La tierra que se mece en su cama de metal y cae (estable, gruesa, irregular). Una vibración corre por los brazos, atraviesa el mango de la pala, llega a la hoja y el filo penetra. Luego el cimbronazo vuelve a subir por la pala hasta las manos y el vaivén se torna lento, pausado.
El cansancio se instala. Caen los grumos sobre el cuerpo limpio, el pelo desenredado, las uñas al ras, el perfume a jabón Rey mezclándose con el otro, a fermentación y a eucalipto, olor a ternero. Un tiempo ya lejano. (Digámoslo así). Pero hubo otra época en que creí que la montaña me había abandonado. Ahora recuerdo al Celador apenas como un insecto. Lo recuerdo con amor porque los insectos cumplen una función en el mundo: comerse lo que sobra, limpiar la podredumbre. La montaña no desperdicia nada. La montaña se sana a sí misma, manda a sus criaturas a limpiar la muerte. Se lame las heridas hasta que estas se convierten en alimento. No puedo extenderme mucho. Hoy volvieron las mariposas negras. Atraídas por la luz, se estrellan una y otra vez contra mi ventana.
Yo, que nunca había conocido la idea del tiempo como algo escaso, que nunca creí en el tiempo como una sustancia capaz de agotarse, estoy aquí (ironía de la vida) apurándome a llenar esta última hoja antes de que el sol despunte sobre el bosque de niebla. Los ladridos de la jauría, quién iba a decirlo, ahora me tranquilizan. Confirman que no me he quedado ciega y que la oscuridad que empuja al otro lado de la ventana es el color de la noche. En unos minutos, cuando los pájaros estallen en burbujas, sabré que se hace tarde.
Tengo que dejar mi casa.
Tengo que dejarla antes del amanecer, me dijeron. Vinieron de a cuatro a decírmelo, como si con uno no alcanzara. Pero ya voy a llegar a eso también. Antes quiero poner por escrito que las casas sí son cosas, porque cualquiera puede quitártelas.




