CULTURA
Gustavo Quintero lanza El Circulo del Infinito. El rector saliente de la Universidad del Rosario narra los detalles de su novela
El médico se lanza a la literatura con un libro de auto ficción. En diálogo con SEMANA cuenta cómo fue ese proceso creativo y por qué decidió presentarlo al culminar lo que él llama la responsabilidad más grande de su vida. Elogia la llegada de la primera mujer a liderar el claustro.
SEMANA: ¿Cómo es el tránsito de ser médico y rector encargado en los últimos seis meses de la Universidad del Rosario a escribir su propio libro, El circo del infinito?
Gustavo Quintero: Todo comenzó en la pandemia. Era el año 2020 y yo tenía ganas de estudiar un poco más. Entonces, en esos dos años que siguieron, aproveché el confinamiento para tomar un curso de una maestría en escritura creativa en español de la Universidad de Salamanca. Hice un poemario de tesis de grado de la maestría y después me embarqué en este proyecto de la novela que lancé hace un par de días. Esto me dio la posibilidad de introducirme más, con más técnica es una cosa que me gustaba como hobby y que quiero cultivar de aquí en adelante. Entonces sí he dejado de ser médico. Fui médico en el siglo pasado y un académico hasta el jueves que se posesionó la doctora Ana Isabel Gómez como rectora del Rosario.
SEMANA: ¿De qué se trata El Circo del infinito?
Gustavo Quintero: En muchos aspectos es un subgénero de novela interesante que ha cogido mucho vuelo, la autoficción. De hecho, la Premio Nobel de Literatura del 2022, Annie Ernaux, es una de las maestras en la auto-ficción en novela. Yo escogí ese lado de la autoficción, tanto en la poesía como en la novela, en el que uno es el autor, pero uno también es el personaje y el narrador. Y el lector tiene la posibilidad de mirar una vida cualquiera, porque la de uno es una vida cualquiera, pero de golpe contada de buena manera, agradable, en el cual se puede identificar en muchas cosas y tendrá que identificar qué es novela y qué es autobiografía, qué es real y qué no. La auto-ficción es un oxímoron si se quiere porque junta lo real con lo imaginario. Eso es lo que la hace muy rica de leer.
SEMANA: ¿Cómo está presente la medicina en la novela?
Gustavo Quintero: Mi impulso de ser médico fue casi innato, porque no tengo familiares médicos cercanos. Pero esa ilusión se fue creando cuando entré a El Rosario y me recibió Castro Silva. Pude ser una carrera exitosa y dediqué toda mi vida a la medicina y a la cirugía, especialmente a la cirugía de trasplantes. En todo sentido, la medicina me ha dado toda la ilusión de vivir y se ha justificado mi existencia en su ejercicio, siempre en el Rosario y con la universidad presente siempre en mi vida.
SEMANA: La medicina es una carrera muy competitiva en la que la búsqueda del éxito profesional está muy presente. ¿Eso se refleja en la novela?
Gustavo Quintero: Sí, correcto. Además, la obra mira la medicina como médico, pero también como paciente y como familiar del paciente que son tres aspectos muy distintos. Una cosa es vivir la medicina ejerciendo, la otra cosa es padecerla o sufrirla como enfermo y otra cosa es padecerla y sufrirla con gente muy cercana a uno. Son tres visiones distintas. En cualquiera de ellas, el humanismo es el hilo conductor.
SEMANA: ¿Por qué el humanismo?
Gustavo Quintero: Porque la inteligencia artificial va a permitir volver a tener la humanidad por medio entre la relación médico paciente. Es algo como increíble porque uno tendería a pensar que la inteligencia artificial va a deshumanizar más ese tipo de relacionamiento, pero yo creo que el acompañar siempre que tiene el médico se va a ver con mejores espacios para desarrollarse en virtud a que la inteligencia artificial le va a facilitar el trabajo de la parte técnica y nunca podrá asumir el manejo de la parte humana.
SEMANA: ¿Qué mensaje quiere usted transmitir a quienes lean el circo del infinito?
Gustavo Quintero: Pues el mensaje de vivir intensamente que, repito, es como la de cualquiera seguramente. Pero con un estilo narrativo y con la utilización de un subgénero de novela interesante que está en mucho furor y que tiene una lecturabilidad importante. Espero que la gente lo aprecie así y se vuelva fan de mi manera de escribir más que de la vida mía, por supuesto.
SEMANA: Usted acaba de salir de un reto profesional muy grande que fue asumir en este tiempo de transición el liderazgo de la Universidad del Rosario. ¿Cómo fue el proceso de tener en sus hombros este reto y a su vez escribir su novela?
Gustavo Quintero: Este periodo, que acabo de terminar el jueves pasado, es un período de los más enriquecedores de mi vida: poder servir a mi universidad que llevo en el alma y poderlo hacer bien. Me produce mucha satisfacción, creo que es de la más grande responsabilidad que haya podido tener, estar encargado de la rectoría en un periodo crítico de la universidad. Pero la novela mía estuvo concluida antes de asumir ese reto y había salido ya en una edición en Sevilla (España) en Caligrama. Al final, hay un epílogo muy corto de tres párrafos en los cuales alcanzo a narrar la instancia de vida que estoy viviendo y que inclusive premonitoria es la última frase de la novela. Evidentemente, creo que este es el final de la novela en mi vida académica.
SEMANA: Usted decidió publicar su novela un día antes de entregarle la rectoría a una colega, la doctora Ana Isabel Gómez. ¿Qué siente de su llegada a la rectoría?
Gustavo Quintero: Siento mucha ilusión porque la conozco a ella desde muchos años. Ha sido mi amiga, casi que mi hermana. Hemos trabajado juntos durante los últimos 15 años, ella como vicedecana de la decanatura de medicina que yo desempeñé. Tengo mucha ilusión de que la universidad quede en las manos de una persona con mucha sabiduría y con mucha bondad. Y yo creo que con esas virtudes todo tiene que salir bien.
SEMANA: ¿Qué significa para el Rosario la llegada de su primera mujer a este cargo?
Gustavo Quintero: Es histórico, desde luego. En la rectoría, la única mujer que tiene el Rosario es a Margarita de Austria en una pintura que está en la Vicerrectoría. De manera, que ahora vuelve realidad y tiene una competencia Margarita de Austria muy ilustre con Ana Isabel Gómez. Significa muchísimo para el Rosario. Significa darle la oportunidad a una mujer de regir los destinos de una universidad tricentenaria. En mejores manos no pudo quedar. Ana Isabel Gómez es mucho más que una mujer, es una mujer extraordinaria.