Figura
Interpreta al villano sin alma de ‘Tenet’ y compartió su absurda inteligencia con SEMANA
En las pantallas y en las tablas, Kenneth Branagh ha saltado de lo independiente a lo comercial con integridad y ha vivido para contarlo. El dramaturgo, director y actor interpreta a una pesadilla humana en ‘Tenet’. En esta entrevista, desnuda su arte y el de trabajar con Chris Nolan.
Nacido en Belfast de una familia trabajadora, Kenneth Branagh es un símbolo vivo de las artes escénicas por la manera en la que, con naturalidad y por cuatro décadas, ha saltado del teatro al cine y de la creación a la interpretación.
Y símbolo es, porque lo ha hecho con un sello de autor, de integridad, y sin tomarse tan en serio. Para la muestra, sus numerosas actuaciones y montajes de obras de Shakespeare, así como sus cintas recientes, inspiradas en trabajos de Agatha Christie (que dirige y protagoniza en el rol de Hércules Poirot): Murder on the Orient Express, que estrenó en 2017 y Death on the Nile, que ya completó. En ambas reúne una cantidad de talentos impresionantes porque es él, porque Kenneth Branagh es sinónimo de respeto por el trabajo, sea drama, sea suspenso, sea comedia, sea acción cerebral, o sean todas a la vez.
Branagh ha colaborado con grandes directores y, a su vez, ha dirigido a grandes artistas. Ahora, llega a Colombia como Sator, el villano desalmado de que en Tenet pretende desatar la Tercera Guerra Mundial. SEMANA tuvo la oportunidad de hablar con él, y sí que valió la pena. Lleno de observaciones interesantes, sensatas e inteligentes, y de anécdotas más que vívidas, en esta entrevista ilustra algo que llama “la pesadilla del actor” y desnuda los pragmatismos y maravillas del cine de Christopher Nolan, con quien ya había trabajado en Dunkirk (2017).
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¿Qué diferencia sintió rodando ‘Tenet’ y ‘Dunkirk’ en 2017?
K.B.: La diferencia más notable es la escala, el nivel de producción y ambición. En una película como Dunkirk me sentía muy consciente de mi parte en esa historia grande, pero se sentía relativamente contenida. En Tenet, la configuración del guion entrelaza a todos los personajes a través de muchos países y una cantidad impresionante de niveles de burla y significado. Me fue claro desde el comienzo que la escala de esta película era enorme y su concepción muy osada, y seguía siendo una película de Chris Nolan, un Blockbuster lleno de acción que logra ser personal e independiente. Tenet no tiene la narrativa establecida e histórica de Dunkirk, y no lo necesita, es un original de Chris a una escala avasalladora.
¿Cómo recibió el papel? ¿Lo llamó Nolan a ofrecerlo?
K.B.: En ambas ocasiones, Christopher me llamó para ver si podía hacerlo. Reagendé compromisos, dije que sí y, 24 horas después de esto, Chris apareció en mi casa con el guion en sus manos. Disfrutamos una tetera grande de té (dos en realidad, porque ambos tomamos mucho té) sentados en el salón de la casita que tengo en Londres, y hablamos del guion indirectamente. Chris no intenta decir o explicar de qué trata la historia, hablamos del contexto general, y él recibe tu reacción.
Esta es la versión en tres actos: un día te llama y pregunta “¿Estás libre?”; el segundo día llega a tu casa con el guion, y el tercer día te llama para ver como te pareció. En ambos casos fue “¡Genial! Muchas gracias, ¿Cuándo empiezo?”.
Este guion lo leí tres veces: esa noche, despierto por todo el té; una segunda vez en la mañana del día siguiente, y otra en la tarde, antes de hablar con Chris por la noche. Más que cualquier otro guion. Es muy complejo y, en definitiva, presenta excelente entretenimiento. Además, deja ver que hay más de lo que parece. Si Interstellar e Inception los dejaron con preguntas... esta les dejará unas cuantas.
¿Qué película de Nolan adaptaría a las tablas?
K.B.: Si fuera a hacer una versión teatral de una película de Chris Nolan, diría que Memento, me permitiría hacer una versión ‘hitchcockiana’ de Groundhog Day.
Es director también, ¿lo inmune que es Nolan a las notas del estudio le produce envidia?
K.B.: Me inspira su capacidad de mantener una posición firme en relación a lo que quiere en una película de alto presupuesto. Él es muy pragmático, sabe que su poder de elección creativa depende de las taquillas y no se hace ilusiones acerca de cómo esto podría cambiar si le llega una mala racha (nota del editor: 2020 cuenta como una mala racha, así sea generalizada). Aun así, eso no le quitaría su integridad, su creatividad, o su visión, cualidades que los estudios de cine admiran y respetan y, saben que vale la pena escuchar. Sus antecedentes hablan muy claro.
Chris tiene el derecho de estar en una posición fuerte, que consiguió sin compromisos. Y seguro le ha tocado ceder algunas veces, por eso resalto su pragmatismo: no es preciosista: él quiere que sus películas sean disfrutadas por grandes audiencias, y para lograrlo hay que saber escuchar atentamente. Entonces, muy honestamente, me inspira su carácter y su integridad artística.
¿Pensó alguna vez ‘Así no lo hubiera filmado yo’?
K.B.: Ni en un millón de años pensaría ni diría “Yo haría esto así”, en realidad es casi lo opuesto. Usualmente [positivamente sorprendido] pienso “Cielos ¿por qué hiciste esto?, ¡que interesante!”, o “¿Por qué eligió tratarlo de esta forma?”, “¿Por qué puso la cámara ahí?” “Oh, qué interesante, ¿Por qué habrá hecho tantas tomas con ese ángulo?”, “¿por qué pasó media hora grabando esta toma ?”. Trabajar con gente como Christopher Nolan, o Danny Boyle, o Robert Altman, es observar lo que hacen y aprender de ello. Dejar de lado el ego, déjalo afuera, no hay razón para sentirse insultado solo observar, escuchar y aprender.
Trabajar con la cámara grande de IMAX, de tamaño monstruoso, ¿impacta de alguna forma su actuación?
K.B.: Tiene un impacto emocionante. En parte es por Chris, pero lo he hecho antes también. Las últimas dos películas que grabé, las películas de Poirot que hemos hecho, Murder on the Orient Express y Death on the Nile, usamos cámaras de 65 mm. Y compartimos cámaras de Tenet con Death on the Nile, pues grabamos en IMAX las secuencias de acción.
Las cámaras de 65 mm son condenadamente grandes, y he caído en cuenta de ello porque soy antiguo. Al trabajar con actores a más jóvenes, veo que no han trabajado con cinta física por la emoción que les producen estos enormes equipos.
Es una experiencia muy particular, que puede ser desconcertante pues realmente ocupan mucho espacio. Pero también establecen la idea de “evento” y de “singularidad”. En especial con una cámara IMAX, son tomas cortas, cada una es valiosa. No existe el “¡Sigan rodando! ¡Inténtalo ahora con este acento!”. Con cinta todo es ceremonial, es un ritual, y lo entiendes y lo sientes, y vives la emoción y el miedo. “¡No la cagues!”, piensas, pues es una cámara enorme en la que cargar y descargar un rollo toma mucho tiempo. No quieres, ni puedes, gastar.
Es una de las únicas situaciones que puede entristecer a Chris Nolan, por decirlo así, cuando se gasta rollo.
Cuéntenos sobre Sator, este villano que interpreta. Usted conoce muy bien las obras de Shakespeare, ¿se inspiró en alguna referencia?
K.B.: La principal inspiración fue Chris. siempre enfatizó en lo espantoso que era este personaje, y aunque yo dijera que iba a buscar algún indicio de su humanidad, él recalcaba que tendría dificultades encontrándolo.
Una de las cosas que más me gustan del guion, y lo noté más cuando vi la película, es que Chris Nolan es delicioso y sorprendente: es innegable cuando uno admira la parte intelectual y cerebral de todo, el rompecabezas que crea, el laberinto por el cual lleva a la audiencia, el deslumbre intelectual que presenta dentro de una gran película comercial. Es impresionante.
Con Dunkirk, y creo que aun mas con Tenet, Chris agrega una cualidad emocional a sus historias, incluida la posibilidad de una cualidad perversamente emocional en Sator. Y, sin duda, él quería que fuera el personaje más oscuro de mi carrera. Y Chris hace su tarea, así que me habló de roles yo había retratado para decirme lo que no quería. y no es que creyera que yo iba a repetir algo conscientemente, pero cuando nos encontramos para ensayar, me retaba constantemente: “Este personaje debe ser implacablemente oscuro, ¿verdad?”. Y muy contento me pone decir que, cuando nos despedimos, sentenció: “Acerca del personaje y la oscuridad, creo que realmente entendiste la nota”.
¿Cuánto luchó con el material, conceptualmente? ¿Cuántas veces tuvo dijo “lo haré sin entender”?
K.B.: En el tráiler hay una línea del personaje de Clémence Poésy, “Sabes, puedes intentar entenderlo pero realmente vas a tener simplemente que sentirlo”. Y hubo un par de momentos en este filme, y gracias a Dios no los he vivido mucho durante mi carrera, donde estuve cerca de un ataque de pánico al no entender lo que estaba pasando.
Hay algo que se llama ‘la pesadilla del actor’. Me acuerdo de una que tuve. Estoy en la fila para entrar al teatro, y un señor del teatro sale y dice “¡La persona que iba a interpretar este rol no llegó, lo vas a hacer tú, Ken!, y me saca de la fila, y yo le digo “Oh, Ok, pero necesito el guion”. “Tendrás el guion, sin problema, sígueme”, dice. Entonces me está llevando por el teatro hacia el vestidor, y yo insisto “solo dame el guion, estoy listo pero...” y él responde “Te vamos a dar el guion, todo va a estar bien”. Y ahora me ponen el traje y el micrófono, hasta que grito: “¡Necesito es el guion. Literalmente, me están haciendo esto y no sé qué está pasando”. “Vas a estar bien”, escucho, y al minuto siguiente abren la puerta y estoy en el escenario, frente de un auditorio lleno, y soy el siguiente en hablar y no tengo puta idea de lo que pasa.
Esto me pasó dos veces en Tenet: me sacaron de la fila pero, en vez de entrar al auditorio, Chris Nolan está a punto de gritar acción. “Toca simplemente hacerlo”, pensé, y lo hice con una red de seguridad llamada Chris Nolan, estuvo bien.
¿Había visto actuar a John David Washington? Y, ¿cómo les fue con Michael Caine?
K.B.: A John David lo vi en la brillante Blackklansman de Spike Lee: Lo hizo fantástico en esa película, y también vi Ballers , la serie en la que aparece junto a Dwayne Johnson. Hay dos cosas que destaco: primero, su capacidad para las escenas de acción, fantástica, físicamente impresionante y muy muy atractiva. Además, su cualidad fuerte con un factor simpático, necesaria para este papel protagónico. John David tiene una pasión y un talento espectacular, también muy necesarios, y además es chistoso y concentrado. Es realmente inteligente como su padre (Denzel Washington) y, además, un gran estudiante. Siempre lo vi con un cuaderno, observando cosas, tomando notas acerca del personaje. Entendió la extraordinaria oportunidad que se le presentó y la aprovechó como un profesional.
No tuve la oportunidad de ver a Michael (Caine) en este caso, estuvimos “en diferentes partes del bosque” como dicen, pero lo adoro. El otro día oí una historia acerca de cuando le preguntaron acerca de las dificultades de entender Inception. Michael respondió: “Según la entiendo [Inception], todas mis escenas eran reales y todo el resto era inventado”. Luego me contaron otra versión, en la que dijo: “Todas mis escenas son buenas, el resto es basura”.
¿Tal vez podrías contarnos un poco sobre tus favoritos de Christopher Nolan?
K.B.: Amé The Dark Knight. La vimos al terminar la post-producción de Thor. Y aunque son películas completamente diferentes, verla nos llevó a medir lo que era posible en una película de superhéroes. Nos permitió ser un poco más serios con nuestro Thor, así fuera en términos relativos, nos dio confianza sobre darle drama a la historia.
A mí me encantó su Batman. Sentí que fue un meditado y gentil rumiar envuelto en una espectacular película de acción, me encantaron.
Tengo un gran cariño por Memento porque me encantan las discusiones luego de ver una película, y no recuerdo una conversación más larga que la que tuve con las seis personas con las que vi Memento. Todos peleamos acerca de lo que creíamos que significaba, lo que captamos, lo que entendimos, y simplemente lo amé. Pensé, “¿No es fabuloso que una película pueda hacer esto? Nos dio un regalo, realmente nos dio un regalo con esa película.
Y un día, cuando llegue a los ciento diez años, quizás pueda entender el séptimo nivel de Inception. Podría ser un último deseo que Chris podría concederme en vida: ponerme en la camioneta, repasar esa llave, irnos el agua y finalmente encontrar el nivel perdido.