Crónicas de concierto
Linkin Park en el Vive Claro: una banda del siglo XXI se demostró viva, avasalladora y hermosa en Bogotá
Alimentada por la energía de su propuesta e impulsada por un público devoto, especialmente gentil y expresivo, la agrupación californiana inició su gira latinoamericana con una envolvente misa de rock que repasó sus más grandes éxitos y entregó pistas nuevas que sonaron genial. A primera hora, Poppy se probó más que una telonera...
Siga las noticias de SEMANA en Google Discover y manténgase informado

Si el de Linkin Park no es el concierto del año, pega en el palo. Como mínimo competirá por ese honor. Lo indudable es que fue uno de los más felices. Eso se vio en la cara de la gente, en los abrazos que se dio con su combo, en la energía de sus cantos, sus brincos y sus pogos.
En el Vive Claro, la noche del 25 de octubre de 2025, la banda renacida dejó un regreso bogotano precioso a nivel emocional y avasallador desde la experiencia sensorial que desplegó. Fue un concierto, pero sobre todo fue una ceremonia rockera del siglo XXI, con incontables himnos que estallaron y pantallas que rompieron el canon tradicional, aprovechadas para gran efecto. A nivel general, el espectáculo usó paletas de color o muy bellas o muy interesantes y juegos entre los láser y las pantallas que hicieron sorprendente la experiencia.

Hace semanas escribí en este portal, tras lo sucedido con Kendrick Lamar, que una confianza se había roto. Es hora de escribir que esa confianza ha sido reestablecida. Kendrick ha sido el único lunar (uno muy doloroso para sus seguidores) y eso no tiene revés, pero el resto de shows han sido impresionantes. Además, se han ido puliendo detalles clave en la experiencia. Desde Guns n’ Roses dejó de hablarse de la tribuna como casa del temblereque. Esa es una buena señal.
‘Linkin Bogotá’
Luego de la que fue su primera visita al país en 2024, para propulsar esta nueva era con Emily Armstrong y su nuevo disco From Zero, este segundo show en la capital de Linkin Park empezó con un cronómetro regresivo de diez minutos. La tribuna lo agradeció porque pudo sumarse al “conteo final” (Europe estaría orgulloso). Celebró los últimos diez segundos y, acto seguido, a las 8:55 de la noche, vio como todo se fue a oscuro y se desató una noche inmarcesible.
Después de una introducción atmosférica que de entrada marcó el tono audiovisual de la noche, lanzaron la primera inyección al alma, “Somewhere I Belong”. Y todos los presentes pertenecimos, de inmediato. Qué poder.

Es inevitable y casi automático esperar a Chester Bennington, pero si bien no esta, ahí está, en espíritu y en sus geniales melodías. Emily no las hace suyas, las canciones, las abraza con la banda y con el público, dando lo mejor que tiene, su potente voz y una actitud de puta madre. Recibió una avalancha de amor y la devolvió.

Para abrir la segunda mitad del concierto, que fue casi perfecto, tronó “One Step Closer”, que contó con la voltajuda participación de Poppy en los coros y la absoluta vibración del público, que perdió el control, rindiéndose al despeluque y el grito catártico (digamos, más de lo que lo había hecho hasta el momento, que no era poco). Después de semejante descarga todo quedó suspendido, pero no en silencio... con un sonido bello y sutil en el aire mientras las cámaras filmaron por unos minutos al público de primera fila y sonrisas que la plata no compra (o bueno, sí, pero solo después de décadas de amor por una banda y la suerte de poder verla).
Desde ese punto, hasta el final, todo sonó tan inmaculado como potente. Mezclaron lo viejo, lo nuevo, y triunfaron en cada paso. Y en su arrollador cierre, encadenaron la contundente “Papercut”, la inmortal “In the End” y la genial “Faint”. Y esto dice mucho sobre cómo la banda quería mandar a la gente a su casa. Lo consiguió.

En su entrevista con nosotros previa al concierto, Dave Farrell, bajista de la banda habló de un show mucho más robusto que el que entregaron en 2024. Sin haber estado en el otro show, este se sintió bastante avasallador. Nuestro fotógrafo Esteban Vega La-Rotta, presente en ambos espectáculos, así lo confirma. Nos cuenta que no solo Emily se ha apropiado del rol, la gente la abraza de lleno. Esto ya no es una prueba, es una realidad. Y todo fue más vasto: con pantallas más notables, con pasarela, con humo y con onda amplificada por la nueva escala del espectáculo.
En resumidas cuentas, en la primera parada de su gira latinoamericana 2025, Linkin Park entregó una experiencia supersónica, elevada por su propuesta visual, que integró láseres y pantallas generosas y diferentes, dos dos enormes cubos arriba del escenario en el centro de la propuesta. En ese sentido, es lógico y genial que la noche integró mucha videografía y trabajo VJ en tiempo real. El nivel en esa “pura pantalla” fue altísimo.

Musicalmente, el sonido fue llegando a su perfección. Cuando todo cuadra en una banda así, que ostenta instrumentación de rock (con genial bajo, guitarra y batería) pero también capas sonoras que brotan de su talentosísimo DJ y artista visual Joe Hahn y de los teclados de Shinoda, es notable. Se agradecen también los momentos de transición atmosférica que conectan los puntos de su concierto. La experiencia nunca suelta al asistente.
La gente, protagonista
Este es un fanbase que roza con la ternura, y eso, en acción, es lindo de sentir de cerca. Porque hay una dosis de furia y catarsis asociada a la música que se escuchó anoche, pero también muchos detalles dulces de parte de la audiencia (equilibrada entre hombres y mujeres) que fue a vivirla. Hubo mucho movimiento, mucho circle pit lleno de alegría.
Para la muestra un botón: se ve en redes ese hombre en silla de ruedas que el público elevó por los aires en una escena de crowdsurfing que cuando nace así, orgánicamente, es siempre épica y emocionante.

No fue necesario pedirle a este público que le lanzara apoyo a Poppy, porque fue a verla, a reconocerle el camino y a rockearla. A este devoto gentío no hubo que anotarle que tirara arengas para Emily Armstrong, lo hizo por segunda naturaleza y con constancia. Casi que la gente le cantó más a ella que al resto de la banda, pero a nadie parece molestarle, porque se sabe de qué se trata todo esto, y sabe en qué contexto se da todo...
Lo que fue y lo que es

Esta es una misa viva en torno a la música genial que dejaron por años y discos con Chester Bennington. Y en varios tramos de estas pistas clásicas, Emily mide a la gente y le ofrece mucha pista (como en el principio de “Crawling”). El público de las tribunas también coordinó un momento bello para encenderse en luces varias, en lo que Cerati hubiera podido llamar “un multicolor pasto digital”.
Pero, además, estos conciertos son una declaración incontestable de que la música nueva de la banda es jodidamente buena y en vivo suena increíble. Solo por mencionar algunas de las ocho que sonaron anoche, “IGYEIH”, “Up From the Bottom”, “Two Faced” y “Bleed It Out” provocaron agites fantásticos, mientras que “Overflow” dejó un interludio profundo e inolvidable.

Mike Shinoda, la navaja suiza que impulsa esta agrupación desde su voz, su rapeo, sus guitarras y sus teclados, se demostró un genial líder y además un hombre del pueblo. En un punto, descendió de la plataforma y se acercó a su gente, y a un dedicado fan llamado Carlos le regaló su gorra. La gente coreó a Carlos, que no olvidará ese detalle. Nadie lo olvidará a él tampoco.

Por su parte, volvemos a recalcar que Joe Hahn se demostró un héroe sin capa. No solo brindó muchos de los sonidos que distinguen las canciones clásicas, también demostró su dimensión como artista visual y como DJ, con un solo tremendo. Salió a la plataforma al final, a recoger los aplausos que se ganó de sobra, haciendo evidente todo lo que aporta a este arte.

Poppy: ¿telonera, o lujo?
Ha causado revuelo que en shows como este y como el de Green Day (no así el de Guns n‘ Roses, que abrió 1280 Almas) el “telonero” haya sido internacional. Por un lado, es innegable que ese primer espacio solía ser una vitrina para bandas locales. Por el otro lado, con bandas como Bad Nerves y Poppy, es difícil quejarse. El nivel es elevadísimo y son artistas que quizá no hubieran venido de otra manera.
Lo cierto es que, por lo que se ha visto, no son teloneros, son otro show de lujo que abre la faena. Spiritbox viene con Korn. Por Dios, ¡My Chemical Romance se tiene tanta confianza que viene con The Hives abriendo la noche!, y bien se sabe que The Hives, como mínimo, equipara lo mejor de la noche: jamás son superados (eso quedó claro una noche hermosa de marzo en la que con Tool dejaron una noche histórica).

Volviendo a lo más reciente, a ayer, lo de Poppy fue muy potente. No se esperaba menos, pero la estadounidense rockeó con su presencia, con su voz fluctuante entre melodías capaces de conmover y alaridos de fuego que agitan. Y, con ella, una banda que la propulsa, conformada por unos cuantos Gentlemen of djent y un baterista brutal. “Oeee, oee oe ooeee, Poppyy, Poppyyy”, le cantaron desde temprano en su set, porque se lo ha ganado y porque se lo ganó.
Notas de concierto
*Para el transporte, porque no clasifiqué al parqueadero del lugar, apliqué el servicio de parqueadero en el Centro Comercial Plaza Claro, con servicio de bus de ida y de regreso. Fluyó bien en ambos sentidos, y eso que llegué sobre la hora (6:45 p.m., siendo el último servicio ofrecido a las 7p.m.).

*No llovió, si bien había llovido mucho y pintaba que iba a llover. Pero sí ha caído agua en la ciudad y hubo que lidiar con algo de barro, sin que fuera crítico. Al Vive Claro hay que llevar buen zapato de todas formas: calzado capaz de sortear los elementos.
*Si algo despertó esta noche fue un hambre especial por vivir lo que será Massive Attack, el 5 de noviembre. Esta es una agrupación pionera en lo que a trip hop se refiere, pero también en lo que a propuestas audiovisuales, políticas, retadoras y altamente virtuosas. Me arriesgo a pensar que, en algún punto, Massive Attack alimentó el camino de Linkin Park. Y si no lo hizo, trazar una línea entre sus vanguardias se hizo fácil esta noche.

*Es una fortuna contar buenas noticias. El que una banda así venga a la ciudad y agite emociones a este nivel y deje memorias nueva y fuertes jamás dejará de ser noticia en este espacio. Es la magia que mantiene andando a muchos en medio de este demente siglo del fascismo normalizado.

*Si en Gunners nos quejamos pues no dejaron trabajar a nuestro fotógrafo y a los de algunos otros medios, en este caso fue lo contrario. A los fotógrafos de los medios que aceptó la banda (lo sabemos, no son todos los que quisieran), no solo se les dio el chance de captar el inicio, también algunas canciones del explosivo final del espectáculo.

*Concierto a concierto hay detalles por anotar. La ubicación de la tribuna para gente con movilidad reducida ayer se vio parcialmente bloqueada por una de las torres. No se pueden meter todos los goles, pero siempre se puede mejorar.




