Música
“Llevamos el mensaje de los compositores a los oyentes”, el Cuarteto Hermès habla con SEMANA
Antes de su actuación en el Ibagué Festival 2024, donde representará una cuota de música clásica de altísimo nivel, el violinista Omer Bouchez habló con nosotros sobre su visita, el repertorio que presentará su agrupación y su loable labor de grabar y redescubrir música de compositoras mujeres que fueron ignoradas en su momento.
Omer Bouchez, Elise Liu, Lou Yung-Hsin Chang y Yan Levionnois integran el virtuoso Cuarteto Hermès, una de las agrupaciones francesas más importantes de la música de cámara en la actualidad. Su carrera discográfica despegó hace seis años con la publicación de un álbum dedicado a los cuartetos de Ravel y Debussy, una interpretación que llevó a la crítica a resaltar su “sonido seductor”. Más recientemente, su disco con obras de Schubert los hizo ganadores del Premio Choc que entrega la revista francesa Classica.
El Cuarteto Hermès estará en el Ibagué Festival (del 5 al 8 de septiembre) cumpliendo con la cuota de música clásica que habitualmente ha traído a figuras internacionales de altísimo nivel, no solo a tocar sino también a compartir sus conocimientos con los estudiantes de los conservatorios. La agrupación se presentará en el icónico Salón Alberto Castilla del Conservatorio del Tolima (6 de septiembre) y en el Teatro Tolima (7 de septiembre).
En una pausa en medio de sus ocupaciones, el violinista Omer Bouchez habló con nosotros acerca de su trayectoria y las expectativas que les genera esta visita a Colombia. Esto nos dijo.
SEMANA: Hermes, o Mercurio, es el nombre del mensajero de los dioses en la mitología antigua. ¿Esa figura fue una influencia cuando fundaron el cuarteto?
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Omer Bouchez: En el año 2008 empezamos a tocar juntos y teníamos que escoger un nombre rápidamente, porque estábamos aplicando para un concurso. Elegimos a Hermes porque es un personaje complejo de la mitología griega: mitad humano, mitad dios, inventor de la lira que le regaló a Apolo. Pero lo más importante: mensajero entre los dioses y los humanos. La idea de alguien que lleva un mensaje de los compositores a la audiencia de nuestro tiempo nos pareció relevante como intérpretes.
SEMANA: Antes de conformar el grupo, ¿había algún cuarteto en particular que siempre quisieron tocar?
O.B.: Creo que todos soñábamos con tocar los últimos cuartetos de Beethoven, y también el número 14 de Schubert, que se conoce como La muerte y la doncella. Yo tengo atesorado el recuerdo: la primera vez que escuché esa obra fue en un video del legendario Cuarteto Alban Berg. Ver esa música gloriosa tocada de una manera tan inspirada fue algo revelador. Nunca me imaginé que cuatro personas pudieran crear un sonido tan grande, tan sinfónico.
SEMANA: Hay un disco en el que interpretan los cuartetos de Ravel y Debussy. No es raro que se graben juntos, pero ¿qué tienen en común estos dos compositores que hace que compartan un mismo álbum?
O.B.: Elegimos grabar esos dos cuartetos juntos porque son obras importantes, compuestas en Francia a comienzos del siglo XX. Aparte de esas similitudes, son diferentes de muchas maneras. Lo interesante para nosotros era mostrar como dos compositores brillantes, del mismo período, descubrieron y desarrollaron su propio lenguaje. Claramente, Ravel le rinde un homenaje a Debussy en su cuarteto, sobre todo en los movimientos segundo y tercero, que se parecen en las dos obras: primero viene un movimiento ligero, con las cuerdas pulsadas al estilo “pizzicato”, y luego un movimiento lento, muy lírico y atmosférico. Cuando tocamos a Debussy o a Ravel es como si en lugar de arcos tuviéramos lápices porque se parece a pintar un paisaje de emociones. Por eso los llamaban impresionistas; su música está llena de colores, siempre en movimiento.
SEMANA: Van a tocar en el salón del Conservatorio del Tolima, que pertenece a una tradición de la educación musical en Colombia. ¿Qué sensaciones les traen estos espacios académicos?
O.B.: Nosotros empezamos a tocar juntos cuando éramos todavía estudiantes en el Conservatorio de Lyon. Luego nos trasladamos a Alemania, donde estuvimos trabajando arduamente por dos años. Gracias a que tuvimos profesores muy apasionados, descubrimos el goce de tocar música de cámara y el reto de lograr un interpretación convincente. Así que le debemos todo a las escuelas de música y a sus profesores. Hoy nos sentimos muy felices de ir a esos lugares donde nos desarrollamos como músicos y de darles consejo a las nuevas generaciones.
SEMANA: Cuéntenos sobre las obras que van a interpretar en el Ibagué Festival...
O.B.: Vamos a tocar el Cuarteto en fa mayor de Ravel, del cual ya hablamos, que de hecho fue la primera obra que tocamos juntos. Nuestros primeros profesores eran miembros del cuarteto que llevaba el nombre de Ravel y nos ayudaron mucho a desarrollar esta interpretación. Es una música que le da mucha libertad al intérprete; casi se puede jugar con el tiempo y el sonido. Por eso en cada concierto podemos ofrecer una versión única y fresca. Al día siguiente presentaremos el Cuarteto “Americano” de Dvorak, también en fa mayor. Fue una obra compuesta en los Estados Unidos pero, como Dvorak era checo, utilizó elementos de canciones populares y ritmos de su tierra natal. Es un cuarteto que tiene al mismo tiempo alegría y melancolía, hace que el oyente sienta diferentes emociones, y nos encanta esa complejidad que es muy propia de Europa del Este.
SEMANA: Una de sus grabaciones más recientes es el redescubrimiento de una compositora de comienzos del siglo XX llamada Charlotte Sohy. ¿Cómo llegaron a esa música tan poco conocida?
O.B.: Un día un amigo nos preguntó si nos interesaría grabar la música de ella. La verdad, nunca habíamos oído acerca de Charlotte Sohy. Sus dos cuartetos de cuerdas salieron a la luz gracias a su bisnieto. Nunca se habían llevado al disco, así que era imposible escuchar la interpretación de otros músicos. Esto es muy raro en el mundo de la música clásica porque casi todo ya ha sido grabado al menos una vez. Y eso fue lo primero que nos asombró, aparte de la calidad que descubrimos en esas partituras.
Se volvió realmente interesante trabajar en una música desconocida. Uno tiene que tomar decisiones interpretativas sin ninguna influencia. Por otro lado, es una lástima que muchas compositoras hayan sido ignoradas solo por el hecho de ser mujeres. Hoy sabemos que Charlotte Sohy tuvo que firmar algunas de sus partituras con nombre de hombre para que las publicaran.
SEMANA: Se empieza a hacer justicia con estos redescubrimientos, como sucedió también hace poco con Nancy Dalberg, grabada por el Cuarteto Nordic. ¿Hay planes de continuar en esa búsqueda de figuras históricas femeninas?
O.B.: Claro, porque todo esto fue una gran experiencia, y siempre estaremos contentos de programar estas obras para que cada vez haya más gente que las escuche. Si en el futuro apareciera otro de estos descubrimientos femeninos, con seguridad lo haríamos de nuevo.