Crónicas de rock

Monsters of Rock Brasil: estas bestias históricas hicieron el bien sin mirar a quién, y ahora vienen a Bogotá

SEMANA fue invitado al Festival Monsters of Rock Brasil, que celebró sus treinta años en ese país y dejó lecciones bellas para Colombia. Nuestro país recibe el evento en su segunda edición, este 30 de abril con Opeth, Europe, Judas Priest y Scorpions a la cabeza.

Alejandro Pérez Echeverry
21 de abril de 2025, 5:35 p. m.
Richie Faulkner demuestra en cada show que no le queda grande la misión de propulsar desde sus seis cuerdas los riffs inmortales de Judas Priest.
Richie Faulkner demuestra en cada show que no le queda grande la misión de propulsar desde sus seis cuerdas los riffs inmortales de Judas Priest. Es un Dios de la guitarra que por años ya ha rendido homenaje al legado los guitarristas originales y sus canciones. | Foto: Ricardo Matsukawa

El pasado sábado 20 de abril, en el Allianz Parque de Sao Paulo (donde Richard Ríos juega con su Palmeiras y nadie se queja del terreno, porque sí se pueden hacer ambas cosas), tuvo lugar una congregación inolvidable de bandas legendarias de rock y metal que dejaron a su público en el nirvana. Y si bien se esperaban tormentas, solo hubo amagos de lluvia entrada la noche y a nadie espantaron, ni cerca. La tormenta vino por cuenta de la adorada distorsión (y esa también se puede esperar en Bogotá, donde la lluvia no será problema en el techado Coliseo MedPlus).

El festejo de 30 años de Monsters of Rock (MOR) Brasil fue una entrega show de doce horas exactas y fantásticas, de 11:30 de la mañana a 11:30 de la noche, que en lo musical congregó a siete bandas de distintas venas de metal y rock. Hubo hard rock, power metal, prog metal, un poquito de thrash metal y, claro, heavy metal. Los recorridos de estas agrupaciones, todas legendarias en su propia ley, oscilan entre los 30 y los 60 años, y fueron todas hermanas en el poder de sus descargas y en su comunión con la gente.

Una figura necesaria, Rob Halford sigue propulsando sus notas altas en el plano sonoro.
Una figura necesaria, Rob Halford sigue propulsando sus notas altas en el plano sonoro. | Foto: Ricardo Matsukawa

Stratovarious, Opeth, Queensrÿche, Savatage, Europe, Judas Priest y Scorpions, en ese orden, entregaron su avalancha de canciones memorables y, con la llegada de la noche, también asombraron con espectáculos visualmente sorprendentes (que estas fotos oficiales se encargaron de no captar, pero que trataremos de ilustrar en nuestras redes). En ese sentido, el punto más alto de la noche vino por cuenta de un escorpión gigantesco —que cerró la noche y el show de ya sabe qué banda— que primero apareció en pantalla y que, luego, al materializarse en un inflable 3D, a todos los presentes dejó anonadados.

Klaus Meine y Matthias Jabs celebrando 60 años de Scorpions con su rebaño.
Klaus Meine y Matthias Jabs celebrando 60 años de Scorpions con su rebaño. | Foto: Ricardo Matsukawa

Todo sucedió en un escenario idóneo (ojalá el nuevo Campín se asemeje). El público ve y escucha bien y cómodamente esté donde esté. En ese marco la gente rockeó y se demostró muy respetuosa con las bandas que fue a ver pero también con las que no y con el resto de asistentes y personal. Se respiró paz en ese estadio, en el que hubo niños, niñas, y hombres y mujeres entre los 15 y lo 80 años. Esa es una postal a la que aquí no estamos acostumbrados.

No cabe duda de que la cultura rockera en Brasil tiene un rango más amplio en su demografía, y es lindo de ver, es un sueño al cuál apuntarle, ver en un concierto de metal a una niña en los hombros de su padre sin sentir amenaza alguna. Ahí hay lecciones por aprender.

Rudolf Schenker es todo actitud, gozo y guitarra tremenda en el concierto de Scorpions.
Rudolf Schenker es todo actitud, gozo y guitarra tremenda en el concierto de Scorpions. | Foto: Ricardo Matsukawa

Rock of Ages

Volviendo a los artistas, entre la alineación de siete bandas internacionales, el mismo festival trae a Colombia cuatro notables, Opeth, Europe, Judas Priest y Scorpions (aunque entre gustos no hay disgustos y Savatage y Queensrÿche tienen legiones fieles que los hubieran visto felices). Pero bien se sabe, lo que sucederá en el MedPlus será superlativo. Viene el aguijón del escorpión gigante a cerrar una avalancha musical imperdible.

Hubo mucho peso en ese cartel brasilero y lo hay en el colombiano. La más joven de todas, la banda sueca Opeth, ha lanzado catorce álbumes de estudio, mientras que las más experimentadas, Scorpions y Judas Priest, celebran seis y cinco décadas de trayectoria. En ese orden de ideas, se puede pensar que se trata de un evento marcado únicamente por la nostalgia. Y si bien mucho de esa amiga hay, indudablemente, la experiencia es la de habitarla en tiempo presente, con un sonido excepcional, algunas novedades y espectáculos luminosos.

Pero la música manda, y es la cantidad absurda de éxitos tatuados en el alma de esta sociedad, sonando a lo largo de la jornada, la que hace de esta una experiencia tan poderosa.

¿A qué nos referimos? Se hace tan impensable como maravilloso escuchar en una misma noche “The Final Countdown” y “Carrie”, de Europe (sonarán por primera vez en Colombia); “Send me an Angel”, “Still Loving You” y “Rock You Like a Hurricane”, de Scorpions (que van por su revancha en Bogotá, tras una experiencia sonoramente trunca en el Monsters of Rock fundacional; y, claro, la potencia y sabrosura (aplica, sin dudas) de “You’ve Got Another Thing Comin’”entre tantos himnos de Judas Priest.

Opeth, que quizá no tiene coros tan fáciles de cantar, sí ofrece algo imperdible. Liderada por Mikael Akerfeldt, la banda sueca regresa a Bogotá luego de dejar uno de los conciertos más emotivos de 2023. En el Monsters brasilero dejó una hora increíble de música (y algo de humor sueco). Con una banda así de genial toda medida de tiempo se hace corta, pero lo memorable no se negocia. Es simplemente excepcional lo que entrega (y su concierto se sumará al concierto de Tool y de BEAT en hacer de este 2025 uno redondo para el progresivo en nuestro país).

Mikael Åkerfeldt y Fredrik Åkesson de Opeth, una banda increíble que alimenta el cartel de Monsters of Rock en Bogotá.
Mikael Åkerfeldt y Fredrik Åkesson de Opeth, una banda increíble que alimenta el cartel de Monsters of Rock en Bogotá. | Foto: Ricardo Matsukawa

A nivel general, las bandas mostraron sus clásicos, y también algo de su nuevo material, porque no están anquilosadas ni creativa ni físicamente (a sus 76 Klaus Meine está ahí, cantando a su gente). Y en cómo hilvanan esos setlists brillantes también demuestran una sensibilidad y entrega digna de aplauso. Y bueno, la calidad de los músicos es de otro planeta.

Joey Tempest de Europe demuestra que algunos rockeros envejecen con total gracia.
Joey Tempest de Europe demuestra que algunos rockeros envejecen con total gracia. | Foto: Ricardo Matsukawa

Hablamos de un Dios de la guitarra como Richie Faulkner de Judas, las voces de Rob Halford y de Joey Tempest, la batería de Mickey Dee (cómo suma a Scorpions, increíble), al virtuoso Mikael Akerfeldt… por eso, siete bandas no se hicieron demasiadas. No con tal nivel de talento y entrega.

Un público maduro

Conectando siempre con Colombia, e insistiendo en el tema, se hace pertinente mirar al ejemplo de Brasil, que celebró este evento por primera vez en 1994, y por eso agitó la bandera de 30 años (“aproximados”). En ese sentido, el evento demuestra que la cultura rockera de Brasil, al menos en estos eventos, es para todos. Ver a mujeres jóvenes y señoras rockeando libres y seguras es especial y diciente.

La gente en Sao Paulo dio una lección de comunión, y de eso se debe aprender.
La gente en Sao Paulo dio una lección de comunión, y de eso se debe aprender. | Foto: Ricardo Matsukawa

Para que eso pueda suceder en nuestro país hay que cambiar un chip: el que hace pensar a algunos que su devoción por una banda les da el derecho de pasar por encima del otro.

Cuando la paz sea un punto de partida, y no el resentimiento, cada cual disfrutará al máximo de la oportunidad de estar ahí sin arruinar la de otros. Se puede, Colombia, se puede. Y también vale medir bien sus consumos, para llegar en buen espíritu al final y no dañar su jornada con maluqueras alcohólicas.

Por otro lado, entre la entrada de campo general y la VIP, quienes hicieron guardia en la barda fueron, en gran mayoría, señoras en sus cuarentas, cincuentas. Y nadie se atreve a saltárselas, no porque físicamente no puedan. Saben que habría consecuencias, sí, pero se siente que todo nace de un respeto hacia la figura de la mujer que cuida. Esa energía le serviría mucho a nuestra escena.

Notas de concierto

*En un punto de la noche, previo a Judas Priest, en las pantalla se presentó un homenaje a grandes rockeros fallecidos (todos parte de esa tribu de monstruos que han hecho tanto bien con su música). Fue un detalle sentido y agradecido por el público que en cada imagen agitó sus propias memorias con la música de grandes como Lemmy Kilmister y Dimebag Darrell, y tantos otros. Hubo un espacio para músicos legendarios brasileros, y valer destacar que quizá la reacción más fuerte vino ante la memoria de la inigualable Rita Lee.

Mikkey Dee (Suecia, 1963) fue baterista de Motörhead y ahora es el baterista de Scorpions. En el concierto demuestra por qué es una absoluta superestrella.
Mikkey Dee (Suecia, 1963) fue baterista de Motörhead y ahora es el baterista de Scorpions. En el concierto demuestra por qué es una absoluta superestrella. | Foto: Ricardo Matsukawa

“Bogotá, del putas Bogotá”

Bogotá ofrecerá una noche inigualablemente cruel el 30 de abril, con tres espectáculos de rock progresivo y metal entre los cuales escoger. Por un lado, este fantástico espectáculo de Monsters of Rock, certificado en su satisfacción, por otro, el concierto de los maestros de BEAT, con quienes también hablamos, y suma, increíblemente, un concierto de Paradise Lost. Si le gusta el rock, si quiere sembrar una semilla, no se quede en casa esa noche. Es histórica por donde se le mire.

Judas Priest se ha acostumbrado a jamás decepcionar.
Judas Priest se ha acostumbrado a jamás decepcionar. | Foto: Ricardo Matsukawa