Música
Omacha, la agrupación musical que rescata las tradiciones indígenas del Amazonas
El grupo musical Omacha del Amazonas quiere rescatar las tradiciones orales indígenas y hacer visible su cultura dividida en una triple frontera entre Colombia, Brasil y Perú.
*Por José Ricardo Báez / Agencia Anadolu
“La gente no tiene ni idea de lo que pasa por aquí”, dice Christian Montoya, director artístico y bajista de la agrupación Omacha de Leticia, Amazonas. Y es cierto. Leticia es una ciudad al sur de Colombia que queda justo en el punto donde se unen las fronteras con Perú y Brasil.
“Estamos ubicados en una frontera muy especial porque es una triple frontera habitada, muy pocas hay así en el planeta. Aquí confluyen las culturas de los tres países, se mezclan y forman una sola nación, que es la Amazonía, y lo que busca nuestra música es contar esas historias”, señala Christian, quien agrega que pese a estar tan cerca de Perú y de Brasil, esa especie de isla rodeada de selva en vez de mar es como una sola nación. “Te sientes más como ciudadano de la Amazonía que busca exportar sus productos al interior de cada país”.
Fusión transfronteriza
Omacha es un grupo de nueve personas que se ha convertido en el símbolo de la música amazonense. Nació en un formato más moderno, y con el objetivo claro de sonar en el interior de los tres países, luego de ganar el Festival Internacional de Música Popular Amazonense Pirarucú de Oro. Ese año decidieron cambiar al grupo y agregarle nuevos instrumentos como un bajo eléctrico, los vientos (saxofón y trombón) y cambiar su imagen.
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Antes de eso, la agrupación solo ensayaba para este reconocido festival y se consolidó como grupo de murga amazonense. La murga es un formato que tuvo auge en los años sesenta en esta región. “Era una especie de laboratorio donde los músicos amazonenses experimentaban con la música que llegaba por el río Amazonas. Las murgas buscaban replicar esos sonidos, pero usando los instrumentos que se tenían a mano, como la dulzaina o armónica, la guacharaca y la caja vallenata”, explica Christian.
Por el río llegó la música caribeña colombiana: los porros y las cumbias que sonaban en las galas de la Armada. También llegaron ritmos selváticos del Brasil, como el carimbó y el xote, y los valses del Perú. Omacha busca traspasar las fronteras musicales, así como lo hacen sus habitantes entre los límites de cada país. “Queremos contarle al mundo lo que pasa acá. Cómo se puede desayunar en Brasil, almorzar en Perú y cenar en Colombia. O una persona puede tener su papá peruano, su mamá brasileña y él ser colombiano. Eso hace muy especial la música de este territorio y es lo que tratamos de difundir”, asegura Christian.
Por ejemplo, Selva Encantada, el sencillo que lanzaron a finales de noviembre de este año, es una canción de Welton Reis, un reconocido cantante brasileño de la región, a quien ellos mismos de pequeños escuchaban en la radio y veían en los festivales. Durante la pandemia del coronavirus le plantearon la idea para crear una versión más moderna y de fusión transfronteriza. La letra está tanto en portugués como en español, la guitarra lleva el ritmo de carimbó brasileño y el bajo tiene influencia del porro colombiano.
Mitología tikuna versión pop
Omacha quiere decir “delfín rosado” en lengua tikuna y hace referencia a la especie endémica de delfines del río Amazonas, que está en peligro de extinción y que se ha convertido en símbolo de la región. Según la tradición mitológica del Amazonas, el delfín rosado se transforma en un hombre elegante, al que llaman Yacuruna, que encanta a las indias más bellas para embarazarlas en el fondo del río. Cuenta la leyenda, además, que este personaje por arte de magia puede convertir una mantarraya en su sombrero, para ocultar el orificio que tienen los delfines en la parte superior de la cabeza.
Las canciones ‘La leyenda del Bufeo’ y ‘Misterios del Amazonas’ narran la historia de este ser mitológico. De este tipo de leyendas tratan las letras de las canciones de Omacha. Por ejemplo, ‘La isla de la fantasía’ cuenta cómo una isla que está en el río en realidad es el lomo de una serpiente, tal vez la misma que se abrió paso entre la selva y trazó el cauce del río más largo y caudaloso del mundo. “La música popular amazonense se caracteriza por la cotidianidad, por contar esas historias”, explica Christian.
Hacer música en el Amazonas
Christian nació en esta selva, pero desde muy pequeño se fue al interior de Colombia a estudiar. Volvió cuando culminó sus estudios universitarios para ser parte de una gira de los mejores grupos amazonenses por todo el territorio colombiano que lo llevó hasta San Andrés y Providencia, las islas más al norte en el mar Caribe. Generalmente cuando terminaban de tocar, siempre les preguntaban dónde podían escuchar su música, y la respuesta era la misma: “En Leticia o cuando volvamos”.
Hoy día Omacha es una de las bandas de música fusión más conocidas de la región del Amazonas, con una instrumentalización moderna. Han sido invitados al Festival Colombia al Parque de 2019, el Festival de Música de Ibagué, suenan en Radio Nacional de Colombia y han tocado en ciudades como Manaos, Brasil, y Lima, Perú. “Siempre que la agrupación se presenta genera inquietud, porque venimos del Amazonas y la gente quiere saber más. Eso nos ha abierto muchas puertas”, señala el director artístico.
No obstante, para Christian la logística es lo más difícil al hacer música en el Amazonas. “Movernos es muy complicado, nos facilita que yo tenga un estudio, pero si no fuera así sería muy difícil. De hecho, creo que eso es lo que hace tan complicado que las demás agrupaciones, compositores y cantautores salgan de acá”, asegura Christian. Por eso decidió ser parte de Omacha, para dar a conocer la música del Amazonas. “Me parece importantísimo que Colombia le preste más atención a la música del Amazonas. Esa ha sido nuestra lucha y motivación”, y asegura que en 2021 la agrupación lanzará su primer disco, con el que esperan “superar las expectativas”.
Cuando Christian volvió al Amazonas se dio cuenta de que él tampoco sabía muchas cosas de esta región: historias y lugares le eran desconocidos, pero ahora los encontraba encantadores y fascinantes. Por ejemplo, los atardeceres en el mirador de La Comara en Tabatinga, Brasil, un peñasco alto desde donde se ve todo el río Amazonas y por donde cae el sol. “Aunque he viajado a muchos lugares, en el planeta no he visto nada igual”, recuerda Christian. “Para mí el Amazonas representa un reto. Un reto de mostrar el lugar donde nací, lo que hay acá y lo que podemos entregarle al mundo”.
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