Cultura
Poderosa oración para sanar heridas emocionales
La Biblia insta al creyente a cuidar su corazón.
Las Sagradas Escrituras en el libro del profeta Jeremías en el capítulo 17 versículo 9 al 10, califica el corazón como engañoso, puesto que muchas son las emociones que experimenta y embota los sentidos para no poder ver la realidad.
“El corazón es engañoso y perverso, más que todas las cosas. ¿Quién puede decir que lo conoce? «Lo conozco yo, el Señor, que escudriño la mente y pongo a prueba el corazón; que pagó a cada uno según su conducta y según el resultado de sus obras.»”, se puede leer en la Reina Valera Contemporánea (RVC).
Por tal razón, el texto bíblico en Proverbios 4:23 insta al creyente a cuidar su corazón, lo que no quiere decir que lo endurezca, sino más bien sea consciente de lo que este representa en su vida, para no dejarse engañar en cualquier situación, incluso la sentimental. “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”, indica.
¿Cómo sanar heridas emocionales según la biblia?
Según la Biblia On, el libro de Proverbios fue escrito por Salomón, un rey a.C. conocido por su sabiduría, con la cual impartió diferentes enseñanzas que sirven para cualquier situación que vive el creyente, como las heridas emocionales.
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Por ejemplo, en Proverbios 25:20 se puede leer: “El que canta canciones al corazón afligido Es como el que quita la ropa en tiempo de frío, o el que sobre el jabón echa vinagre”.
De esta manera, el sitio Proverbs 31 Ministries asegura que Dios puede sanar cualquier herida sin importar si es física, emocional y/o espiritual.
De ahí que la oración en una herramienta útil para el creyente, y la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción comparte una para las heridas emocionales:
Toma mis heridas, Señor, son tuyas; y déjame que las tuyas sean mías. Escóndeme en las mías y yo me esconderé en las tuyas. Mira tú mi vida, redímela y sánala; mire yo la tuya y acójala con amor y esperanza.
Que mi soledad y dolor sean ahora sanados por tu protección y amor. Amigo fiel que nunca falla, Doctor de mi alma, Médico de mis llagas y de mis heridas.
Me dan miedo y me avergüenzan mis heridas. Pero tus heridas fueron tu gloria y el triunfo que presentaste a tu Padre. Por mis heridas seré victorioso si te las presento a ti para que las cures y las conviertas en señal de amor y victoria. Con esta señal llegaré al cielo y me presentaré con confianza ante tu Padre, que es también mi Padre. Amén»”.