Streaming
‘Severance’, segunda temporada: reseña de un thriller laboral como ninguno que usted no se puede perder
En uno de los regresos más esperados del año, la mejor serie de ciencia ficción al aire lanza capítulos nuevos en Apple TV+, tres años después de su estreno. La continuación de esta historia mantiene la esterilidad visual y la elegancia mental que la separan del resto.
Toda enorme serie de televisión que aspire a dejar huella necesita una premisa intrigante que la sostenga y una compañía productora suficientemente paciente para dejarla ser excelente. Severance las tiene ambas y en su inesperada ejecución en pantalla y atípicos ritmos se hace única.
Escrita por Dan Erickson, la producción de Apple TV+ surgió en 2022 para tomar al mundo por sorpresa con nueve capítulos. Ganó el Emmy a mejor drama de ese año, entre muchos otros premios, con una historia que hilvana éticas empresariales cuestionables atravesadas por comentarios profundos sobre la existencia, sobre la separación vida-trabajo, sobre los escapes humanos al dolor, en un marco social que no se siente tan lejano al nuestro. No es descabellado pensar que a un tipo como Elon Musk se le haya pasado esta idea por la cabeza para alguna de sus empresas.
En esta historia, que volvió al streaming desde esta semana y estrenará capítulos por nueve viernes más, se sigue primordialmente a Mark Scout, un hombre en sus medianos cuarenta que no sabe qué hacer consigo mismo después de la muerte de su esposa, para quien “cada día se siente como un año”. En ese marco, Scout decide trabajar para Lumon, una compañía que implementa en sus oficinas una tecnología cuestionable y cuestionada ante la opinión pública. Separa el cerebro del trabajador para que sea una persona en las horas de trabajo, el innie, y otra absolutamente diferente al salir, el outie, el que aceptó trabajar en esa empresa que le divide la cabeza. Y, para dejar de laborar en el adentro, el personaje de afuera debe aceptar. Difícilmente lo hará.
El reparto es liderado por Adam Scott en el rol de Mark, quien, como la serie misma, parece vibrar con una vena irónica fina, casi imperceptible, en medio de un tono intrigante y dramático sobre todo, que oscila visualmente entre lo estilizado y lo estéril. Pero la gran televisión no es labor de uno, y por eso se destacan los personajes interpretados por John Turturro, Zach Cherry y Britt Lower, quienes completan el grupo de trabajo de Mark. La más reciente adición a ese grupo de trabajo es interpretada por Lower, se llama Helly, y con su llegada y espíritu rebelde agita las inquietudes de los demás.
Lo más leído
El cuento integra, además, varios personajes secundarios pero esenciales. Entre ellos, uno encarnado por Christopher Walken, que da pie a una improbable historia de amor; y como sin antagonistas no hay buen thriller, están Tramell Tillman, con una actuación de seda, mientras Patricia Arquette entrega una supervisora densa, oscura y aterradoramente creíble, opuesta en su totalidad a la madre recordada de Boyhood.
Esta joya de serie, que se suma a la robusta oferta en ciencia ficción de Apple TV+, con producciones que vienen dando de qué hablar como Silo, saca la cabeza en un panorama del streaming que adoptó la costumbre de cancelar buenas series antes de que puedan madurar, más allá de las primeras reacciones. Por eso, el de Severance, un pedazo de televisión demasiado interesante como para no ponerlo en los radares más masivos, es uno de los regresos más importantes del año.
Testimonio de su relevancia e impacto es que pocas series se atreven a cerrar como lo hizo su primera temporada y salir bien libradas. Fue lo que se considera en jerga de Hollywood un magistral cliffhanger (que designa a la vez un punto de intriga máxima y un desenlace truncado). A esto se suma que pocas series se dan el lujo de estrenar su primera temporada en febrero de 2022 y, luego de reconocimientos y aplausos merecidos, tomarse tres años para regresar.
En paralelo, lo mismo hizo Stranger Things, el otro gran regreso de 2025, que en Netflix cerrará este año su increíble ciclo, y entre su última y penúltima temporada se tomó el mismo tiempo para hacer de cada episodio una película (ST empezó como un fenómeno basado en efectos prácticos, pero con el paso del tiempo y las mayores expectativas supo asumir su gran presupuesto sin traicionar su espíritu).
Regresando a la producción más adulta, que ya se puede ver, es necesario anotar la audacia visual de Severance (en lo único que no convence a algunos es en su secuencia de presentación, premiada de todas formas y que muchos aprecian en su técnica de animación).
Esta producción presenta en su trama una dualidad, y las estéticas lo reflejan. Al principio, mientras se va revelando el misterio, predomina el adentro sobre el afuera, un hecho que se va equilibrando conforme avanza el relato. En lo que al adentro respecta, en ese piso donde trabajan los “separados”, las oficinas de Lumon exhiben un arte que apela a formas y máquinas propias de los años setenta, pero a diferencia de una serie como Loki, que usa esa estética, aunque mantiene sus colores característicos (cafés, rojos y amarillos quemados), Severance las ubica en un escenario estéril, cuasihospitalario, una escena de laberintos blancos que hipnotiza e inquieta.
Y está la oficina, y están los cuatro puestos de trabajo desplegados uno cerca del otro, en medio de las salas de trabajo, donde hay poco más que esos cuatro cubículos en el medio. De manera inesperada, desde esta composición del espacio se eleva la fotografía espectacular de la serie. Los encuadres son realmente cuidados y emocionan por lo que ofrecen artística y narrativamente. Todo plano es una intención, una inquietud.
En lo que respecta a estos nuevos episodios, vale mencionar primero que se suma una gran camada de actores, como Alia Shawkat, Bob Balaban y Gwendoline Christie, que por el nombre quizás no se reconozcan rápidamente, pero cuyos rostros y personalidad son identificables y sus talentos los preceden.
En lo que a la trama se refiere, no es la idea hacer spoilers, así sea difícil cuando ya se aborda una segunda temporada. Se puede compartir que los innies, quienes no consideran decente el trato de la empresa y no aprecian el resultado del procedimiento, tratan de contactar a sus outies para hacerlos ver, despertar, frente a lo que sucede, pero los outies poco escuchan ante las situaciones que afuera los embargan. En ese orden de ideas, los innies tratarán de salir, así sea un rato, entender esas situaciones que embargan a sus outies y, sobre todo, denunciar. Y lo logran, casi, para un efecto espectacular (de ahí el cliffhanger mencionado entre temporadas).
En este regreso, descubiertos en sus propósitos subversivos, la empresa trata de castigarlos, pero no lo puede hacer del todo: los requiere para controlar el daño reputacional. Ellos, a su vez, necesitan seguir trabajando ahí un tiempo más para aclarar un misterio que involucra a la mujer de Mark y que marca profundamente su vida, dentro y fuera. ¿Quién logrará primero su cometido? Eso está por verse, y con una tercera temporada en preparación quizá no habrá que esperar tanto esta vez para llegar al desenlace.