Crónicas de festival

Soulstice Dance: con permiso sagrado y música, The Wailers y un gran cartel energizaron una gran primera vez

En Buritaca, el festival Soulstice Dance dejó una gran impresión entre los más de 2.000 asistentes que creyeron en su apuesta. Ya se conjura una segunda edición con un día más y artistas de primer nivel porque en la arena, entre el mar y la Sierra, todo fue armonía. Les contamos lo vivido.

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Alejandro Pérez Echeverry
Alejandro Pérez Echeverry
17 de diciembre de 2025, 6:03 p. m.
Kandymaku y su colectivo cultural dieron su venia, su música y su mensaje en Soulstice 2025.
Kandymaku y su colectivo cultural dieron su venia, su música y su mensaje en Soulstice 2025. Foto: Soulstice Dance 2025 / A.P.I.

En el día final de esta primera y fundacional edición del Soulstice Dance 2025, cuando ya la noche mostraba sus primeras estrellas (y la gente aguardaba para un set de Juan Por Dios antes de entregarse con amor absoluto a los esperados The Wailers), sucedió algo necesario.

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De manera sorpresiva, porque no se anunciaba en el cartel, mamos, mujeres y hombres koguis, wiwas y de otros los pueblos originarios de la Sierra Nevada de Santa Marta se tomaron la tarima con sus voces, sus bailes e instrumentos. Se hicieron presentes, se hicieron escuchar y, a la vez, dieron su bendición al buen desarrollo del festival, dejando un mensaje de bienestar para sus asistentes. La renovación asociada a los solsticios se compartió como una ola comunal.

Se hizo evidente en ese punto que, en un lugar así de sagrado nada se debe mover sin permiso de la tierra. La organización se sintonizó con ese facto, se preocupó por pedir esa venia y hacer las cosas bien.

La gran revelación de Soulstice Dance 2025 fue la presentación de Kandymaku y su colectivo cultural, integrado por cerca de 20 músicos indígenas, entre hombres y mujeres acordeoneras, maraqueras y cantadores ancestrales.
La gran revelación de Soulstice Dance 2025 fue la presentación de Kandymaku y su colectivo cultural, integrado por cerca de 20 músicos indígenas, entre hombres y mujeres acordeoneras, maraqueras y cantadores ancestrales. Foto: Soulstice Dance

Uno de sus tres organizadores, el productor Álvaro Gutiérrez, explicó a esta revista: “Fue un momento muy especial. Nuestros ancestros nos dieron permiso para celebrar esta ceremonia del solsticio, donde le decimos al universo que dimos una vuelta más y estamos juntos con una voz de unión y paz. Es hermoso y experimentarlo es muy poderoso. Y Soulstice Dance tiene ese momento en donde tocas la arena y conectas ancestralmente con salir del mar y ser lo que somos”.

Vale anotar que unos mamos habían dado inicio al evento con una ceremonia, pero en ese punto había muy poca gente. Este regreso con palabras y también con música y baile, significó que fueran escuchados por una cantidad de asistentes mucho mayor, entre los cuales el mensaje de comunión y paz con los espíritus del entorno caló. Ese hecho propulsó al evento a cerrar por lo alto y proyectarse desde ya para una segunda edición.

Más de 2.000 personas se hicieron presentes en este ritual fiestero pero renovador y energético.
Más de 2.000 personas se hicieron presentes en este ritual fiestero pero renovador y energético. Foto: Soulstice Dance 2025 / A.P.I.

Según cifras de la organización, el evento reunió a más de 2.000 asistentes nacionales e internacionales. Además, partiendo de una inversión cercana a 1 millón de dólares proyecta un impacto económico de más de 10 millones de dólares. Estos hechos explican por qué seguir haciéndolo a futuro, mejor y más amplio, es una decisión tan obvia. Pero vale tener cuidado, especialmente en un ecosistema así, donde no siempre “más grande” es “mejor”. Se hace crucial medir la ampliación para no sacrificar la armonía, uno de los puntos entrañables de esta edición.

Porque por dos jornadas, en la arena, entre el mar y la Sierra, con un sonido, juegos láser y montaje de primer nivel, Soulstice Dance estableció su particular forma, hilvanando lo consciente, lo cultural, lo ancestral y lo humano.

Más allá de la cancelación de Bomba Estéreo (“siempre quisieron estar”, asegura Gutiérrez), un hecho anunciado tan encima que no dio tiempo a reacción, la primera edición de Soulstice Dance fue una experiencia excelente, con un cartel de bandas y DJs entregando su mejor material, aprovechando un sonido excepcional en ambas tarimas. Para la segunda edición, Gutiérrez nos contó que buscan a Shaggy y a Sean Paul, así como la posibilidad de extenderlo a tres días. Y si bien pensaron hacerla a mitad de año, lo evtaron para no competirle al mundial del fútbol.

Del lado de la gente, entre la arena y el clima cálido (manejable con la ayuda de un abanico, y de la brisa, que el segundo día se hizo más presente), no se podía pedir mucho más. En el diseño de producción, el uso del bambú fue muy acertado para darle un aire terrenal al evento, y detalles como la iluminación en todo el espacio y el gran cartel luminoso encima del escenario principal lucieron fantásticos. Ahora, antes de entrar a hablar de la música, vale celebrar el espacio de sanación espiritual y meditación que ofreció el evento, aprovechado por muchos, en una carpa muy bien lograda (que si de algo sufrió fue de tener muy cerca el segundo escenario).

Solsticio musical

La principal razón de ser del evento es la música, y en ella nos enfocaremos en esta parte. Porque a lo largo de dos días y noches, en ambas tarimas, sonó música que hizo vibrar.

Aston Barrett Jr. comandando a The Wailers.
Aston Barrett Jr. comandando a The Wailers en Soulstice Dance 2025. Foto: Soulstice Dance 2025 / A.P.I.

Lo mejor, si bien entre gustos no hay disgustos y el festival integró un lindo paisaje de géneros, vino por cuenta de The Wailers, liderados por Aston Barrett Jr., hijo del mítico músico que recogió las banderas tras la temprana muerte del icónico cantante, compositor y guerrero de la igualdad y la justicia, Bob Marley.

¿Qué ser puede decir? Ejecutaron maravillosamente los temas de un disco de hits que millones en el mundo tienen tatuado en el alma, Legend, y sonaron genial. Fueron leyendas replicando con respeto y corazón la música que la banda de Ashton Barrett, ahora liderada por su hijo desde el bajo y una guitarra en Redemption Song, se cargaron al público con ellos.

Habitar las líneas de bajo que tocó Barrett Jr. y marcan estos himnos hechos globales por el monstruo lírico y armónico que fue Marley se hizo mágico, pero la banda entera, con su baterista, guitarristas, teclista y dos coristas (de hermosas voces y brillante personalidad en escena), hicieron completa la experiencia con un intemporal reggae. Hit tras hit, como una máquina del tiempo, The Wailers nos devolvieron a a momentos distintos de la vida, a postales de adolescencias marcadas por esta música, o de adultez, cuando el mundo exige luchar por la igualdad y la unidad.

Systema Solar se probó más que vigente.
Systema Solar se probó más que vigente. Foto: Soulstice Dance 2025 / A.P.I.

La jornada final había tomado vuelo absoluto desde el turno de las 5 de la tarde. Porque Systema Solar llevó a la gente del sol a la luna abrazando el reto y triunfando. Apoyados en su talento musical y en su propio baile, si bien con apoyo potente de un grupo de bailarines, los Systema entregaron en un set emocionante y divertidísimo, con una mezcla de canciones que movieron al mundo desde 2009 y algo de sus trabajos recientes. que sonó fresco e hipnótico.

Y no quedó duda de que la agrupación sigue siendo una tromba. Si bien en muchos hits previos aún se agradecen los aportes de Dani Boom, el presente dicta que esta unión de cuatro músicos sigue mirando al frente y sin pedir permiso. Con la voz principal de Jhon Primera, el impulso contagioso de Walter “Indigo” Hernández, que suma su voz y su performance, la batería y percusiones excepcionales de Andrés Gutiérrez y los beats y scratches virtuosos de Arturo Corpas, ofrecieron algo que la gente agradeció. Esta cantó, saltó, aplaudió y los despidió pidiendo más...

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Hacia el final del festival, después de The Wailers vino la propuesta electrónica, atmosférica y ambiciosa de Gaia and the Moon, seguida por el DJ Danny Tenaglia, de quien quizá sí esperábamos algo más estremecedor, más transformador (de nuevo, entre gustos, no hay disgustos). Además, en estos momentos el segundo escenario, patrocinado por un famoso toro rojo, se hizo fundamental. Julián Millán se hizo gigante en ese segundo espacio, acogiendo con su set a los huérfanos de Tenaglia y elevándolos.

Más allá de lo que sucedía en el escenario principal marcado por el bambú, en la segunda tarima hubo sets supremamente interesantes de artistas locales e internacionales sonando genial (eso sí, de cerca, porque de lejos, se metía el sonido de la carpa de meditación, en la que también hubo DJs hasta cierto punto de la noche).

La jornada inicial, en ese segundo escenario, por curiosidad, luego de ver 15 minutos del set de una Natalia París que supo aprovechar el sonido para atrapar con su música a la gente, tuve la fortuna de toparme con el set de Lubó Hang, una DJ eslovaca radicada en Londres, que voló la cabeza de los presentes. Al principio éramos tres bailando ante su propuesta, pero al cabo de 20 minutos de esta ídola, había poco más de cien congregados.

El día inicial

Juan Por Dios, de Ácido Pantera.
Juan Por Dios, de Ácido Pantera, con una gaita que hizo sonar hasta el espacio, en Soulstice Dance 2025. Foto: Soulstice Dance 2025 / A.P.I.

Lo que dejó el viernes 12, en la jornada inicial de esta primera edición del Soulstice Dance, fue bello, intenso y purificador. Ácido Pantera recibió la noche para aprovechar la mística del momento y el hecho de que, al no haber Bomba Estéreo, ellos eran los llamados a estallar. Y eso hicieron, con su Caribe eléctrico, con su tumbao musical, y con algo de onda y humor desde su vocalista Juan Por Dios. En el toque hubo espacio incluso para que invitaran a escena a un hombre y a su novia. Este le propuso matrimonio a su pareja, y después de seis segundos eternos ella respondió: “Sí, ¡al fin!”.

La música de esta agrupación de tres en escena esta liderada por Juan Correal (Juan Por Dios) en la voz, gaita, teclados y más; Yeyo Vásquez en teclados y bajo y más, y propulsada por el joven y monstruoso percusionista que suman, al que no le deberían quedar manos después del toque, pero le quedan, y muchas... Ácido Pantera es rumba, es romance fiestero y gozo de vida, y sus canciones, sean o no de amor, son interesantes desde el sonido para todos, incluso los solteros incorregibles.

Soulstice Dance 2025 proyecta un fiestón de reggae, electrónica y más en la arena y el horizonte

Por último, vale destacar la avalancha sonora que ofreció el colectivo musical El Freaky, en esta nueva etapa en su historia. Contra nuestro pronóstico, se metieron entre nuestros favoritos, demostrando una impresionante versatilidad fiestera y sonora. Del Festival en Guararé pasando por Rage Against the Machine, nada escapa a este colectivo fiestero a la hora de enganchar al público y luego sorprenderlo con la mezcla y los beats. Toma himnos de millones y los hace propios en una amalgama que se maximiza con visuales locas, perfetamente en la onda de la banda.

Ahora solo resta esperar y ver si para 2026 se confirman Shaggy, Sean Paul y otros actos de calidad mundial. Hay cosas por mejorar, pero se recordará con cariño esta primera vez de Soulstice Dance, en la que la armonía de la música en vivo nos impactó con arena en los pies.

Notas de concierto

*Hay que dividir los baños entre hombres y mujeres. Aún no estamos listos, y quizá en el futuro se llegue a ese estado avanzado de sociedad. Es una linda utopía.

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*A manera de sugerencia, la organización debería a futuro poner cuidado a las figuras que la gente hace en la arena (fomentarlas, registrarlas). En este lugar místico, la arena no solo relaja, parece despertar el niño interior. Parte del espíritu de este evento era invitar a su público a ser genuino a sí mismo y lo logró.


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