Arte
Una mirada a la obra desafiante de Mateo López: el movimiento del cuerpo hecho arte
El bogotano, con su obra se enfrenta a las jerarquías del arte, participa en BOG25 con ‘Ballet Bachué’ y activará la muestra ‘Pasado futurista’ junto con bailarines de Incolballet, en la Bienal Internacional de Danza de Cali. Sus obras integran dibujo, esculturas y objetos que bien pueden ser la escenografía de una obra teatral...
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Las exposiciones de Mateo López son desafiantes y juguetonas porque este artista bogotano rompe con la rigidez que caracteriza a las salas de exposición. Si no se sabe el contexto de su trabajo, es difícil descifrar si se trata de una instalación escultórica, una fábrica de juguetes u objetos elaborados con materiales reciclables o comunes como el hierro y la madera. O todas las anteriores. La verdad, no vale la pena desgastarse etiquetando su arte. Lo que importa es disfrutarlo y aceptar la invitación que él le hace al espectador a dejar a un lado los conceptos tradicionales de lo que es arte o no, y de las divisiones entre el trabajo artístico y el artesanal.
“Mis experimentos (trabajos) buscan romper las jerarquías tradicionales del arte, esas que dictan que las obras deben permanecer intocables, encerradas entre marcos o vitrinas. Me interesa recuperar una relación táctil y humana con los objetos: el arte también huele, suena y se toca. Resulta paradójico que, como artistas, tengamos una relación física intensa con los materiales en el estudio, y luego esas mismas piezas se sacralicen dentro del cubo blanco del museo o la galería”, dice el artista a esta revista.


Recientemente, López inauguró Pasado futurista en el Museo La Tertulia de Cali. Esta muestra que ya se presentó en Bogotá y Lima (Perú) llega a la capital del Valle, bajo la curaduría de Julien Petit, para invitar a reflexionar sobre la memoria material y la fuerza creativa de lo colectivo, proponiendo un “inconsciente de los quehaceres” donde lo cotidiano se transforma simbólicamente. Aquí, el pasado y el futuro se entrelazan en una sola tradición e innovación a través de videos, textiles, ensamblajes, esculturas y collages.
Lo más interesante viene del hecho que estas esculturas están elaboradas con materiales reciclables y utensilios que desafían el quehacer artístico, y entonces un cepillo que normalmente es utilizado para lavar el baño es el sombrero perfecto para una escultura; y varios lápices en compañía de pitos forman el collar perfecto, mientras que un costal simula un traje elegante, y un envase plástico es la materia prima para una máscara de marimonda.

Al trabajar con distintos lenguajes y disciplinas como el dibujo, la escultura, la danza, la imagen en movimiento, el sonido y la historia, el bogotano hace de sus exposiciones un cuerpo vivo en el que, muchas veces, bailarines y coreógrafos habitan de forma no tradicional en las artes plásticas espacios expositivos, y los objetos cambian de lugar sin importar la afectación que cause esto en la museografía o puesta en escena.
“Me interesa que el espectador experimente cómo el arte puede establecer una relación más íntima y directa con el cuerpo. A veces, incluso, el público está invitado a tocar o desplazar las piezas, lo que genera una conexión más sensorial con el espacio y con la materia”, comenta.

El 15 de noviembre, durante la Bienal Internacional de Danza de Cali 2025, Pasado futurista se activará con un performance a cargo de los bailarines de Incolballet, quienes presentarán una coreografía de la coreógrafa caleña Jenny Ocampo. Así se tejerá un encuentro entre el arte visual y la danza contemporánea.
Con esta actividad que hace parte de las “acciones singulares”, con las que la Bienal se esfuerza por llevar la danza a escenarios no convencionales, en este caso La Tertulia, Mateo López se ratifica como un artista transdisciplinar.
Por eso, a pesar de que sus intereses se centran en el dibujo, las esculturas y los objetos, la danza siempre está latente de forma extraña, pero también fascinante, según dice. Un día trabajó con bailarines y de repente la danza se abrió un espacio en sus obras.

“Uno de los productos recientes fue una colaboración con una compañía de danza de Estados Unidos llamada Trisha Brown Dance Company. Participé haciendo la escenografía para la nueva pieza Time again, que le habían comisionado a la compañía, o en proyectos con mi amigo australiano Lee Serle, con quien hemos trabajado antes. De repente me encontré sentado en un teatro en Nueva York viendo una obra de danza que incluía una escultura y una escenografía que yo había creado”, comenta.

Las esculturas, la danza y el ballet también son protagonistas de Ballet Bachué, la exposición con la que participó en la Bienal Internacional de Arte y Ciudad BOG25. En el Teatro El Parque, ubicado en el Parque Nacional, el público pudo ver gratuitamente el proyecto que refleja estos dos universos. Por un lado, se inspira en La Bachué de Rómulo Rozo – obra que representa el mito fundacional muisca –, y el ballet entendido como una forma de danza más europea.
Con esta muestra, que hace parte de la curaduría principal Bogotá, ensayos sobre la felicidad, Mateo López pone de manifiesto el encuentro entre lo ancestral y lo contemporáneo, entre la materialidad artesanal y la sofisticación de la danza contemporánea abriendo nuevas posibilidades para entender qué puede ser un ballet hoy.
Ballet Bachué es una pieza de danza, es un teatro objetos, es una exposición de esculturas, es un trabajo colaborativo que fusiona música, video y texto; y es el resultado de una investigación interdisciplinaria que se desarrolló durante dos años y que finalmente se materializó para BOG25.
Las esculturas que hacen parte de la exposición protagonizan junto a los personajes Rómulo y Bachué un cortometraje de 16 minutos, codirigido con José Luis Rugeles, que se exhibe regularmente en el teatro. Cada componente (corto y exposición) se puede apreciar individualmente y se soporta por sí mismo.
Ballet Bachué es una instalación que puede ser entendida como una exposición de esculturas dentro del campo del arte, pero también puede ser una escenografía que se utilizó para una obra de teatro.

Las diferentes figuras que recuerdan la figura humana fueron elaboradas en materiales como piedra, madera y metal, muchos de ellos trabajados por artesanos, lo que ratifica la relación entre oficio, artesanía y danza.
Es así como Mateo López explora cercanías y tensiones entre la danza contemporánea y el folclore, y entre el arte contemporáneo y el oficio artesanal. Mientras espera que el espectador se reconozca como parte activa de la historia que está contando; él disfruta salir del espacio convencional en el arte y explorar nuevas formas de expresión.



