Concierto
“Valoro más que nunca que la gente venga a vernos”: Dave Farrell de Linkin Park, sobre su regreso a Bogotá
Hablamos con el bajista e integrante clave de una banda que ha sorteado la pérdida para renacer como el ave fénix, y en la capital ha encontrado una plaza para celebrar su existencia. Regresa con un show sobrecargado, el 25 de octubre, en el Vive Claro.
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Linkin Park no vino a Colombia cuando Chester Bennington y su voz, alternada con la de Mike Shinoda y la música potente de la banda, abrazaban las adolescencias del nuevo milenio y se convertían en un fenómeno planetario. Lo saben bien sus seguidores que, a pesar de un vacío enorme como el del cantante, supieron responder cuando la banda, luego de un duelo que pudo haberlos deshecho, miró a Bogotá para cimentar su renacimiento. Aquí, en 2024, su público viajó al MedPlus y sorteó un bajón de electricidad para darles, a la banda y a su nueva cantante, Emily Armstrong, una bienvenida memorable. Y no olvidan ese gesto.

Por eso les entusiasma volver, este 25 de octubre, al Vive Claro (cuyas polémicas parecen superadas), con un espectáculo que integra una producción más elaborada, con más de sus éxitos pasados y más de sus nuevas canciones, de un nuevo disco como From Zero, que ha marcado su terreno. Al respecto de la vida, la música, el show y el golf, esto nos dijo.
SEMANA: Con el estado actual del mundo, ¿tocar para la gente adquiere un nuevo significado?
Dave Farrell: Siempre he amado la música. Desde los 5 o 6 años comencé a estudiar violín clásico, y ya hacia los 7 podía dar pequeños conciertos para la gente. En ese momento no lo entendía, pero ahora me doy cuenta de que compartir esa experiencia desde tan temprano siempre fue algo especial... y sigue siéndolo. He hablado de esto muchas veces: no se puede hacer un show y que se sienta igual sin el público. La broma es que ¡lo hemos intentado!, y créanme: los ensayos no son tan divertidos como los conciertos. Hay algo insuperable e insustituible en esa experiencia compartida, en esa conexión con la audiencia. Y si bien me cansa mucho la viajadera, sigo amando tocar en vivo…
“Hay algo insuperable e insustituible en esa experiencia compartida, en esa conexión con la audiencia. Y si bien me cansa mucho la viajadera, sigo amando tocar en vivo”.
SEMANA: Sigue valiendo la pena…
D.F.: Totalmente. Y creo que nunca habíamos tocado en Bogotá antes del año pasado, y volver me emociona mucho. Fue increíble. Además de la música, soy un gran amante del café, así que Bogotá fue una combinación perfecta para mí. Y no pasó una década para volver, apenas un año. Eso me entusiasma muchísimo.
“Además de la música, soy un gran amante del café, así que Bogotá fue una combinación perfecta para mí”.
SEMANA: Rush anunció su regreso con una mujer en la batería, y da la sensación de que ustedes abrieron una puerta para que cosas así sucedan, al haber puesto a Emily en la voz…
D.F.: Solo puedo hablar de lo que hacemos nosotros. No teníamos un plan en ese sentido. Pero si íbamos a seguir, teníamos que mantenernos abiertos. Podía ser alguien diez años mayor o menor que nosotros, hombre o mujer, una o dos voces nuevas, o incluso tres vocalistas diferentes. No tratamos de resolverlo antes de tiempo. Entramos al proceso a ver qué se sentía bien, qué era divertido y qué puertas se abrían.

En ese proceso, sentimos que Emily encajaba de forma natural y divertida en la banda. Y después caímos en cuenta de que tener una voz femenina hacía que las comparaciones con Chester se disiparan, y lo vi como algo positivo. Alguien podría haber pensado: “Busquen a la persona que más suene a Chester”, pero era imposible. Él era único, un talento generacional. Creativamente, esa ruta no me emocionaba. Así que nos mantuvimos abiertos y, al final, fue algo muy bonito, casi como si el destino hubiera dispuesto que Emily llegara. Ella también es un talento único, una vocalista increíble. Me siento muy afortunado: no solo tuve la oportunidad de trabajar con Chester, ahora también con Emily. No se supone que ganes la lotería dos veces, ¡ni siquiera una! Pero, como bajista, la he ganado dos veces con las voces con las que me ha tocado trabajar. Y lo más importante es que encajó en esta familia extraña y peculiar que es Linkin Park de forma natural y divertida.
“Emily también es un talento único, una vocalista increíble. Me siento muy afortunado: no solo tuve la oportunidad de trabajar con Chester, ahora también con ella. No se supone que ganes la lotería dos veces”.
SEMANA: Vinieron a Bogotá en 2024, aunque tuvieron un pequeño problema, lo sortearon acercándose a la gente. ¿Qué pueden esperar quienes repiten y quienes los verán por primera vez?
D.F.: El show es muy distinto. Llevamos más de un año de gira y el espectáculo ha evolucionado mucho. Hemos podido sumar muchas más canciones al repertorio, no solo de From Zero. En ese momento, si no me equivoco, tocábamos solo dos temas nuevos. Ahora hemos agregado más canciones nuevas y también temas más antiguos del catálogo. Y hemos seguido mejorando la producción, buscando que el espectáculo sea tan interactivo e inmersivo como sea posible. El show ha cambiado, pero el concierto que hicimos en Bogotá fue genial. Tuvimos algunos problemas técnicos, algo raro en nuestros shows, pues hubo cortes de energía, pero se resolvieron. Y debo decir que el público colombiano fue increíble: no perdió el beat en ningún momento. Me encantó y tengo muchas ganas de volver, reencontrarme con esa gente y conocer a nuevos fans.
“Llevamos más de un año de gira y el espectáculo ha evolucionado mucho. Hemos sumado más canciones al repertorio, no solo de ‘From Zero’, también temas más antiguos del catálogo”.

SEMANA: From Zero sigue dando frutos. Sacaron la versión de luxe, con tres canciones nuevas. ¿Qué ha significado para ustedes ver cómo la gente recibe este álbum y cobra vida en los conciertos?
D.F.: From Zero siguió un proceso muy distinto a todo lo anterior, natural dadas las circunstancias: veníamos de la pérdida de Chester, una tragedia, y necesitábamos tiempo para entender qué significaba todo. Y hubo también un proceso de indagar si queríamos seguir haciendo música juntos, si todavía nos gustaba lo que hacíamos, si lo que creábamos seguía siendo Linkin Park o era otra cosa. Y un proceso de entender cómo sería la formación, quiénes estarían. Todo entró en la ecuación.

En un punto, hace un par de años, Mike, Joe y yo hablamos de lo que veníamos haciendo, y sentimos que habíamos “recuperado la banda”. Se sentía bien, nos tocaba las mismas fibras de siempre. Fue especial porque todo volvió a tener sentido. Y si adelantamos hasta hoy, es asombroso. Nunca planeamos llegar aquí, solo dimos un paso a la vez. Amo que podamos volver a tocar en vivo, que haya un disco nuevo y que la gente haya abrazado el proyecto, a Emily y a Colin (Brittain, nuevo baterista). Me llena de gratitud. Hacer música es muy especial, y poder hacerlo a este nivel es una locura. Haberlo vivido una vez ya fue un milagro, dos veces es loco, quizá demasiado…
SEMANA: Lo dijo… ganar la lotería dos veces…
D.F.: Cuando pierdes algo que amas y que amas hacer, en mi caso, la música, la banda, ese duelo te puede llevar por caminos distintos. Yo no sabía hacia dónde me iba a llevar. Y me siento muy agradecido. Aprecio todo mucho más que hace diez años: valoro más que nunca poder hacer lo que hacemos, que la gente escuche la música y venga a vernos.
“Cuando pierdes algo que amas y que amas hacer, en mi caso, la música, la banda, ese duelo te puede llevar por caminos distintos”.
SEMANA: De todas las canciones del pasado y las nuevas, ¿cuáles lo transportan a un lugar distinto?
D.F.: Creo que depende de cómo se cruzan con la energía del público. Hay temas que siempre funcionan –“In the End”, “Faint”–, tienen su propia fuerza, y aunque las hayamos tocado miles de veces, compartirlas sigue siendo divertido, porque para muchos seguidores es la primera vez. En nuestra visita a Bogotá el año pasado, la mayoría de la gente no había escuchado esa canción en vivo o visto nuestro show. Para nosotros es la milésima vez, pero para alguien es la primera vez. Por otro lado, me emociona tocar más canciones de From Zero (y creo que es una buena señal que un artista quiera tocar su nuevo material). Son frescas y le dan nueva vida al show. También hay temas que no tocamos con frecuencia, y si te metes en el fandom de Linkin Park, todos tienen sus favoritas que “la banda nunca toca”. Personalmente, soy gran fan de “Blackout”. No creo que la toquemos pronto, pero tal vez algún día la reincorporemos al set.
SEMANA: No incluyen “IGYEIH” (I Give You Everything I Have), pero ¡qué canción!
D.F.: ¡Sin duda! Y tocarla en vivo es muy divertido. En ella, Emily es una destructora, vocalmente, una fuerza de la naturaleza. Esa canción le da la oportunidad de atacar, de ir con todo. En el escenario a veces estás neutral, a veces atacas, a veces juegas a la defensiva; pero esa canción le da a ella el espacio para salir y destruir. Es genial.

SEMANA: ¿Hay similitud entre la música y el golf?
D.F.: Amo el golf. Acabo de volver de un torneo al que tengo la suerte de ir desde hace diez años, el Alfred Dunhill Links, en Escocia, un evento pro-am. Curiosamente, hablo con golfistas sobre los paralelos entre la música y el golf (e incluso el deporte profesional), y los hay, sobre todo en el ritmo de viajes, el tiempo lejos de casa y el privilegio de hacer algo que mucha gente querría hacer y tienes la suerte de poder hacerlo. Hay similitudes, pero, ¡ser un bajista decente no significa que jugarás bien, ni ser un buen golfista te convierte en músico! Para mí, el golf es desconectarme, salir un poco de las ciudades, estar al aire libre, con menos gente, respirar aire fresco y recargarme. Esos son aspectos del juego que siempre he amado.