Crónicas de Rock
W.A.S.P.: los chicos salvajes se redimen en Bogotá tocando su más icónico álbum y más para júbilo de los congregados
Tras una fallida presentación hace 15 años y otra fugaz hace seis, por fin “se hizo justicia” con Blackie Lawless y compañía. W. A. S. P. sonó como nunca antes. Expuso su artillería y trajo a los años ochenta de vuelta a Bogotá, al Royal Center, una irrepetible noche de domingo.

Desde la segunda edición del festival Knotfest Colombia, en 2019, la agrupación californiana W.A.S.P., liderada por el carismático Blackie Lawless, no pisaba tierras colombianas.
Algunos de sus más acérrimos fanáticos la vieron en esa presentación, su único concierto en el país hasta la reciente noche de domingo que les vamos a relatar más adelante. Pero este regreso cargaba maletas, tenía pendientes. Porque muchísimos de sus seguidores no lograron verla en esa presentación de 2019 (corta, en festival) y muchos otros aún sentían el impacto amargo del que iba a ser el primer concierto de la banda en el país, en 2010. Cuando la banda ya realizaba pruebas de sonido en el Teatro Metropol, la presentación fue cancelada por “inconvenientes logísticos”, y todo el mundo quedó viendo un chispero. Por eso, para muchos seguidores vitalicios de W.A.S.P., esta visita en 2025 significaba una revancha, una nueva oportunidad para ver a las leyendas del heavy metal y el hard rock en el concierto que siempre han querido dar y no habían podido. En el Royal Center pudieron, ¡y de qué manera!

La cita tuvo lugar el el teatro de la calle 67 con 13, el pasado domingo 27 de abril. Desde horas de la tarde, fanáticos del rock ochentero de raíz llegaron al lugar, y no era para menos, pues seis largos años de espera no pasan en vano. A pesar de la fuerte y constante lluvia, los fanáticos hicieron fila para ver a la banda liderada por Steven Duren, conocido como Blackie Lawless, que a la fecha ha lanzado 16 álbumes de estudio y tenido una respetable carrera desde su concepción.
Poco a poco caía la noche, y en la medida en la que llegaban los rockeros al recinto, el calor y la camaradería se hacían más palpables. A las siete se abrieron las puertas y el público ingresó con la emoción de asistir a un milagro. El lugar se abarrotó de personas que pacientemente esperaron (por décadas, qué diferencia harían unas horas), “acompasadas” por las correspondientes pruebas de sonido.
Luego de casi una hora de espera, faltando pocos minutos para las ocho, apareció en tarima el primer artista de la noche: Mad Dogs, agrupación bogotana de hard rock que encendió la acción. La banda, que han venido creando música desde 2011, logró conectar con quienes los escuchaban por primera vez y emocionó a quienes ya conocían su trabajo. En su trayectoria y en su concierto se destacan canciones como "Sabueso", "House of Colours" o la canción homónima de lo que será su próximo trabajo, "Never Too Late", que reflejan el compromiso de la banda con el hard rock y el heavy metal nacional. Con respecto a la música, varios detalles a destacar: el interesante juego que hacen sus dos guitarras, que alternan los solos y la parte rítmica, dejaron una gran impresión; el buen sonido del bajo, que cabalga el compás de manera precisa; las percusiones, que dan un ritmo enérgico, y la voz característica del rock duro, que no es fácil de ejecutar; los coros de sus integrantes. Todos estos condimentos forjaron la noche y la identidad de Mad Dogs. Y es tal su entrega que no es descabellado atribuirles décadas de recorrido. Esa noche de domingo, su sonido fue fresco e impecable. Y luego de desmostrarlo por casi 40 minutos, se fueron ovacionados y no dejaron dudas sobre por qué le estaban abriendo a W.A.S.P.
arrollador encuentro, avalancha de hits
Tras unos minutos de espera y unos últimos ajustes en el sonido, sobre las 9:15 de la noche, aproximadamente, llegó el momento que todos estaban esperando. En el escenario, como una tromba, y como si los asistentes volvieran hace tres décadas en el tiempo, hicieron su aparición Aquiles Priester en la batería, Doug Blair en la guitarra líder, Mike Duda en el bajo y, por supuesto, el líder de la agrupación: el famoso Blackie Lawless en la voz y la guitarra rítmica.
El público estalló de júbilo, más aún porque iniciaron con algunos de sus más grandes éxitos musicales: "I Wanna be Somebody", "L.O.V.E. Machine" y "Flame", que lanzaron a la banda la fama a mediados de los ochenta en su primer álbum llamado también W.A.S.P. Algunos que desconocían qué canciones iban a interpretar, cantaron hasta las lágrimas los coros de estos himnos del heavy metal. Fue como regresar en el tiempo y escuchar este trabajo por primera vez.

Al ver la reacción del público, la banda nacida en Los Ángeles continuó rindiendo tributo a su tan aclamado primer álbum con más clásicos, interpretó la famosa "B.A.D.", posteriormente tronó "School Daze". La alegría de los asistentes fue notoria. Quienes crecieron escuchando la banda se deleitaban con un banquete de nostalgia y clásicos del álbum que, para muchos críticos y fans, es el mejor de su discografía.
Y la nostalgia no acabó ahí: "Hellion" encendió aún más el ambiente de noche bogotana; "Sleeping (In the Fire)", "On Your Knees", "Tormentor" y "The Torture Never Stops" también sonaron en el Royal Center. La banda interpretó, de principio a fin, su obra maestra homónima de 1984, W.A.S.P. Un clásico de clásicos. Blackie Lawless confesó que en 40 años de carrera nunca había apostado por tocar todo un álbum completo de principio a fin y que estaba contento de compartir este evento con sus seguidores en Colombia. Es más que obvio por qué esta gira se llama Album One Alive Tour.
No obstante, la noche y la banda californiana aún tenían más para ofrecer en este viaje en el tiempo. Después de interpretar su aclamado primer álbum siguieron con otro tributo: aparecieron imágenes de circos de principios del siglo XX, lo que dio inicio al sonido del álbum Inside the Electric Circus, de 1986; sonó la canción homónima y siguió "I Don’t Need No Doctor" (cover de Ray Charles y que también forma parte del disco mencionado). Este fragmento del concierto mutó hacia una especie de medley en el que se integró "Scream Until You Like It", canción de su sencillo homónimo de 1987.


Cada interpretación ratificaba la noche como un recorrido en una línea de tiempo de W.A.S.P.. Y en ese sentido, Lawless y su combo se guardaban más sorpresas. Pasaron de 1987 a 1989 con otro medley de los grandes éxitos de aquella época: el turno fue para "The Real Me", versión de la popular banda británica de rock The Who, y que W.A.S.P. volvió a popularizar décadas después en su álbum The Headless Children, del que también sonaron "Forever Free" y la homónima "The Headless Children". Definitivamente, todo fue un tributo a una década que guarda muchos recuerdos para quienes aman el rock.
Sin embargo, el rock and roll es rebeldía y romper libretos, y eso hicieron. Los músicos decidieron alterar el orden cronológico en el que venían interpretando sus clásicos; y decidieron regresar a 1985 para interpretar uno de los temas más esperados de la noche: "Wild Child", de su segundo álbum de estudio, The Last Command. La algarabía y el entusiasmo del público llegaron a su mayor punto. Una de sus canciones más famosas, todo un himno, tuvo efectos más potentes de los imaginados. Y para no dejar de lado este álbum, tras una noche de heavy metal y cerrar con broche de oro, finalizaron su avalancha con la popular "Blind in Texas", coreada a todo pulmón por el recinto entero. De esta manera, culminó una grandiosa noche para los seguidores, que supieron esperar a la banda después de casi seis años de ausencia.

Fue una noche de clásicos, en la que a lo largo de hora y media se conmemoró la época dorada de la banda, en un viaje en el tiempo y a la nostalgia viva.
W.A.S.P. no ha tenido que demostrar nada. Su marca de heavy metal y el hard rock es un universo, y muy pocos logran mantenerse con tanto ímpetu y consistencia en presentarla con contundencia. No todo el mundo salió feliz. Algunos afirmaron que la banda había quedado en deuda respecto a su sonido y otros detalles en lo que fue su primera presentación solitaria en el país, y espacio para mencionarlo también hay acá.
Independientemente de las opiniones, podemos decir con certeza que la banda cumplió con el objetivo de dar un excelente show, tener un buen sonido e interpretar canciones que nunca se habían escuchado en tierras colombianas. Los asistentes quedaron satisfechos, y, sin ninguna duda, más de uno asistiría a un show de la banda si esta regresara a Colombia para rockear como lo ha hecho durante tantos años.