Cine
‘El olvido que seremos’ ganó cinco categorías en los Premios Platino
La película colombiana ganó en 5 categorías: mejor director, mejor actor de película, mejor guion y dirección de arte, y mejor película iberoamericana de ficción.
La película colombiana, basada en el libro del mismo nombre, ganó en 5 categorías en los Premios Platino, llevándose incluso la estatuilla a mejor largometraje iberoamericano. Estos fueron los premios que se llevó: mejor director (Fernando Trueba), mejor actor de película (Javier Cámara), mejor guion y dirección de arte, y mejor película iberoamericana de ficción.
“Le pedí su bendición para hacer esta película”, manifestó el actor Javier Cámara, refiriéndose a Andres Parra, antes de protagonizar la obra. Cabe resaltar que la película logró 11 nominaciones, siendo la más opcionada y laureada de esta edición.
Cabe señalar que la película obtuvo el premio a Mejor Película Iberoamericana en los premios Goya y también estuvo en la selección del festival de Cine de Cannes. Fue nominada por Colombia a los premios Oscar y pasó por distintos festivales: San Sebastián, Roma, India y Miami.
Por otro lado, recientemente la película fue nominada en los Premios Ariel 2021, en México. Esta premiación es el mayor prestigio del cine en México, que se lleva a cabo anualmente desde 1947.
Esta película se basa en el libro del mismo título del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince. Libro en el que se cuenta la historia de amor del autor por su padre, quien fue asesinado en Medellín en 1987, una de las épocas más violentas de Colombia.
La película fue calificada por la prensa italiana como un “poema de dos horas” y apunta a ser una de las películas que mayor impacto generará internacionalmente. Esto, según la embajada de Colombia en Italia, gracias a su argumento, manejo de fotografía, script, musicalización y actuación.
Sobre la historia
‘El olvido que seremos’ puede dividirse en dos: por un lado, cuenta la vida y las anécdotas íntimas de una de esas familias colombianas que contagian cariño, humor y alegría de vida; por el otro, irrumpe la realidad de la nación, y el espectador es testigo de cómo el interminable ciclo de intolerancia y de violencia de Colombia apaga otra voz que buscaba construir comunidad.
El observador comienza a encariñarse con Héctor Abad Gómez cuando apenas arranca la película y lo conoce en su rol de padre y esposo. Lo ve enseñándoles a sus hijos –particularmente a su único hijo hombre– la importancia de la empatía, la bondad y el respeto, y de realizar acciones que ayuden a construir comunidad. Ve cómo su alegría y su humor llenan de vida a la familia Abad Faciolince, y cómo se convierten en el mejor ejemplo para aprender a agradecer lo que se tiene y a disfrutar cada momento.
El hilo narrativo lleva a que esa Colombia que se arma y que refleja lo mejor de la condición humana se tope de frente con aquella que se desarma y a que, en este caso, recurre a la violencia porque pareciera no querer entrar en diálogo con opiniones distintas, o quizá porque le tiene miedo al cambio.
Ese choque le hace sentir al espectador que el relato del hombre bueno adquiere el arco narrativo de la crónica de una muerte anunciada. En el amoroso y alegre hogar de los Abad Faciolince comienzan a oírse ecos del creciente rechazo de algunos sectores de la sociedad a las ideas y propuestas del médico que empieza a convertirse en figura pública.
En la película la frase es corta, pero lo suficientemente contundente como para recordarle al observador, quien comienza a temer los pasos agigantados de la Colombia que desarma, que El olvido que seremos también es el relato de un hijo que admira profundamente a su padre, que aprendió su lección de humanismo y que la cuenta para que los colombianos no la olviden.