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Esta es la nueva normativa de Wimbledon que favorecerá a las mujeres tenistas
Tras años de esperar, llegó el anhelado cambio que las mujeres estaban esperando en esta rama.
De no creer. Tras varios años de solicitudes en las que se pedía un beneficio simple, pero que a la larga brindaría apoyo al género femenino, por fin las autoridades de la disciplina deportiva lo aprobaron.
En pleno 2023, siglo XXI, las mujeres que practican esta rama debían acogerse a los reglamentos impuestos que, desde el inicio, favorecían a los hombres sin dar por sentado que las mujeres que ejercen esta disciplina también tienen el derecho de recibir apoyo cuando lo requieran, por el simple hecho de que su anatomía lo amerita. Quizá la oleada de feminismo que sacude hoy al mundo presionó un poco más, para que se recibiera la esperada noticia.
El torneo, que se impone ante los amantes del tenis, se celebra año a año, desde 1877, y lo acompañan tanto el Abierto de Estados Unidos, el de Australia como el Roland Garros en Francia. Competencias en las que, cada vez más, las mujeres han ejercido un importante protagonismo.
Este año, en Inglaterra la campeona individual de la rama femenina fue la tenista checa Marketa Vondrousova, cuando venció a la tunecina Ons Jabeur.
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Nueva regla en Wimbledon para las mujeres tenistas
Para favorecer los encuentros, este año se otorgó el cambio tan anhelado por las jugadoras y el mismo se trata del código de vestimenta o uniforme con el que las tenistas podrán competir de ahora en adelante para su comodidad y tranquilidad dentro de la cancha.
Cabe resaltar que desde 1963 la ropa con la que se les obligaba a participar a hombres y mujeres en este deporte tenía como requisito ser completamente blanca y que el reglamento lo estableció así pensando en que el mismo lograría que así los competidores de otros países pudieran diferenciarse de los de Estados Unidos, quienes por supuesto no tienen código de vestuario para las competencias.
Sin embargo, en vez de avanzar con la normatividad y generar inclusión, evolución y progresismo en la misma, durante el año 1995 se obligó a los deportistas de esta rama a que usaran un código de vestimenta único, con la finalidad de que el mismo permitiera que no existiera otro color diferente en la ropa de los tenistas participantes de Wimbledon. Y para acabar de completar, unos años después, durante 2014, exigieron que la ropa íntima y la suela de los tenis también fuera blanca.
Por fortuna para el género femenino, esta regla cambió y ahora podrán usar ‘shorts’ oscuros debajo de la falda o pantaloneta, con la finalidad de evitar todo tipo de incomodidad para ellas cuando tengan el periodo menstrual durante las competencias.
Es en este punto donde entró la desigualdad dentro del deporte, pues aunque para muchos era normal, para las mujeres representaba un obstáculo en la comodidad de sus cuerpos durante las competencias. Sin pensar en que esa incomodidad podría impedir o en su defecto desenfocar emocional o mentalmente a las competidoras, llevándolas a desconcentrarse en plena competencia y hasta perdiendo los partidos.
A pesar de que para algunos es tabú, para las personas más evolucionadas se normaliza hablar del tema y considerarlo importante y prioritario a tratar dentro de cualquier rama profesional, mucho más en la deportiva, donde los reglamentos de juego exigen a las mujeres llevar al extremo a sus cuerpos y anatómicamente requieren cuidado.
Durante muchos años se pidió el cambio en la normativa, debido a que una mancha menstrual en la ropa blanca incomodaría a las jugadoras, exponiéndolas en plena competencia y desconcentrándolas de su objetivo, ya que al estar vestidas de blanco, hasta la ropa interior, la mancha podría ser muy visible. Algunas jugadoras, incluso, llegaron a exponer su salud tomando píldoras para impedir la normal circulación del ciclo menstrual antes y durante el torneo, algo que claramente alteraría sus hormonas e impediría el normal desenvolvimiento en los torneos.
La junta directiva de los organizadores de Wimbledon dieron por sentada la aprobación de la nueva normativa que desde noviembre de 2022 empezó a instaurarse con la finalidad de generar mayor igualdad dentro del deporte.