Especial Colombia País de Oportunidades
¿Cuál es la fórmula para lograr un campo colombiano más próspero?
La agricultura y ganadería regenerativa podrían ser la respuesta. Además, evitan problemas ambientales como la deforestación y la degradación de los suelos, y garantizan la seguridad alimentaria.
La tesis de que las actividades agropecuarias están acabando con el medioambiente toma cada vez más fuerza. Y, al parecer, hay suficiente evidencia científica para sustentarla. En el caso de los sistemas agroalimentarios ganaderos, el reciente informe de la FAO, ‘Vías para reducir las emisiones’, afirmó que la ganadería aporta el “12 por ciento de todas las emisiones de GEI antropogénicas y cerca del 40 por ciento de las emisiones totales de los sistemas agroalimentarios”. Sumado a que esta actividad es uno de los principales motores de deforestación de la Amazonia y los bosques tropicales.
Ambientalistas, defensores de los derechos de los animales y científicos han sugerido que el mundo debe avanzar hacia un modelo económico en el que el consumo de proteína animal en sus distintas variedades se reduzca de manera considerable. Sin embargo, la misma FAO señaló que de los casi 8.000 millones de habitantes del mundo, 1.400 millones se dedican a la ganadería, es decir, el 17 por ciento. Y de esta cifra el 70 por ciento son personas con menores ingresos.
¿Cómo evitar que la ganadería reduzca su participación en la contaminación y la deforestación mundial, sin poner en riesgo el sustento de miles de millones de hombres y mujeres de bajos ingresos y, de paso, la seguridad alimentaria mundial? Un dilema similar también aparece con las actividades agrícolas, que, además de contribuir de manera importante a la emisión de gases de efecto invernadero, contaminan fuentes hídricas y degradan los suelos.
Frente a un mundo que no puede abandonar la ganadería y mucho menos la agricultura, en las últimas décadas han comenzado a tomar fuerza los modelos regenerativos. Se trata de una forma de mantener la producción de alimentos, reduciendo de manera drástica los efectos negativos sobre el medioambiente y especialmente sobre los suelos. ¿En qué consiste la agricultura y ganadería regenerativa y por qué se convierte en una oportunidad para el desarrollo económico del campo en Colombia?
Las actividades regenerativas en el campo son un conjunto de métodos y modelos de producir alimentos con un enfoque holístico o multifactorial que busca recuperar la capa orgánica o vegetal del suelo, proteger la biodiversidad, evitar la contaminación del agua y destrucción de sus fuentes, fortalecer los servicios ecosistémicos, estimular el almacenamiento de carbono en el suelo y aumentar la resiliencia al cambio climático.
José Antonio Piñeros, presidente de la Asociación Colombiana de Ganadería Regenerativa y de la Asociación Mundial de Ganadería Sostenible, precisó que esto “implica como primera medida la flexibilidad”. Es decir, que no existe una sola forma de llevar a cabo las actividades agrícolas agropecuarias amigables con el ambiente, sino que estas resultan de la observación del comportamiento de la naturaleza. “En ese sentido, lo que puede funcionar en una parte, posiblemente en otro lugar no”. Pese a la flexibilidad, existen prácticas que caracterizan esta nueva manera de entender las actividades productivas en el campo, entre las que se encuentra la reducción del uso de fertilizantes industriales y de herbicidas, y la conformación de sistemas en los que se combina bosques con cultivos y pastizales.
Al respecto, Claudia Martínez, directora ejecutiva de la Coalición para la Alimentación y Uso del Suelo (Folu), afirmó que “la particularidad con la agricultura regenerativa es que se trata de modelos que parten de conceptos y principios ecológicos para diseñar y manejar agroecosistemas. No hablamos de sistemas productivos, sino de entenderlos como ecosistemas en los que los insumos externos se sustituyen por procesos naturales que sacan provecho de las interacciones naturales entre elementos ecosistémicos”.
Impacto económico
Entender de esta manera la producción alimentaria trae consigo beneficios económicos no solo a los campesinos o ganaderos, sino a las finanzas de los países. Martínez explicó que en la agricultura existen costos ocultos asociados al daño del medioambiente, la salud de las personas y los conflictos sociales por el acceso a la tierra, que poco se tienen en cuenta a la hora de evaluar las ganancias o beneficios de las prácticas ganaderas y agrícolas dominantes. Si se toman estos costos ocultos el resultado es un déficit: “A nivel global –afirmó Martínez– estimamos que los sistemas alimentarios le cuestan al planeta 12 trillones de dólares, mientras que solo producen 10 trillones de dólares”. En un estudio de caso en el Valle del Cauca, Folu determinó que los costos ocultos de los sistemas alimentarios y de uso del suelo suman más de 3.000 millones de dólares al año, cifra que sobrepasa el valor financiero del sector agrícola del departamento.
Por otra parte, el concepto holístico de los modelos regenerativos no solo se refiere a entender y respetar los ciclos naturales, sino a promover prácticas económicas y sociales más justas hacia los pequeños y medianos productores agrícolas. Disney Baquero, médica veterinaria, cofundadora del Centro de Negocios Ganaderos, explicó que para que la ganadería y la agricultura regenerativa sean exitosas se necesita promover la asociatividad, la formalización empresarial y la capacitación. Es a través de estos mecanismos como los campesinos y ganaderos pueden obtener precios justos y reducir sus costos tanto en la producción como los ocultos.
En el caso de la ganadería, y por contradictorio que parezca, las prácticas regenerativas evitan la deforestación. “Además de conservar los bosques o de crear corredores biológicos con cercas vivas, al regenerar los suelos estamos evitando la expansión de la frontera agrícola en lugares como la Amazonia, porque no vamos a necesitar nuevas tierras para alimentar a nuestros animales”, afirmó Baquero.
Gestión adecuada del pastoreo
La salud de los suelos también es fundamental para reducir la emisión de gases de invernadero en la ganadería. Una buena gestión de los pastos y del pastoreo, que implica, entre otras cosas no utilizar herbicidas contra la mal llamada “maleza”, hace que las praderas capten CO2. De igual manera, Piñeros aseguró que unos suelos saludables permiten la rápida degradación del estiércol.
“En mis charlas siempre me gusta poner el siguiente ejemplo: con las vacas siempre va a haber estiércol y, por ende, siempre habrá escarabajos. Ustedes no saben el papel fundamental que esos animalitos cumplen en la degradación del estiércol y, por tanto, en la reducción de gases de efecto invernadero y en la fertilización de la tierra. El problema viene cuando utilizamos pesticidas y antiparasitarios industriales que matan a los escarabajos, ahí se corta un ciclo que termina contribuyendo al aumento de la contaminación y a la degradación de los suelos”.
En Colombia las prácticas regenerativas llevan poco tiempo de implementación, pero vale la pena decir que el país ha comenzado a crear todo un sustento normativo y legislativo. Un buen ejemplo es el Conpes 4129 de diciembre de 2023 que le apuesta a una agroindustria a partir “del desarrollo de la bioeconomía para la producción sostenible y regenerativa en la agricultura y la ganadería”. Sin embargo, todavía falta poner más empeño en su aplicación, en facilitar la capacitación y el acceso de financiación a los agricultores y ganaderos, en luchar contra fenómenos como el acaparamiento de tierras y en crear incentivos.
Ante la situación mundial en la que se habla del aumento de las amenazas para la seguridad alimentaria y frente a los retos sociales que enfrenta el campo colombiano, la agricultura y ganadería regenerativa son una excelente oportunidad para los campesinos, con miras a desarrollar una economía que beneficie al campo y al país, provea seguridad alimentaria y nos prepare para los efectos del cambio climático.