La creciente demanda de productos más seguros y sostenibles ha impulsado la adopción del clean beauty, un enfoque que promueve fórmulas responsables con la salud y el medio ambiente, consolidándose como un criterio de compra relevante en el mercado cosmético. Este movimiento refleja la preocupación por la contaminación, el aumento de enfermedades vinculadas al consumo de químicos y la pérdida de biodiversidad, lo que ha llevado a los consumidores a revisar etiquetas, indagar sobre el origen de los ingredientes y elegir productos que no comprometan el equilibrio ambiental.
Catalina Echeverri, CCO y cofundadora de Laboratorio IH, señala que “el consumidor ahora es cada vez más consciente de lo que es bueno para sí mismo y de lo que es bueno para el ambiente. Por eso, el concepto de clean beauty nos invita a utilizar productos con alto porcentaje de naturalidad, que no sean tóxicos y que tengan responsabilidad ambiental”. En este contexto, los laboratorios han reforzado la revisión de ingredientes y procesos, utilizando bases de datos internacionales como COSING (Europa) y la FDA (Estados Unidos) para garantizar transparencia y seguridad en sus formulaciones.

Laboratorio IH ha desarrollado más de 2.000 fórmulas y mantiene un portafolio activo de más de 120 productos con más del 80% de ingredientes naturales. La compañía proyecta lanzar 16 nuevas referencias bajo los principios del clean beauty para 2026, con el objetivo de reducir la huella ambiental en sus procesos de fabricación.
La filosofía del clean beauty no se limita a eliminar sustancias químicas, sino a crear fórmulas seguras, trazables y transparentes. Ingredientes como siliconas y parabenos, asociados a posibles efectos adversos sobre la salud capilar y riesgos cancerígenos, han sido sustituidos por alternativas biodegradables o de origen vegetal. Nuevas tendencias, como la belleza en barra y las fórmulas waterless, buscan reducir el consumo de recursos, mientras que productos de protección solar veganos y cruelty free registraron un crecimiento del 21% el último año, según la ANDI.
Este enfoque deja de ser una moda para convertirse en un estándar que combina calidad, responsabilidad y bienestar ambiental.










