Energía
Incluso importando más gas y usando la capacidad instalada, el país podría tener desabastecimiento, dice director de Fedesarrollo
Llegar a esa situación implicaría un aumento del 40 % en el costo del servicio público. La inflación subiría en 0,4 %.

En el próximo fenómeno de El Niño los aprietos de Colombia con el gas podrían ser graves. Las reservas de ese combustible, según las cifras más recientes, llegan a 2.373 gigapies, lo que equivale a una reducción del 50 % en la última década.
Esa abrupta caída tiene varias explicaciones, según Luis Fernando Mejía, director de Fedesarollo, uno de los conferencistas en el Congreso de Acolgen que se realiza en Bogotá.

“Hay temas estructurales y coyunturales”, manifestó Mejía, al señalar que hay una sumatoria de circunstancias que ejercen presión para que se dé la situación crítica
“En la actividad exploratoria, el factor de éxito es solo del 23 %, mientras que el promedio en el mundo es del 44 %”.
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A ello se le añade la incertidumbre en términos de inversión para un sector que tiene una fuerte carga tributaria en medio de cuellos de botella como los frenos que pone el tema ambiental a esta actividad.

En consecuencia, es evidente la disminución de la exploración, lo que, sumado a todas las demás variables que amenazan el gas, podría haber un desabastecimiento. “En 2024 los pozos sumaron 34, lo que es menos de una cuarta parte de lo que se exploraba a comienzos de la década cuando eran de 110-130 pozos”.
Momento crítico
El 2025 podría pasar de agache, pero a finales de 2026 y comienzos de 2027 se podría complejizar la situación si no se toman las medidas a tiempo. “Colombia va a tener que seguir importando gas para abastecer la demanda. Incluso importando y usando toda la capacidad instalada va a haber problemas de abastecimiento en 2027; en 2031 no habrá para abastecer al país”, dijo Mejía.

Riesgo de apagón
El entorno energético entonces no está para nada despejado. El riesgo de un apagón es inminente si se llega a tener de nuevo un fenómeno climático de sequía.
No en vano, la demanda de energía está en aumento, a un ritmo del 2,6 % anual, mientras que entre 2021 y 2024 solo entró el 21 % de la oferta esperada.
Los aprietos para garantizar el abastecimiento energético, según manifestó Mejía, no son asunto de ideologías, son realidades contundentes que hay que afrontar.