Energía

Colombia, sin gas propio: entre los retrasos del Gobierno y las apuestas millonarias de TGI y Ecopetrol

Ante el déficit de gas, que podría profundizarse en 2026, se empiezan a conocer iniciativas para enfrentarlo. Ecopetrol ya anunció una, y TGI explica su propuesta, cuya inversión es de 150 millones de dólares.

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18 de octubre de 2025, 6:49 a. m.
Jorge HenaoGerente general de TGI
Jorge Henao, gerente general de TGI. | Foto: CORTESíA

El pasado fin de semana se llevó a cabo el mantenimiento en la planta de regasificación de la Sociedad Portuaria El Cayao (Spec), en aguas al frente de Cartagena, que atiende la demanda de las generadoras de energía térmica de esa región. Lo que habitualmente es un proceso rutinario encendió las alarmas. Ante la imposibilidad de utilizar gas de la regasificadora, se priorizó el combustible nacional para las térmicas, a tal punto que, si por esos días hubiera faltado gas, el servicio para la industria habría sido racionado. De hecho, el procedimiento, que debía realizarse durante el puente festivo y concluir el martes, se extendió más de lo previsto y solo se reanudó el jueves, no sin antes enfrentar algunos contratiempos, como una interrupción automática del sistema eléctrico de la terminal.

Mientras tanto, a pocos metros de la regasificadora se desarrollaba la cumbre de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), en la que se analizaban los distintos escenarios y soluciones para enfrentar el déficit de gas que tiene Colombia.

El presidente de la ANH, Orlando Velandia, en entrevista con SEMANA, señaló que el déficit de gas es de 5 por ciento en los sectores esenciales. “Eso no es perder la autosuficiencia. No quiero subestimar el porcentaje, pero se le ha enviado el mensaje a la gente de que estamos echando mano de gas importado en porcentajes mayores”. Sin embargo, un empresario del sector afirmó que la situación es seria y muy crítica. En el evento se develaron dos iniciativas para importar gas en el corto y mediano plazo mientras se vuelven realidad proyectos estratégicos, como el de Sirius en el Caribe colombiano, que está a la expectativa de la licencia ambiental.

De materializarse el déficit de gas el año entrante, la industria sería la más afectada. El proyecto de TGI aprovecharía la infraestructura de Ballena, en La Guajira.
De materializarse el déficit de gas el año entrante, la industria sería la más afectada. El proyecto de TGI aprovecharía la infraestructura de Ballena, en La Guajira. | Foto: CORTESíA

Una de esas iniciativas es un proyecto en el terminal marítimo de Coveñas, que hará Ecopetrol. Ya se abrió el proceso para contratar el servicio de logística y regasificación de gas natural licuado, utilizando la infraestructura de Cenit. Esto incluye una unidad flotante de almacenamiento y regasificación (FSRU), el sistema de amarre para fijar la embarcación en la ubicación designada dentro del terminal y los sistemas de medición a través de las líneas submarinas. Y otro es el que viene socializando TGI, filial del Grupo Energía Bogotá, en La Guajira, en el área conocida como Ballena.

Al respecto, el presidente Gustavo Petro señaló en su cuenta de X: “Se rompe el monopolio privado de la importación del gas.” Como el precio del gas importado a precio de monopolio, por encima de precios internacionales, determina la tarifa de la energía eléctrica para toda Colombia, dada la agresiva fórmula tarifaria aún vigente, es necesario abrir la competencia en la importación del gas. TGI tendrá la opción de importar el gas por el puerto de Ballena. Esperamos bajar el precio del gas que ha tomado el camino de la especulación. También se abre el punto de Coveñas de Ecopetrol para la importación del gas.

El panorama del gas no es muy alentador. El gestor de mercado ha indicado que, para el segundo semestre del próximo año, el faltante alcanzaría los 117 millones de pies cúbicos al día y, de no desarrollar proyectos en 2026, podría subir a 220 millones de pies cúbicos al día, según la información y cálculos de TGI. En caso de materializarse este déficit de gas, impactaría directamente el sector industrial, que consume del orden de 150 millones de pies cúbicos al día. “Al tener un faltante de 117 millones de pies cúbicos al día, el 82 por ciento de esa demanda industrial se vería afectada en el segundo semestre del próximo año, es decir, 3.500 industrias. Es una afectación directa sobre prácticamente 340.000 personas que elaboran en estas industrias”, explicó Jorge Henao, gerente general de TGI.

El uso de gas natural vehicular ha crecido en el país como alternativa ante la volatilidad en el suministro de combustibles tradicionales. | Foto: GUILLERMO TORRES-SEMANA

Su propuesta consiste en maximizar y utilizar la infraestructura de la red nacional o de gasoductos existente, que en muy buena parte pertenece y maneja TGI directamente. Henao explicó que esta infraestructura tiene un punto de acceso, el origen, que está localizado en Ballena, La Guajira. “Este punto nos permite acceder al interior del país mediante un gasoducto de 580 kilómetros de longitud con siete estaciones de compresión.” Es un sistema que hoy funciona y está operativo. En la actualidad está utilizando el 20 por ciento de su capacidad, es decir, 60 millones sobre 300 millones de capacidad total hidráulica. “Si alimentamos directamente este punto, la solución es directa, es entrega inmediata para los colombianos.”

Se trata de un FSRU (un barco en aguas del Caribe, al frente de La Guajira) que se fondearía 20 kilómetros costa afuera sin necesidad de muelle. Y se conecta a la línea de flujo de Ecopetrol que permite entrar al sistema de Ballena. “Por este sistema podemos ingresar hasta 300 millones de pies cúbicos. Es una solución de magnitud que permite cubrir completamente el déficit que tendríamos entre 2027 y 2030.”

Ecopetrol dio su beneplácito para el desarrollo de la iniciativa. En efecto, aunque el ministro de Minas y Energía, Edwin Palma, le había dado un espaldarazo a la iniciativa de TGI, era necesario el guiño de Ecopetrol para el desarrollo del proyecto, no solo por la conexión: el barco estaría fondeado dentro del área de explotación de la Asociación Guajira. Esto permite procesar, tratar y transportar el gas. “Por esta razón no requiere un permiso ambiental, porque es una facilidad existente”, dijo Henao.

TGI cuenta con una reserva de exclusividad de una unidad flotante, que podría estar disponible al final de 2026 en Colombia. Pero, para que este proceso se geste, es necesario garantizar los contratos que aseguren la factibilidad de concretar esa embarcación. Son naves de 300 metros de eslora y 50 de manga que tienen periodos de fabricación de entre ocho y diez meses. “Es decir –indicó Henao–, la decisión final de inversión se debe tomar en las siguientes semanas para asegurar que efectivamente en diciembre de 2026 podamos tener esa embarcación en La Guajira e iniciar comisionamiento para entregar el gas en enero de 2027.” De hecho, una de las opciones es permitir que TGI comercialice gas, como sugirió el presidente Petro en su trino. Es un debate de años en la Creg que hoy vuelve a cobrar relevancia.

El proyecto de TGI tiene un presupuesto máximo estimado de 150 millones de dólares. Según Henao, la propuesta de valor, teniendo en cuenta que contratar a largo plazo cantidades suficientes permite conseguir mejores precios, es poder reducir el costo en 20 por ciento para las ciudades del interior del país. “El precio del gas importado está en 16 dólares por millón de BTU. Nuestra promesa de valor es reducirlo a entre 11 y 12 dólares.

El suministro de gas en Colombia enfrenta presiones por el aumento de la demanda y los retrasos en nuevos proyectos de importación. | Foto: ESTEBAN VEGA LA-ROTTA / SEMANA

Ahora están a la expectativa de una decisión clave: las resoluciones definitivas de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) para que la contratación a largo plazo se pueda ejecutar. Además, como advirtió Henao, tanto el proyecto de Coveñas como el de Ballena se complementan y no son excluyentes. Explicó que cada día la producción de los campos del piedemonte declina, “por eso, estos proyectos son complementarios.”

Parece una paradoja: mientras que el discurso del Gobierno es acelerar la transición energética, los proyectos de renovables no convencionales tienen retrasos significativos en su entrada en operación, y hoy el país, que hace un par de años era autosuficiente en gas, tiene que importarlo a mayores costos que el producido en Colombia.

Por el momento, ante la negativa del Gobierno a nuevas exploraciones y al desarrollo de fracking, son bienvenidas todas las iniciativas para garantizar un combustible vital para la competitividad del país. Valen todas las formas de lucha.