Este año la economía nacional se ha comportado mejor de lo previsto. | Foto: Getty images

PROYECCIONES

Con el vaso medio lleno, así se ve hoy la economía colombiana ¿por qué?

La nueva hoja de ruta fiscal muestra que el aparato productivo nacional puede ser más resiliente de lo que se creía. Se estarían separando el país político y el económico.

17 de junio de 2023

En los últimos cinco años, Perú ha tenido seis presidentes y recientemente un duro estallido social, dos factores que pondrían a tambalear a cualquier economía. No obstante, la actividad productiva del vecino país ha logrado separarse de su ambiente político y lleva varios años creciendo y desarrollando un fuerte sector exportador.

El resultado es que, pese a la alta rotación de jefes de Estado, Perú crece más que Colombia, tiene un mayor PIB per cápita, una menor inflación y unas finanzas públicas más sanas. Acá, con una crisis política menos severa, la economía siempre ha marchado al ritmo de la situación política, social y, por supuesto, de orden público. Sin embargo, este año parece haberse roto parte de esta correlación: aunque la incertidumbre política está al rojo vivo, el aparato productivo nacional y varios indicadores económicos presentan señales de resiliencia.

Esto se reflejó en el crecimiento de 3 por ciento del primer trimestre, cuando las expectativas eran más bajas debido a las mayores tasas de interés impuestas por el Banco de la República, y en la caída del precio del dólar (hoy por debajo de los 4.200 pesos), que en teoría se mantendría el resto del año. Al menos eso es lo que revela el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP), un documento que elaboran los técnicos del Ministerio de Hacienda y sirve como hoja de ruta de las políticas económicas del Ejecutivo.

Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda | Foto: guillermo torres-semana

Asimismo, Bonilla dijo que, aunque “recibieron un país altamente endeudado y un elevado volumen de intereses que se deben pagar entre 2024 y 2025”, mantendrán su compromiso de seguir reduciendo el déficit fiscal. Según sus cuentas, esa diferencia entre los ingresos y gastos de la nación será de 4,3 por ciento del PIB este año frente al 5,3 por ciento de 2022. “Este ajuste permitiría un equilibrio primario por primera vez desde 2019, apalancado en el mayor recaudo tributario tras la pasada reforma y gracias a los altos precios del petróleo, que llevarían a ingresos históricamente altos”. Vale la pena recordar que este año le entran a las arcas de la nación los impuestos generados por el sector de hidrocarburos el año pasado, cuando el crudo registró precios promedio por encima de 95 dólares el barril.

El Marco Fiscal de Mediano Plazo calcula una corrección de la inflación al cierre de este año, la cual quedaría en 9,2 por ciento. | Foto: istock

Precisamente, en la actualización de esta hoja de ruta se ajustó el valor con el que el Gobierno hace sus cuentas con el petróleo. Antes estimaba que el barril iba a estar este año en 94,2 dólares y ahora lo ve en 78,6. No obstante, se prevé una mayor producción petrolera al subir la estimación de un promedio diario de 743.000 barriles a 769.000.

También hay ajustes en la tasa de cambio promedio pronosticada para este año, que bajó de 4.758 pesos a 4.640, un precio que, sin embargo, está por encima de la cotización actual. Igualmente, aumentó la expectativa de inflación, pues se esperaba una corrección más rápida, con 7,2 por ciento al final de 2023, pero ahora creen que estaría en 9,2.

Más sinceros

Analistas como Felipe Campos, de la fiduciaria y comisionista Alianza, creen que con los nuevos supuestos el Gobierno se sincera un poco más al reconocer menores precios del petróleo, una reducción más tenue del déficit de cuenta corriente, un mayor nivel de inflación, un PIB que podría tener un mejor comportamiento al final del año y un déficit fiscal consistente con la regla fiscal. “Es relevante que se mantenga el mensaje de consolidación fiscal por parte de la administración. Es un punto clave para los inversionistas y los mercados”, opina Campos.

Su colega Juan David Ballén, de Casa de Bolsa, coincide en que es positivo que el Gobierno reafirmara su compromiso con cumplir la regla fiscal, pero señala que el desafío del país sigue siendo reducir sus déficits fiscal y de cuenta corriente, para lo cual serán determinantes las reformas que sean aprobadas.

Otra visión tiene Andrés Langebaek, del Grupo Bolívar, quien celebra el grado de detalle de este documento técnico, pero le preocupan algunos aspectos como las proyecciones de inflación para 2024, cuando se estima en 5,7 por ciento, lo cual significaría seguir aún lejos de la meta del Banco de la República del 3 por ciento y, por ende, implicaría tasas de interés altas por un tiempo más largo de lo que probablemente espera el Gobierno. “La consecuencia es una deuda más costosa para el Gobierno y para todos los colombianos”, explica.

Langebaek tiene otra preocupación más técnica relacionada con el mayor gasto que prevé este Gobierno, el cual ejercerá presiones importantes, pues pasa del 17,6 por ciento del PIB este año a 19,4 el entrante. “Privilegiar el gasto social frente a un ajuste más rápido del déficit fiscal tiene un costo para toda la economía. Si baja más rápido el déficit, se reduce el riesgo país y alivia los costos, permitiendo más adelante aumentar el gasto social”, precisa.

Tras conocer el MFMP, Carolina Monzón, del banco Itaú, cree que el proceso de consolidación fiscal ocurrirá de forma más lenta de lo que se preveía y el cumplimiento de las nuevas estimaciones dependerá de factores como el pago de intereses de la deuda, el proceso de desaceleración gradual de la economía y la forma como se incorpora el incremento en los precios de la gasolina y su impacto en la inflación.

El país político y el económico siguen muy atados en Colombia aún. Pero como bien lo explicó Renzo Merino, analista sénior de la calificadora Moody’s –la única que mantiene al país con grado de inversión–, a favor de esta nación juegan el manejo macroeconómico prudente y la fortaleza institucional. Las finanzas públicas todavía tienen mucho por mejorar, pero van en el camino para lograrlo.

Subsidio costoso

Uno de los datos reveladores del MFMP tiene que ver con el costo del subsidio a los combustibles, calificado como regresivo, pues les da más a quienes cuentan con más recursos para pagar la gasolina. Según estas cuentas, si ese subsidio se analiza por niveles de ingresos, el 10 por ciento más pobre recibe el 1,5 por ciento de esta ayuda y al 10 por ciento más rico le llega el 35,9 por ciento.