Especial Dólar y Criptomonedas
Dólar y criptomonedas, ¿por qué suben y bajan tanto?
Son múltiples los factores que hacen de estas monedas propensas a la volatilidad.
En las últimas semanas, el precio del dólar se ha estabilizado: luego de fuertes devaluaciones que acercaron su cotización a los 4.000 pesos a mediados de agosto, en los datos más recientes ha vuelto a negociarse alrededor de los 3.800. Este año abrió por encima de los 3.400 pesos, es decir, que hacia mediados de septiembre el peso se había devaluado año corrido, cerca de 11 por ciento.
El repunte que se dio en el precio del dólar, en su momento, correspondió a un renovado apetito por activos refugio en un contexto de incertidumbre por el avance de la variante delta.
Sin embargo, se ha debilitado por menores expectativas de que la Reserva Federal anuncie una moderación en su ritmo de compra de activos para los próximos meses y en la medida en que la incertidumbre en el mundo ha empezado a bajar. Las monetizaciones en dólares por la venta de ISA a Ecopetrol y los recursos de los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional (FMI), movimientos que suman unos 6.000 millones de dólares, ayudarían al ajuste del precio del dólar, sumados a los aumentos en la tasa del Banco de la República que favorecerían los flujos de portafolio.
Para Davivienda, el precio del dólar en el país seguirá presionado al alza, “pero los flujos de la Nación le pondrían un techo a la tasa de cambio alrededor de 3.950 pesos. En esa medida, recomendamos realizar compras de dólares para lo que resta de 2021 entre 3.650 y 3.730 pesos y aprovechar las subidas por encima de 3.910 pesos para vender”.
Tendencias
En Corficolombiana calculan que el precio del dólar cerraría el presente año en 3.620 pesos. Como explica José Ignacio López, director de estudios económicos de esta firma, podría repetirse la historia de finales del año pasado cuando en octubre el precio del dólar estuvo cerca de 3.800 pesos y cerró a un poco más de 3.400.
La era de las criptomonedas
Volatilidad es, quizá, la mejor palabra que define el comportamiento de los criptoactivos. En especial el bitcóin, que este año arrancó en un poco más de 29.000 dólares y al cierre de esta edición bordeaba los 45.000. Y alcanzó a tocar techos cercanos a los 63.000. Hoy estas monedas están en el radar no solo de inversionistas sino también de autoridades financieras de distintos países que buscan mecanismos para facilitar sus transacciones, y hacer legales y expeditas las operaciones.
El Salvador declaró el bitcóin como moneda de curso legal, mientras en otros como Ucrania se ha habilitado como medio de pago, y en Chile están perfeccionando el modelo para regular los servicios de intercambio de criptomonedas.
Colombia no se ha quedado atrás y la Superfinanciera avanza desde finales del año pasado en la estructuración de una arenera, para que en un ambiente controlado, distintas entidades inicien pruebas que se extenderán hasta finales de año. Mientras tanto, diferentes modalidades se usan para transar estos criptoactivos. Una de ellas son los stablecoins, que han tomado fuerza y buscan reducir la volatilidad de monedas virtuales, con tokens colateralizados con monedas de curso legal o cualquier tipo de activo, como explica Alejandro Beltrán, representante del exchange Buda.
También hay otros mecanismos para comprar criptoactivos: billeteras digitales, plataformas P2P –donde los usuarios pueden intercambiar criptomonedas directamente, realizar operaciones de compra y venta de monedas digitales, con la seguridad de que los activos quedan a resguardo hasta que se finalice la respectiva transacción– y los exchanges que hoy tienen la posibilidad de hacer un proceso de vinculación digital y conectarse con sus productos bancarios.