TRANSFORMACIÓN SOSTENIBLE
El boom de los bonos sostenibles
La emisión de bonos sostenibles puede ser clave para la transición a una economía de bajo carbono y la recuperación sostenible post-COVID.
El cambio climático (CC) ha dejado de ser solo un desafío ambiental. En la actualidad es un riesgo fundamental para el desarrollo sostenible y equitativo en nuestra sociedad, con un efecto desproporcionado en los mercados emergentes y su empleo y crecimiento.
Financiar la transición hacia una economía sostenible global es un desafío: para mantener la temperatura global por debajo de 2°C de calentamiento, se debe buscar el financiamiento de iniciativas y compromisos nacionales e internacionales. Tenemos una grande brecha en este sentido: alrededor de USD 500 billones[1] en financiamiento climático en un mundo con un PIB de USD 80 trillones[2] – y hasta USD 43 trillones en impactos esperados por el CC hasta 2100[3].
En esta línea, el mercado de inversión sostenible ha venido creciendo de manera constante durante los últimos años. Solo el 2020 la emisión global de bonos verdes, sociales y sostenibles creció un 32%, llegando a un récord de USD 491 billones[4].
Los recursos de este tipo de instrumento se destinan para financiar proyectos o actividades que posean impacto positivo en el medio ambiente, la sociedad - o ambos. Es posible incluso financiar los compromisos de mejora de desempeño socioambiental de su emisor.
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Para que un bono sea etiquetado como verde (impactos ambientales positivos), social (impactos sociales positivos) o sostenible (impactos ambientales y sociales), existen estándares internacionales que deben seguirse para su correcta emisión. Desde el International Capital Market Association (ICMA) se establecen los Principios que los emisores deben seguir para garantizar transparencia, exactitud e integridad de la información.
El aumento de la demanda de estos instrumentos está impulsando condiciones favorables en las futuras emisiones. Estas fomentan el establecimiento de mejores prácticas y reportes de impacto en materia de sostenibilidad, crean oferta de valor para los inversionistas actuales, posicionamiento de marca y atracción de nuevos inversionistas.
En cuanto al riesgo y retornos de los bonos sostenibles, según un estudio reciente del Instituto de Inversión Sostenible Morgan Stanley, entre el 2004 y 2018, los fondos sostenibles presentaron menor riesgo frente a los fondos tradicionales y un retorno mayor. En promedio, el retorno estuvo 0.8% por encima de los bonos tradicionales[5].
El panorama para el futuro de la inversión sostenible es prometedor. Aunque desde América Latina y el Caribe, las emisiones apenas conforman cerca del 3% del total de emisiones globales, la región ha tenido un aumento considerable, de un 60% entre el 2019 y 2020[6].
A la fecha, en Colombia ya se han realizado 16 emisiones (verdes, sociales o sostenibles), que suman COP 4.248.488 millones. Este número es alentador, sin embargo, comparado con otros países de la región como Brasil, que cuenta con 120 emisiones, podemos identificar que aún se trata de un tema incipiente en el mercado de capitales colombiano.
En este sentido, los gobiernos y gremios financieros, vienen trabajando en conjunto para fortalecer las inversiones sostenibles y reducir las brechas sociales y ambientales. Por ejemplo, en Colombia se está desarrollando una taxonomía de finanzas sostenibles, como la creada en la Unión Europea[7], que servirá de instrumento para ayudar a los agentes financieros y empresas a definir qué actividades son consideradas como tal.
Además, se ve una participación cada vez más diversa de inversionistas, favorecida por un incremento en las emisiones públicas de bonos sostenibles, y de emisores. Estos ya no son solamente instituciones financieras, sino también empresas. Hay también emisores públicos y privados y se espera el surgimiento mismo de emisiones soberanas.
América Latina y el Caribe actualmente es protagonista en la atracción de recursos para el financiamiento climático. Son varios los sectores, muy relacionados con los grandes retos en sostenibilidad que tiene el continente: energías renovables, eficiencia energética, infraestructura urbana sostenible y reducción de la deforestación
A su vez, el desarrollo de infraestructura de baja emisión de carbono y resiliente al clima, entre 2015 y 2030, requerirá una inversión de USD 6.2 billones anuales. Se espera una inversión de USD 2.6 trillones en financiamiento sostenible en Colombia, México, Brasil y Argentina, lo que representa importantes oportunidades para la región en los próximos 5 años[8].
Este escenario debe cambiar en el corto plazo, una vez que la agenda sostenible se ha intensificado en el mundo entero, dando mayor prioridad a hacer frente a la siguiente crisis mundial: la climática. Sin duda, las emisiones de bonos sostenibles jugarán un papel protagónico en contar con más inversión sostenible y será primordial que tanto el sector público como privado se encuentren preparados para esta era, enrumbada hacia la sostenibilidad.
Por Aura Moreno y Omar Avila*
*Respectivamente, Analista ASG y Consultor de SITAWI Finanzas para el Bien.
[1] Climate Policy Initiative.
[2] Banco Mundial.
[3] The Economist.
[5] Morgan Stanley
[7] Unión Europea
[8] IFC